Un centenar de alumnos y padres de la escuela rural Ayotzinapa, donde estudiaban los 43 jóvenes mexicanos posiblemente masacrados, irrumpieron por la fuerza en un cuartel militar de Iguala (sur), y fueron repelidos por uniformados con gases lacrimógenos.
Los familiares llegaron a Iguala poco después del mediodía para exigir que se les permitiera entrar a buscar a los estudiantes desaparecidos en el cuartel militar de la zona 27, a 191 km de la capital mexicana.
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Ante la negativa de los uniformados, tomaron por la fuerza un camión de una empresa de refrescos con el que rompieron una de las puertas principales del campo militar e ingresaron unos 20 metros, hasta que soldados y policías les impidieron continuar usando gases lacrimógenos y extinguidores para contenerlos.
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'Estoy verdaderamente encabronado (enojado) porque veníamos pacíficamente a pedirle a autoridades militares que nos permitieran ingresar para buscar a nuestros hijos porque nos dijeron que podían estar ahí', dijo Mario González, padre de uno de los estudiantes desaparecidos.
En los enfrentamientos, en los que cuatro personas resultaron con heridas no graves, los inconformes se replegaron y tomaron otro vehículo de cerveza cuyos envases vacíos fueron utilizados como proyectiles, mientras gritaban su acostumbrada consigna de 'vivos se los llevaron, vivos los queremos'.
Desde hace unas semanas los padres de los estudiantes presuntamente masacrados han dicho que tienen indicios de que militares, apostados en ese cuartel militar, tuvieron alguna participación durante la fatídica noche del 26 de septiembre en la que los jóvenes fueron brutalmente atacados por policías y supuestamente masacrados por un cartel de narcotraficantes según la versión de la fiscalía mexicana.