23/11/2024
12:01 AM

'Kiko' habló en exclusiva con LA PRENSA

Carlos Villagrán aclara los rumores de su distanciamiento con Chespirito.

San Pedro Sula, Honduras

Esta vez no nos acusó con su mamá. El intrépido Carlos Villagrán, mejor conocido mundialmente como Kiko, el niño consentido de doña Florinda en la vecindad del Chavo del 8, dialogó con LA PRENSA desde la Ciudad de México.

Un par de horas después de haber participado en los actos fúnebres de Chespirito en Televisa San Ángel, se le “chispoteó” y nos compartió sus sentimientos por la muerte del que fue su gran amigo y productor Roberto Gómez Bolaños, algo que no le “simpatiza”.

También nos confesó que nunca hubo problemas legales con Gómez Bolaños, pero sí un evidente distanciamiento por culpa de un “chusma”.

Algunos medios mexicanos aseguran que esta división pudo haber sido ocasionada por un “conflicto de amor” con Florinda Meza, pues la televisora para la que trabajaban aparentemente lo despidió para dejarle el camino libre al ya desaparecido Chespirito, ¿Qué cosas no?

Carlos, saludos desde San Pedro Sula, Honduras...

Inmediatamente cambia de voz y dice: “¿Cómo estás chusma?, un abrazo grande hasta la bella Honduras, -Regresa a su voz natural-.

¿Cómo está anímicamente tras el fallecimiento de Chespirito?

En términos generales, ya todos estábamos esperando la noticia, pero no deja de ser lamentable y doloroso. La muerte de Roberto es un dolor muy grande, deja un vacío irremplazable. Él estaba muy mal ya. Antes de su muerte lo habían hospitalizado varias veces y a través del su hijo nos enteramos de que había regresado a su casa solo para su descanso y pues tarde o temprano iba a fallecer.

¿Tuvo conocimiento de cómo fueron los últimos momentos de la vida de Roberto Gómez Bolaños?

Sus últimos minutos, semanas y meses los pasó postrado en una silla de ruedas con un respirador artificial. Considero que sufrió mucho y el descanso es oportuno, le llegó en este momento, es una bendición de Dios y ya está con Él.

¿Cómo se enteró de la muerte de Chespirito?

Estaba en San Antonio, Texas, Estados Unidos, y yo había dejado curiosamente el teléfono en la camioneta. Fui a una tienda a hacer compras y lo dejé como seis horas. Al regreso ya tenía yo como 100 llamadas perdidas y presentí que algo pasó. Luego me llamó un señor de Televisa para entrevistarme y allí me preguntó: “¿No te enteraste?, -yo le pregunté- ¿De qué?, me respondió: “murió Chespirito” y se me heló la sangre. Allí tuve que dejar el choche en el aeropuerto de San Antonio, tomé dos aviones y llegué en taxi al lugar adonde estaba. Afortunadamente estaban en la misa, con el cuerpo presente y me sentí bien, en paz, claro con el dolor y los sentimientos respectivos, pero sobre todo con la tranquilidad de saber que debía estar allí, en ese momento.

¿Cómo fue su reencuentro con doña Florinda en el funeral?

No hubo reencuentro, ni nada por el estilo, ni para atrás ni para adelante. Yo me acerqué como toda persona a darle el pésame y decirle: “te acompaño en tu dolor”, le di el abrazo que salió publicado luego al hijo que me agradeció la presencia. Todo se desarrolló en un ambiente muy lindo y de mucho respeto.

¿Cómo queda la relación con ella después de la muerte de Chespirito?

Pues no sé. Ella iba muy dolida y muy mal, creo que se sentía hasta mareada de tantas cosas que pasó durante ese día. Se ve que la maneja la gente de su seguridad.

¿Cuál anécdota es la que más recuerda que tuvo con Chespirito?

Uy, son muchas. En el programa siempre nos atacábamos de la risa todos a tal grado que llegamos a ser una familia muy compenetrada. Algo que siempre recuerdo es cuando un tipo en un determinado país se le acercó a decirle: “Perdóneme, señor Bolaños, pero su programa no me gusta”, a lo cual inmediatamente Roberto contestó: “Fíjese qué coincidencia, a mí tampoco me gusta, pero qué vale su opinión y la mía contra la de millones”. Eso se me quedó grabado por la diplomacia y rapidez que salió del problema.

¿Cuál es la mejor enseñanza que le deja Roberto Gómez Bolaños?

Yo creo que todos nos enseñamos a todos. Pero el profesionalismo de Roberto era impresionante. Cuando grabábamos, todos lo tratábamos de señor, pero cuando terminábamos el trabajo, nos tratábamos como amigos, íbamos a comer y todo.

¿Se arrepiente del distanciamiento que tuvo con el señor Bolaños?

No. Yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi carrera. Le doy gracias a Dios de la oportunidad que tuve de llegar a la misa, estoy tranquilo porque despedí a mi amigo, porque pude hacer este programa, por el personaje, por el privilegio de hacer reír a la gente con el personaje de Kiko.

¿Cómo está su relación con los demás miembros de la vecindad?

No los veo. De repente me encuentro con la Chilindrina, y nos escribimos para salir a comer, pero resulta muy difícil por vivir en diferentes ciudades, además por el tiempo que ha pasado, ya casi no hay relación.

¿Cuál fue el problema con Chespirito? ¿pleito legal con él?

No. Quien tuvo ese pleito fue la Chilindrina. Mi problema fue con Emilio Azcárraga (presidente de Televisa), quien me pidió que hiciera un programa sin cachetes y no acepté. Parece que no le gustó y salí. Fui a vivir ocho años a Venezuela, ocho a Argentina, y gracias a Dios tengo trabajo ahora.

¿Qué planes tiene como Kiko ahora?

Tengo muchas propuestas para volver a trabajar en Brasil y varios países de Sudamérica.

¿Qué mensaje les manda a todos los hondureños que desde muchos años atrás lo admiran?

Cambia de nuevo su voz. Queridos amigos de Honduras ¡cállense que me desesperan! y escúchenme, ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!, que su país salga adelante y la Selección siga muy fuerte. ¡Sean felices!, porque si lo son, sí me simpatizan!