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Uribe y Santos aplazan su cita por la paz ante una nueva revelación de secretos

  • 21 octubre 2014 /

Las distancias entre ambos se ampliaron hoy tras conocerse que cuatro cabecillas de las FARC recibieron autorización gubernamental para que vayan a La Habana, sede de los diálogos.

Bogotá, Colombia.

El expresidente colombiano y actual senador Álvaro Uribe respondió hoy con nuevas revelaciones confidenciales sobre los diálogos entre el Gobierno y las FARC a la invitación que le hizo su sucesor, Juan Manuel Santos, a reunirse para sumar esfuerzos por la paz del país.

Las distancias entre ambos se ampliaron hoy con cuatro alias, los de 'Pacho Chino', 'Walter Mendoza', 'Matías' y 'Leonel', cabecillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a los que se les ha concedido autorización gubernamental para que vayan a La Habana, sede de los diálogos, según desveló Uribe.

La misión de este grupo es preparar la Comisión de Fin de Conflicto, es decir, la implementación del ansiado postconflicto, y aunque no es el primer caso de autorización de viaje a guerrilleros sobre los que pesan órdenes de capturas vigentes, la polémica ha vuelto a saltar por obra de Uribe.

'A uno lo que le preocupa es que aquí aumentan la violencia y en lugar de capturarlos lo que hace el Gobierno es suspender las operaciones y sacarlos a Cuba', declaró Uribe, jefe de la oposición a Santos y fuerte crítico del proceso de paz.

El exmandatario y senador del Centro Democrático aseguró además que, con motivo de esta autorización, operaciones militares contra las FARC en los departamentos de Cauca (suroeste) y Chocó (oeste) se han paralizado.

Uribe reveló hoy los detalles, que según fuentes oficiales solo están en poder de los servicios de inteligencia y el Ministerio de Defensa al tratarse de datos confidenciales, pero a los que, de alguna forma, el expresidente que gobernó entre 2002 y 2010, tuvo acceso.

'He tenido varias informaciones desde el sábado', aseguró el ahora senador.

Así las cosas, un tupido velo se ha deslizado sobre la invitación ayer de Santos, que propuso a su exjefe, del que fue ministro de Defensa, reunirse y hablar 'con criterio patriótico' de la paz que se negocia desde hace casi dos años en La Habana.

El guante arrojado por el presidente fue visto como una gran oportunidad para forjar una unión política con voluntad por acabar con más de medio siglo de conflicto armado, pero ahora salta por los aires para retornar a las enciclopédicas desavenencias entre ambos.

Santos se convirtió en jefe del Estado en 2010 con el apoyo de Uribe, de quien luego se distanció hasta situarse en orillas contrarias.

'Yo estoy más que dispuesto a reunirme con el senador Uribe, con el Centro Democrático, para discutir todos estos temas, con criterio patriótico, con miras a lograr una buena paz para todos los colombianos', aseguró Santos.

Era el último intento por acercar posturas tras una tensa semana en la que Uribe acusó a su sucesor de 'claudicar' ante la guerrilla.

El Centro Democrático presentó el viernes un documento en el que concluye que los tres preacuerdos a los que han llegado los negociadores de paz del Gobierno y las FARC, referidos a propiedad de la tierra, participación política y drogas ilícitas, son 'capitulaciones' ante esa guerrilla.

El uribismo consideró que mediante 'acuerdos arbitrarios de las FARC' se producirá 'sin indemnización' la expropiación de terrenos, que se está preparando 'una reforma electoral al gusto del terrorismo' y que, en materia de drogas, 'se estaría legalizando en Colombia la más grande operación de lavado de activos que jamás haya tenido ocurrencia en el territorio nacional'.

A la espera de que llegue otro documento en respuesta, que redactará el equipo negociador del Gobierno en Cuba, Santos calificó de 'irracionales' estas críticas apenas dos días antes de invitar a una reunión a Uribe.

Y es que, al margen de la paz, ambos están condenados a entenderse, pues el Centro Democrático representa aproximadamente el 20 % del Senado y las alianzas son vitales, como se demostró el pasado jueves en la aprobación de los presupuestos generales para 2015, cuando el apoyo del uribismo permitió sacar adelante la votación.