El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió este jueves un sistema 'más justo' para que millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país puedan resolver su situación sin tener miedo de la deportación.
'Tomaré medidas para administrar responsablemente la situación de los millones de inmigrantes indocumentados que viven en nuestro país', dijo Obama durante un discurso de unos 15 minutos pronunciado en la Casa Blanca.
Todas las personas que reúnan una serie de requisitos tendrán la posibilidad 'de presentar una demanda para permanecer en el país temporariamente, sin miedo de deportación'.
Esos inmigrantes podrán así 'salir de la sombra y ponerse al día con la ley', señaló el mandatario.
Las nuevas medidas, apuntó, 'no se aplican a las personas que han ingresado al país recientemente' ni a las que vengan en el futuro, y tampoco garantiza la ciudadanía estadounidense. 'Todo lo que estoy diciendo es que no te deportaremos', agregó.
El histórico conjunto de medidas representa un alivio en el corto plazo para casi la mitad del enorme contingente estimado en 11,2 millones de inmigrantes no autorizados que residen en Estados Unidos.
Amplio abanico de medidas
La parte más importante del programa de Obama es la que brinda a indocumentados que tengan hijos con nacionalidad estadounidense o con permiso de residencia la posibilidad de legalizarse, a fin de obtener un permiso de trabajo temporal y evitar la deportación.
Unos cuatro millones de inmigrantes indocumentados podrían regularizar su situación sólo con esta medida, según la Casa Blanca.
Obama también anunciará la flexibilización de los criterios para el programa Acción Diferida para Llegados en la Niñez (DACA, en inglés), originalmente adoptado en 2012, para aumentar la cantidad de beneficiarios.
Originalmente, el DACA ofrecía una vía de regularización a jóvenes nacidos después de 1981 y que hubieran llegado a Estados Unidos antes de junio de 2007 con 16 años de edad o menos.
De acuerdo con la Casa Blanca, el nuevo paquete remueve el tope de edad para solicitar el beneficio, y mueve la fecha máxima de ingreso al país de junio de 2007 a enero de 2010.
El conjunto de medidas contempla también un refuerzo de la seguridad fronteriza, con el fortalecimiento de las agencias encargadas de esa tarea.
Obama igualmente estampó su firma en instrucciones para agilizar la emisión de permisos de trabajo a trabajadores especializados que ya estén en proceso de legalización, así como a sus cónyuges.
Al mismo tiempo la Casa Blanca creó un Grupo de Tareas para Nuevos Estadounidenses, que se concentrará en 'estrategias federales para integración de inmigrantes'.
En uno de los aspectos críticos del paquete de medidas, aquellos inmigrantes que ya estén con un proceso de deportación en marcha podrán beneficiarse de las nuevas medidas, informó la Casa Blanca.
'Por más de 200 años nuestra tradición de dar la bienvenida a inmigrantes de todo el mundo nos ha dado una enorme ventaja sobre otras naciones (...). Es lo que ha definido nuestro carácter', aseguró Obama.
'Somos y seremos siempre una nación de inmigrantes. Nosotros también fuimos extranjeros una vez', recordó.
Airada reacción
Representantes del opositor Partido Republicano reaccionaron casi de inmediato este jueves, alegando la 'ilegalidad' de las iniciativas de Obama.
'No es así cómo funciona nuestra democracia', dijo el presidente de la Cámara de Representantes, el Republicano John Boehner. 'El presidente ya ha dicho que no es un rey ni un emperador, pero se comporta como tal', añadió.
A su vez, el senador Republicano Lindsey Graham adelantó: 'Trataré de bloquear todas esas medidas. Las cuestionaremos en la justicia'.
En tanto, el ultraconservador senador republicano Ron Paul, llamó a esa cámara del Congreso a adoptar una resolución que repudie el proyecto presidencial como ilegal, lo que abriría las puertas a un cuestionamiento judicial de las medidas.
La adopción de una completa reforma de todo el sistema migratorio era una promesa central en la campaña de Obama para su reelección, en 2012.
La propuesta motivó entonces una movilización pocas veces vista de la comunidad hispana en Estados Unidos, que resultó fundamental para que Obama consiguiera un segundo mandato.
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