Confesar un asesinato públicamente y un pasado violento no es algo propio del gobernador de un país, pero a Rodrigo Duterte, el presidente de Filipinas, poco pareció importarle cuando aseguró haber matado a una persona durante su adolescencia. Lo dijo sin pena y sin asomo de culpa.
Fue un discurso incendiario para defender su guerra contra la droga, al margen de una cumbre internacional que se celebra en Vietnam.
En estas declaraciones ante la comunidad filipina de la ciudad vietnamita de Danang, Duterte también amenazó con “abofetear” a Agnès Callamard, enviada especial de la ONU sobre las ejecuciones sumarias o arbitrarias. Además trató de “hijos de p...” a los que critican su campaña de represión contra el tráfico de droga.
“Cuando era adolescente entraba y salía de la cárcel. Estaba en peleas aquí, en peleas allá”, afirmó el mandatario filipino, en una alocución en Danang, donde participa en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, en la que también están los presidentes Donald Trump, de EUA, y Xi Jinping, de China.
“Con 16 años maté a alguien, una persona de verdad, una pelea, puñaladas, solo tenía 16 años, fue por una simple mirada. ¿Cuánto más ahora que soy Presidente?”.
Duterte (de 72 años) fue elegido en 2016 tras prometer que erradicaría el narcotráfico en el país eliminando a 100,000 presuntos traficantes o toxicómanos.
Desde su llegada al poder, hace 16 meses, la Policía anunció haber abatido a 3,967 personas, otras 2,290 personas fallecieron en casos vinculados a la droga, otras miles perdieron la vida en circunstancias no clarificadas, según cifras de la Policía.
El próximo martes 14 de noviembre se celebra en Manila, la capital filipina, la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Entre los asistentes figura el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien invitó en mayo a Duterte a visitar la casa Blanca tras una “amistosa conversación” telefónica.