El pastor Max Villatoro, arrestado hace unas semanas en Iowa, Estados Unidos, ya fue deportado a Honduras, según confirmó su esposa esta mañana.
'Ya lo deportaron, mi esposo está en Honduras', dijo entre lágrimas Gloria Villatoro, a la cadena Univisión. 'Anoche me había llamado por teléfono y me dijo que lo iban a mover. Pasaron las horas y no sabía nada, pero me acaban de confirmar la noticia', agregó.
Villatoro, un pastor de la iglesia menonita, fue detenido durante una masiva redada en la que las autoridades de Inmigración estadounidenses arrestaron al menos a 2,000 indocumentados que tenían antecedentes penales en ese país.
Sin embargo, el caso de Villatoro acaparó las noticias nacionales e internacionales porque reunía los requisitos para aplicar al plan migratorio emitido por el presidente estadounidense Barack Obama, el pasado 20 de noviembre.
Padre de cuatro hijos ciudadanos y residente en EUA desde hace más de veinte años, el pastor hondureño puso en jaque la acción ejecutiva migratoria impulsando a cientos de activistas pro-inmigrantes a realizar un llamado a Obama para que suspendiera su deportación.
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David Leopold abogado de Villatoro, lamentó el desenlace del caso y dijo estar 'muy preocupado' por otros indocumentados que enfrentan problemas similares a los de su cliente. “Es un gran problema, ya que afecta a millones de personas indocumentadas con familias estadounidenses, quienes serán tratados de la misma forma por la Administración”.
ICE Notification: “Good afternoon.This is to confirm that ur client Mr. Villatoro was removed 2 Honduras today.He has landed.Thank you”.
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Leopold agregó que la deportaciòn de Villatoro demuestra que ICE continuará 'utilizando su poder para destruir a más familias estadounidenses', y dijo que 'temo que lo peor está por venir'.
Horas antes de la deportación, cerca de 400 líderes de la Iglesia Menonita de Estados Unidos y el Clero Cristiano de diversas denominaciones, enviaron una carta al Gobierno de Obama en apoyo del pastor Max y su familia.
En la misiva, los firmantes pidieron al jefe de la seguridad de Estados Unidos, Jeh Johnson, y a la directora de ICE, Sarah Saldaña, “una reunión de emergencia sobre el caso del pastor Max” son la intención de ponerlo en libertad.