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Inmigrantes hondureños relatan el horror en centros de detención

  • 26 enero 2017 /

Trump prometió construir más centros de detención en la frontera de EUA.

Texas, Estados Unidos.

Mano dura contra los indocumentados es el nuevo lema de Donald Trump que en su primer semana de mandato cumplió sus amenazas contra los inmigrantes al firmar un decreto para construir nuevos centros de detención en la frontera y el muro.

*María, una joven de origen hondureño, relató a Diario LA PRENSA, la pesadilla que vivió en una de las facilidades de detención para inmigrantes en Houston, Texas.

Cárceles
El sistema de detención de inmigrantes indocumentados del gobierno federal utilizó 637 centros carcelarios durante el año fiscal 2015, según un informe del Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) de la Universidad Siracusa, Nueva York.
'Yo llegué a Houston a visitar unas amistades. Sin embargo, me negaron la entrada a EUA y me preguntaron si estaba dispuesta a regresar a Honduras, les contesté que no porque no era mi país de residencia. Insistieron en que si tenía miedo de viajar y mi error fue haber dicho que sí porque allí comenzó la pesadilla'.

'En el aeropuerto me dijeron que en las próximas 48 horas un agente de migración me iba a atender para definir mi caso, no me imaginaba lo que estaba a punto de vivir', afirmó la joven, que dijo que sin previo aviso dos policías la trasladaron a un centro de detención afiliado al Correction Corporation of America (CCA).

Foto: La Prensa

Los indocumentados atrapados en la frontera son recluidos en 'hieleras', celdas frías, mientras se define su traslado a un centro de detención.
'Pregunté a donde me trasladaban y no me respondieron, cuando vi la prisión me asusté y al pedir explicaciones de porqué me habían llevado allí los agentes solo se rieron'.

'Luego me metieron a un cuarto frío, no había nada más que unas bancas de concreto. Estuve allí 45 minutos y luego un oficial me entregó un uniforme azul marino y me trasladó por un pasillo hasta una celda. Los oficiales me hicieron sentir como una criminal'.

Según María, en ese centro de detención habían al menos 1,500 detenidos, entre hombres y mujeres con distintos colores de uniforme. Los de color naranja eran los inmigrantes reincidentes, los de azul marino, los que habían capturado por primera vez. Habían personas que arrestaron al cruzar el río, otros en la frontera y otros en el aeropuerto.

'Para mi esa experiencia fue fatal. Me asignaron un número de cama, que se convirtió en mi nuevo nombre. Nadie respondía a mis preguntas sobre el proceso a seguir. Me quitaron todo, apenas pude grabar el número de la persona a la que iba a visitar, y no me permitían comunicarme. Había una hondureña que tenía 11 meses de estar ahí, ella me dijo 'aquí lo tratan a uno como un animal, una cucaracha''.

Foto: La Prensa

Televisores y juegos de mesas son los métodos de entretenimiento en las facilidades del ICE.
Organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes han urgido al Gobierno federal que tome medidas urgentes para proteger la seguridad y salud de los detenidos por Inmigración.

Los activistas mencionan el trabajo de comisiones independientes de expertos, que recomendaron 'cambios dramáticos' en el sistema de detención, y que la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) deje de usar centros privados o cárceles de condados para recluir a indocumentados.

La joven hondureña confirmó los malos tratos a los que son sometidos los inmigrantes por los oficiales. 'Una de las agentes que nos vigilaba echaba desinfectante cada vez que pasaba cerca de nosotros, nos decía que no se quería contaminar y que odiaba a los latinos', contó.

'La vida allí dentro es una rutina que te consume. El desayuno es a las 9 de la mañana y el almuerzo a las 12. La mayoría de los detenidos duerme todo el día, a los que se deprimen les suministran un medicamento sin informarles de qué se trata. Los que trabajan en labores de limpieza y cocina reciben apenas un dólar al día. La salud de los detenidos se deteriora rápidamente ya que la alimentación es a base de comida enlatada, probablemente vencida'.

El Departamento de Justicia de EUA anunció en agosto pasado que pondrán fin paulatinamente al uso de contratistas privados, aunque esta política no se aplica a los centros de detención de inmigrantes en la frontera.

'Tras 20 días, el ICE (la migra) afirmó que yo había pedido asilo y que estaría recluida hasta que un juez viera mi caso. Afirmé que nunca pedí el asilo y les dije que quería mi deportación voluntaria. Firmé todos los papeles y se canceló el asilo', agregó la joven que fue enviada en un vuelo comercial a Tegucigalpa.

La hondureña Pamela Reyes coincidió en el maltrato que sufren los indocumentados en este tipo de cárceles. 'He estado 4 veces en esas hieleras. Luego me trasladaron a una cárcel de ICE y después me deportaron. Me sacaron esposada de pies y manos como si fuera yo un criminal peligroso', afirmó.

'En esas cárceles hay vigilancia 24 horas al día. Cuando vas al baño es enfrente de los compañeros de celda y el guardia de seguridad. La cárcel es horrible, a nadie le deseo que este preso allá. Hasta el más valiente llora', dijo por su parte Leo Domínguez.

Según el reporte del TRAC, en total se registraron 325,209 indocumentados bajo custodia el 2015 y de ellos 39,082 siguieron detenidos en los primeros meses del 2016. El 55% de los detenidos fueron deportados. Otros fueron liberados bajo fianza y algunos concluyeron sus procesos de asilo.

El nuevo presidente busca intensificar las medidas para acabar con el cruce de inmigrantes sin papeles y agilizar su repatriación a sus países, a cualquier costo.

*Nombre ficticio para proteger identidad de la joven hondureña.