Bariloche.
El presidente Donald Trump y el secretario de Estado Rex Tillerson trataron el viernes, en discursos separados, los temas del tráfico de drogas y de los migrantes en la frontera con México.
Pero la diferencia notable en el tono usado por uno y otro hace que muchos se pregunten, ¿quién habla en nombre de Estados Unidos? En una reunión con guardias fronterizos en Virginia, Trump pidió endurecer las medidas para frenar a los que “penetran desde El Salvador, Guatemala, Honduras, México y de todas partes”.
Tillerson, en cambio, en México, la primera etapa de su gira latinoamericana, conversaba sobre los esfuerzos compartidos para enfrentar el crimen organizado a ambos lados de la frontera. En el Centro Nacional de la Guardia Fronteriza, Trump escuchó sobre la cooperación con los países latinoamericanos para combatir el tráfico de drogas y el paso de migrantes clandestinos. Pero su respuesta fue mordaz: “¿Qué hacen México y Colombia y los demás países? Nada ¿De verdad piensan que lo intentan? Inundan de drogas a nuestro país y se ríen de nosotros”.
De manera explícita, vinculó a las bandas del narcotráfico en EEUU con los migrantes que cruzan por la frontera con México y aseguró que ese es el motivo por el cual busca reformar la ley migratoria. Las contradictorias declaraciones de ambos sugieren que las diferencias de tono en sus discursos no se reducen a un simple juego del policía bueno y el policía malo.
Un funcionario de EEUU que acompaña a Tillerson en esta gira comentó en el avión que lo llevó hasta Argentina que las declaraciones del presidente “no ayudan”.
El presidente Donald Trump y el secretario de Estado Rex Tillerson trataron el viernes, en discursos separados, los temas del tráfico de drogas y de los migrantes en la frontera con México.
Pero la diferencia notable en el tono usado por uno y otro hace que muchos se pregunten, ¿quién habla en nombre de Estados Unidos? En una reunión con guardias fronterizos en Virginia, Trump pidió endurecer las medidas para frenar a los que “penetran desde El Salvador, Guatemala, Honduras, México y de todas partes”.
Tillerson, en cambio, en México, la primera etapa de su gira latinoamericana, conversaba sobre los esfuerzos compartidos para enfrentar el crimen organizado a ambos lados de la frontera. En el Centro Nacional de la Guardia Fronteriza, Trump escuchó sobre la cooperación con los países latinoamericanos para combatir el tráfico de drogas y el paso de migrantes clandestinos. Pero su respuesta fue mordaz: “¿Qué hacen México y Colombia y los demás países? Nada ¿De verdad piensan que lo intentan? Inundan de drogas a nuestro país y se ríen de nosotros”.
De manera explícita, vinculó a las bandas del narcotráfico en EEUU con los migrantes que cruzan por la frontera con México y aseguró que ese es el motivo por el cual busca reformar la ley migratoria. Las contradictorias declaraciones de ambos sugieren que las diferencias de tono en sus discursos no se reducen a un simple juego del policía bueno y el policía malo.
Un funcionario de EEUU que acompaña a Tillerson en esta gira comentó en el avión que lo llevó hasta Argentina que las declaraciones del presidente “no ayudan”.