23/11/2024
12:01 AM

Combatió en Afganistán, salió ileso pero llegó a morir a Las Vegas

  • 03 octubre 2017 /

El soldado Christopher Roybal había escrito una carta en redes sobre '¿Cómo es que te disparen? . Su madre con quien fue al concierto está devastada

Las Vegas, Nevada.

El soldado hispano Christopher Roybal combatió en Afganistán durante cinco años y nunca tuvo ni rasguño, feliz regresó a Estados Unidos y el domingo, día de la tragedia, estaba en el Maladay Bay en Las Vegas para anticipar el festejo de su cumpleaños 29 junto a su madre.

Minutos antes de que ocurriera la tragedia, Roybal y su madre se habían separado.

'Estuvo en combate y regresó sin heridas, y vino a un concierto y murió', dijo a Univision Noticias consternada la madre de Roybal, Debbie Allan, afuera del Centro de Convenciones de Las Vegas.

La tragedia mantiene súper tristes a los parientes del valiente soldado. 'Mi hijo fue lo mejor que tuve en mi vida. Fue mi primer todo. Era bello. Era un hombre tan increíble, chistoso, le encantaba cantar', señaló Allan. 'Estuvo en combate y regresó sin heridas, y vino a un concierto y murió'.

Allan comentó: 'Dicen que mi hijo dijo: 'estoy herido'. Le dieron en el pecho. Y cuando se agacharon todos, por la metralleta (las ráfagas de balas que provenían desde el Mandalay Bay), él se agachó y cayó para atrás. Ahí quedó.

En la masacre en Las Vegas murieron 59 personas y más de 527 resultaron heridas.

El soldado hace unos meses había escrito una carta en las redes sociales sobre su experiencia y que ahora llama la atención.

'¿Cómo es que te disparen?

Es una pregunta que la gente hace porque es algo que menos del 1% de nuestra población estadounidense experimentará alguna vez. Especialmente, cuando ocurre diariamente. Mi respuesta es siempre la misma, no una llena de un sentimiento de orgullo o ego, sino una respuesta llena de verdad y auténtico miedo y enojo, que por cierto, van de la mano.

Según mi nivel de intoxicación, respondo con nada más que la verdad, de mi experiencia de primera mano.

Al ingresar en lo que los canales de noticias llamaban en ese momento como 'el lugar más mortífero del planeta', estaba excitado por probar cómo sería un combate real. Como sería convertirse en un guerrero armado en el Lejano Oeste de nuestros días. Mi primer combate fue algo que nunca olvidaré.

Al terminar lo que se suponía que sería un patrullaje rápido a pie de cuatro horas, recuerdo poner la mano sobre Bella y decirle lo bien que lo había hecho, cuando comencé a oir el sonido de un látigo sobre el metal de la parte exterior del vehículo, algo que la mayoría ve en las películas.

Recuerdo que el primer día no estaba seguro de cómo sentirme. Nunca fue miedo, para ser honesto, sino una gran confusión. Sobrecarga sensorial… seguida por una cantidad de adrenalina que nunca podría ser duplicada por una aguja. Estaba excitado, enojado y maníaco. Listo para seguir en lo que se convertiría mi vida normal de cada día durante los meses siguientes. Tomando el toro por sus astas.

Desafortunadamente, cuando el combate continúa y se incrementa el número y la violencia, la excitación decae y lo que queda es la bronca. La bronca queda, mucho después de que tus compañeros han muerto, las vidas que te has llevado están enterradas y tus botas son guardadas limpias en un galpón militar. Todavía cubiertas de polvos, has rechazado lavarlas, por miedo a olvidarte de las emociones más crudas que puedas sentir como ser humano.

¿Qué se siente al ser disparado? Es una pesadilla de la que ninguna cantidad de drogas, ninguna terapia ni ninguna borrachera con tus compañeros veteranos de combate te hará posible escapar.

Saludos.