Sao Bernardo do Campo, Brasil
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se entregó este sábado a la policía, para empezar a cumplir una pena de más de 12 años de cárcel por corrupción.
Lula, de 72 años, salió a pie del Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, en el estado de Sao Paulo, donde estaba atrincherado desde el jueves, para subir a un vehículo de la Policía Federal, que partió escoltado por una caravana de otros autos, mostraron imágenes aéreas de TV Globo.
Vea: Las caras de Lula en sus últimas horas de libertad
El convoy se dirigió hacia el aeropuerto de Congonhas; desde allí, Lula debía ser trasladado a Curitiba, a menos de una hora de vuelo, donde pasó su primera noche en una celda especial de 15 metros cuadrados, con baño privado.
Previamente, unas decenas de simpatizantes de su fuerza política, el Partido de los Trabajadores (PT), le habían impedido salir de la sede del sindicato, dando lugar a tensas escenas.
El anuncio de su detención fue recibido con bocinazos en barrios de Sao Paulo y de otras ciudades brasileñas.
Antes participó en una misa en memoria de su esposa fallecida en febrero de2017. Lo acompañó Dilma Rousseff.
|
Lula anunció su intención de entregarse unas horas antes, al final de una misa frente a la sede sindical, en memoria de su esposa fallecida el año pasado.
El expresidente fue condenado como beneficiario de un apartamento ofrecido por la constructora OAS a cambio de facilidades de contratos en Petrobras.
“Voy a cumplir la orden de cárcel... y cada uno de ustedes se transformará en un Lula”, afirmó el exmandatario de izquierda (2003-2010), que se proclama inocente, desencadenando un clamor unánime de “¡Soy Lula! ¡Soy Lula!”.
“Moro mintió al decir que esa apartamento era mío”, clamó, y atribuyó su condena al propósito de evitar el regreso de la izquierda al poder en las elecciones de octubre, para las que aparece como favorito en los sondeos.
“Hace mucho tiempo que soñé que era posible gobernar este país incluyendo a millones de personas pobres en la economía, en las universidades, creando millones de empleos”, proclamó, antes de ser sacado en andas del camión de sonido sobre el cual se había improvisado una capilla.
El PT, que ha sufrido su más duro golpe desde que Lula lo fundó en 1980, anunció que ahora la “resistencia” será mayor.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva al momento de abandonar la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo en medio de un tumulto para entregarse a las autoridades.
|
La presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, convocó a toda la militancia de izquierdas a “ocupar” Brasilia y Curitiba, hasta que Lula deje la prisión. “Ahora mismo comenzamos la campaña. Vamos para Curitiba, vamos para Brasilia, vamos acampar allá hasta conseguir la liberación del compañero Lula”, dijo Hoffmann a las puertas del mismo sindicato donde estaba atrincherado el expresidente.
Según Hoffmann, la militancia del PT acampará “desde el domingo [hoy]” en Curitiba y mañana hará lo mismo en Brasilia, para exigirle “la libertad de Lula a los magistrados golpistas de la Corte Suprema”.
La detención de Lula es un nuevo capítulo de la crisis política brasileña, marcada por la destitución de Rousseff en 2016 y por una ola de acusaciones de la Operación Lava Jato, liderada por Moro, que destapó una gigantesca red de sobornos enquistada en el aparato estatal.