Decenas de miles de manifestantes concentrados en la cairota plaza Tahrir recibieron hoy con rabia y tristeza el discurso del presidente egipcio, Hosni Mubarak, quien reiteró su decisión de favorecer una transición pacífica del poder.
La indignación e incluso los llantos sucedieron al silencio durante todo el mensaje del mandatario, retransmitido por una gran pantalla colocada en la plaza, epicentro de la revuelta popular que comenzó el pasado 25 de enero..
Cientos de personas continúan entrando en la plaza, donde la gente canta 'Hemos conseguido echar a Mubarak', según pudo constatar Efe.
En la plaza hay una gran atmósfera festiva y en los alrededores hay muchos coches tocando la bocina.
A diferencia de otros días, en los que había un férreo control militar para entrar a Tahrir, hoy había sólo una barrera de soldados en su principal acceso, el puente Qasr al Nil, y los únicos que cacheaban y pedían a los manifestantes sus pasaportes eran voluntarios civiles.
Mostrando su decepción y su ira, la multitud que desde hacía horas abarrotaba el epicentro de la protesta en espera del discurso de Mubarak explotó en violentos gritos de '¡Vete, vete!' y 'Te vamos a enterrar bajo tierra'.
El aire se impregnaba de agresividad en la plaza Tahrir y empezaron a oírse llamamientos entre la multitud a dirigirse al palacio presidencial y sacar a Mubarak de allí por la fuerza, haciendo temer una escalada de la violencia.
En un esperado discurso televisado, Mubarak, enfrentado desde hace 17 días a una rebelión que exige su renuncia inmediata, afirmó que participará en la transición política hasta las elecciones presidenciales de septiembre, aunque anunció que delegará poderes al vicepresidente Omar Suleimán, sin precisar cuáles.
Dijo asimismo que está determinado a vivir y morir en Egipto, desalentando a los que esperaban que se exiliase en el extranjero dejando vía libre a las reformas democráticas.