Ciudad de México.
Los Zetas, creados a finales del siglo pasado por militares de élite desertores, pusieron una especial marca de terror en la llamada 'guerra del narcotráfico' que ha azotado al país desde hace más de ocho años, en los que han sido asesinadas más de 80,000 personas.
La captura del narcotraficante mexicano Omar Treviño 'Z-42' por parte de las autoridades mexicanas representa un 'golpe al corazón' de los Zetas, afirmó este miércoles la directora de la agencia antidrogas de Estados Unidos, Michele Leonhart.
'Los Zetas representan lo peor en el crimen organizado global: violencia, intimidación, corrupción, y asesinatos bárbaros. El arresto de Treviño es un golpe al corazón de la estructura que lidera los Zetas', apuntó Leonhart.
Especialistas coinciden con la DEA en que el arresto del Z-42 si es un duro golpe contra el sanguinario cártel, sin embargo, aseguran que no desestabiliza la estructura de la organización criminal. De hecho, algunos creen que inició ya la sucesión del Z-42, un proceso que causará violencia como ha ocurrido tras la captura o asesinato de los líderes anteriores.
'El cartel se mantiene con vida porque no se ha tocado la red de protección política y empresarial que lo sostiene' aseguró el periodista Ricardo Raveli, autor del libro 'Zetras, la franquicia criminal' a la cadena BBC.
'No hay que ver esta captura como el exterminio de la organización, porque no se ve ningún escenario ominoso ni mucho menos de riesgo, simplemente son piezas que más tarde que temprano son relevadas para darle viabilidad al negocio, porque éste continúa', explicó.
 El Z-42 habría ofrecido una fiesta un día antes de su captura, según la prensa mexicana.
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Se trata de una estructura que opera en los estados que controlan o donde Los Zetas tienen presencia: Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, en el noreste; Veracruz, y Tabasco en el sureste así como Guanajuato, San Luis Potosí y Querétaro en la región central del país. En decenas de poblaciones de estos lugares el cartel tiene el apoyo de gobiernos locales, ya sea por amenazas o complicidad.
Además del tráfico de drogas, Los Zetas controlan bandas que secuestran y extorsionan a migrantes centroamericanos, tanto en el sureste como en las poblaciones fronterizas de Tamaulipas. También cobran cuotas a negocios de esclavitud sexual y bandas de piratería, controlan minas de carbón en Coahuila y extorsionan a dueños de casinos como ocurrió en Monterrey, Nuevo León.
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En conclusión, 'estos golpes no sirven para nada porque al final el negocio sigue, no importa quién esté al frente', asegura José Reveles, experto en temas de narcotráfico.
Si el Gobierno no hace el 'resto de la tarea' contra los cárteles, es decir, atacar el tema monetario, 'quitarles los millones, la complicidad de los municipios y las armas', no se logrará avanzar contra este mal, concluyó.
