Las Vegas, Estados Unidos.
Estados Unidos lloraba ayer a las decenas de víctimas de la peor masacre en su historia reciente, mientras las autoridades investigaban qué motivó a un contador jubilado de 64 años a disparar contra miles de personas en Las Vegas.
El presidente Donald Trump calificó a Stephen Paddock, autor de la matanza que deja 59 muertos y casi 530 heridos, de “enfermo” y “loco”, mientras que el comisario de la ciudad, Joseph Lombardo, lo catalogó de “lobo solitario” y “psicópata”.
Más allá de diagnósticos, los investigadores quieren entender cómo este estadounidense blanco sin antecedentes criminales terminó con un vasto arsenal con el que abrió fuego el domingo desde una habitación de hotel en el piso 32 contra un concierto de música country al aire libre.
Varias vigilias se realizaron en solidaridad con las víctimas en Las Vegas, mientras la sombría lista con los nombres de las víctimas era divulgada en la prensa: una maestra de preescolar que se casó con su amor de infancia, una enfermera, una porrista, un policía... “Hemos identificado a todas (las víctimas) menos a tres”, dijo Lombardo a periodistas.
Héroe en la tragedia
“No morirás esta noche, te lo prometo”: Bruce Ure salvó a tres personas gravemente heridas, pero asegura ser un héroe común, como tantos en medio de la peor matanza de la historia reciente del país.
A pocos metros del hotel casino Mandalay Bay, flores, globos rojos en forma de corazón y velas encendidas rendían ayer homenaje a los muertos.
El área aún estaba bloqueada para permitir que la policía federal ( FBI) buscara pistas, bajo el escrutinio de muchas cámaras de televisión. Por encima de ellas, se podía ver la ventana abierta del piso 32, donde el tirador apuntó a la multitud.
“Estábamos tras bastidores, en la sección más cercana al Mandalay Bay”, dijo Ure, subcomisario de policía de la ciudad de Seguin, en Texas. Ure había viajado a la meca del juego y el entretenimiento para asistir al festival “ Route 91 Harvest” y aún tenía la cinta de espectador VIP en su muñeca derecha. “De repente, creí oír petardos, y luego escuché el suelo estallar a nuestro alrededor. Como en los ‘westerns?, cuando se dispara al suelo para hacer bailar”, contó.
“Era la última noche del concierto, la gran noche”, dijo el policía. “Si alguien quería hacer algo grande, era esa noche”.
Fue entonces que Ure se dio cuenta de que las balas, “al menos 50 disparos por ráfaga”, venían desde arriba y desde atrás. “Yo iba de negro, quizás por eso me salvé”, dijo.
Todo era “una carnicería, charcos de sangre” mientras intentaba resguardarse. Y en ese momento vio “un joven de unos 20 años, impactado en el muslo derecho, que se estaba muriendo” y lo sacó fuera del alcance del tirador.
Mientras trataba de contener la sangre, otras dos mujeres se acercaron. Una estaba herida en el pecho, la otra en la espalda. Sin dudarlo, Ure detuvo a un auto que pasaba. “Le dije al conductor: ‘Necesito tu auto, tengo tres personas desangrándose’. No hay que pensarlo dos veces: ese tipo fue un héroe, y héroes como él estaban por todas partes esa noche”, contó, con la voz temblando de emoción a pesar de una carrera de 33 años en la policía.
En el auto en que se dirigían al hospital más cercano, este subcomisario de Texas sostenía constantemente la mano de una de las dos mujeres. “Todo el mundo lloraba, yo también, y la señora se quejaba ‘Me voy a morir’, decía. Pero yo le respondí: ‘No esta noche. No morirás esta noche, te lo prometo’”. Lograron llegar al hospital a tiempo y los heridos sobrevivieron. “Sé que están bien, pero no sé sus nombres”, dijo Ure.
El arsenal de Paddock
Al tirador le encontraron 23 armas en su habitación de hotel y otras 24 entre su casa y otra residencia. Montones de municiones y dispositivos que convertían rifles de asalto en armas automáticas que disparaban como metralletas.
¿Cómo pudo Stephen Paddock amasar tal arsenal de armas? En EUA, y particularmente en estados como Nevada es fácil. Y totalmente legal. Aunque el país es conocido por tener leyes laxas sobre las armas, existen restricciones a las compras de numerosas pistolas. Pero si alguien quiere juntar un arsenal de rifles como el de Paddock, puede hacerlo sin que nadie se entere. Y si una persona no tiene historia criminal -y Paddock evidentemente no generó alarmas- puede comprar cuantas desee.
Pero lo que salió a relucir, cuando Paddock apuntó sus rifles fue la rapidez de las ráfagas de tiro. Según reportes, el adinerado jubilado de 64 años había modificado algunos de sus rifles para que funcionaran como armas automáticas, como metralletas, capaces de disparar cientos de balas por minuto con una sola jalada del gatillo. Las armas automáticas han estado prohibidas en EUA por tres décadas. Pero es fácil convertir en un arma automática una semiautomática, como los rifles de asalto AR-15, AK-47 y sus similares que están abiertamente disponibles en las armerías del país.
Estados Unidos lloraba ayer a las decenas de víctimas de la peor masacre en su historia reciente, mientras las autoridades investigaban qué motivó a un contador jubilado de 64 años a disparar contra miles de personas en Las Vegas.
El presidente Donald Trump calificó a Stephen Paddock, autor de la matanza que deja 59 muertos y casi 530 heridos, de “enfermo” y “loco”, mientras que el comisario de la ciudad, Joseph Lombardo, lo catalogó de “lobo solitario” y “psicópata”.
Más allá de diagnósticos, los investigadores quieren entender cómo este estadounidense blanco sin antecedentes criminales terminó con un vasto arsenal con el que abrió fuego el domingo desde una habitación de hotel en el piso 32 contra un concierto de música country al aire libre.
Varias vigilias se realizaron en solidaridad con las víctimas en Las Vegas, mientras la sombría lista con los nombres de las víctimas era divulgada en la prensa: una maestra de preescolar que se casó con su amor de infancia, una enfermera, una porrista, un policía... “Hemos identificado a todas (las víctimas) menos a tres”, dijo Lombardo a periodistas.
El sombrío panorama donde ocurrió la masacre.
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“No morirás esta noche, te lo prometo”: Bruce Ure salvó a tres personas gravemente heridas, pero asegura ser un héroe común, como tantos en medio de la peor matanza de la historia reciente del país.
A pocos metros del hotel casino Mandalay Bay, flores, globos rojos en forma de corazón y velas encendidas rendían ayer homenaje a los muertos.
El área aún estaba bloqueada para permitir que la policía federal ( FBI) buscara pistas, bajo el escrutinio de muchas cámaras de televisión. Por encima de ellas, se podía ver la ventana abierta del piso 32, donde el tirador apuntó a la multitud.
“Estábamos tras bastidores, en la sección más cercana al Mandalay Bay”, dijo Ure, subcomisario de policía de la ciudad de Seguin, en Texas. Ure había viajado a la meca del juego y el entretenimiento para asistir al festival “ Route 91 Harvest” y aún tenía la cinta de espectador VIP en su muñeca derecha. “De repente, creí oír petardos, y luego escuché el suelo estallar a nuestro alrededor. Como en los ‘westerns?, cuando se dispara al suelo para hacer bailar”, contó.
Trump viajará hoy a Las Vegas para reunirse con las autoridades locales y familiares de las víctimas del tiroteo.
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Fue entonces que Ure se dio cuenta de que las balas, “al menos 50 disparos por ráfaga”, venían desde arriba y desde atrás. “Yo iba de negro, quizás por eso me salvé”, dijo.
Todo era “una carnicería, charcos de sangre” mientras intentaba resguardarse. Y en ese momento vio “un joven de unos 20 años, impactado en el muslo derecho, que se estaba muriendo” y lo sacó fuera del alcance del tirador.
Mientras trataba de contener la sangre, otras dos mujeres se acercaron. Una estaba herida en el pecho, la otra en la espalda. Sin dudarlo, Ure detuvo a un auto que pasaba. “Le dije al conductor: ‘Necesito tu auto, tengo tres personas desangrándose’. No hay que pensarlo dos veces: ese tipo fue un héroe, y héroes como él estaban por todas partes esa noche”, contó, con la voz temblando de emoción a pesar de una carrera de 33 años en la policía.
En el auto en que se dirigían al hospital más cercano, este subcomisario de Texas sostenía constantemente la mano de una de las dos mujeres. “Todo el mundo lloraba, yo también, y la señora se quejaba ‘Me voy a morir’, decía. Pero yo le respondí: ‘No esta noche. No morirás esta noche, te lo prometo’”. Lograron llegar al hospital a tiempo y los heridos sobrevivieron. “Sé que están bien, pero no sé sus nombres”, dijo Ure.
El arsenal de Paddock
Al tirador le encontraron 23 armas en su habitación de hotel y otras 24 entre su casa y otra residencia. Montones de municiones y dispositivos que convertían rifles de asalto en armas automáticas que disparaban como metralletas.
¿Cómo pudo Stephen Paddock amasar tal arsenal de armas? En EUA, y particularmente en estados como Nevada es fácil. Y totalmente legal. Aunque el país es conocido por tener leyes laxas sobre las armas, existen restricciones a las compras de numerosas pistolas. Pero si alguien quiere juntar un arsenal de rifles como el de Paddock, puede hacerlo sin que nadie se entere. Y si una persona no tiene historia criminal -y Paddock evidentemente no generó alarmas- puede comprar cuantas desee.
Pero lo que salió a relucir, cuando Paddock apuntó sus rifles fue la rapidez de las ráfagas de tiro. Según reportes, el adinerado jubilado de 64 años había modificado algunos de sus rifles para que funcionaran como armas automáticas, como metralletas, capaces de disparar cientos de balas por minuto con una sola jalada del gatillo. Las armas automáticas han estado prohibidas en EUA por tres décadas. Pero es fácil convertir en un arma automática una semiautomática, como los rifles de asalto AR-15, AK-47 y sus similares que están abiertamente disponibles en las armerías del país.