'Hay que pedirles amablemente a los indocumentados que se vayan del país', dijo la semana pasada Jeb Bush, el tercero en su dinastía que busca llegar a la Casa Blanca para suceder a Barack Obama, aunque aún no ha oficializado su candidatura. Tras las polémicas declaraciones, al republicano le llovieron las críticas, que al parecer lo hicieron reflexionar.
Hoy, Bush parece haber tomado una postura distinta sobre los inmigrantes en Estados Unidos. 'El fenómeno de la inmigración representa una oportunidad para EUA y no una amenaza', aseguró el político, marcando así una clara divergencia con su Partido Republicano.
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Se estima que unos 11 millones de inmigrantes sin documentos viven en el país pero el Congreso, ahora controlado por los republicanos, se opone furiosamente a llevar adelante una completa reforma migratoria o implementar medidas ejecutivas anunciadas por Obama el año pasado.
Según Bush (hijo y hermano de ex presidentesestadounidenses), serán necesarias medidas para reducir desigualdades y alcanzar un crecimiento económico de 4% al año. 'Reformar un sistema (migratorio) obsoleto es una enorme oportunidad para EUA. Precisamos de jóvenes dinámicos que contribuyan a nuestra economía. No debemos tener miedo', afirmó.
Se trata del primer discurso público de Bush desde diciembre pasado, cuando anunció su decisión de analizar seriamente su candidatura a las elecciones presidenciales de 2016 por el partido Republicano.