Ciudad de Guatemala, Guatemala
La elección de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos abre un escenario de desasosiego y recelo en Guatemala, donde las consecuencias, aún imprevisibles, auguran condiciones muy adversas para los millones de migrantes: el temor a una 'bomba social' se ha apoderado ya del país.
Las primeras en reaccionar a la victoria de Trump fueron las bolsas de Londres, Tokio y México: se desplomaron. Mas con el paso de las horas, políticos, analistas y economistas empiezan a imaginar como repercutirá el triunfo del magnate republicano, un personaje ajeno a la política por quien nadie apostaba hace año y medio.
Sus promesas electorales, en las que defendía un giro de 180 grados en políticas migratorias y exteriores con un alegato racista, populista, homófobo, misógino y xenófobo, preocupan a Guatemala, aunque el Gobierno se haya limitado a felicitar al polémico empresario neoyorquino, que venció a su rival demócrata, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
El futuro presidente de Estados Unidos, con esa retórica 'inflamada', dice a Efe el exministro de Relaciones Exteriores guatemalteco (2002-2004) y analista político, Edgar Gutiérrez, tomará decisiones que impactarán económica, política y socialmente en el país.
El papel de la embajada de Estados Unidos en Guatemala, crítica con los actuares de los funcionarios corruptos, va a ir 'menguando' por esa propuesta de 'aislacionismo' del magnate neoyorquino, lo que a juicio de Gutiérrez traerá 'vacíos peligros para la gobernabilidad de la nación', y abriendo la posibilidad de retornar 'al viejo orden': la corrupción.
El único beneficiado con este 'bajo perfil' de la delegación diplomática y con la posible limitación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) es el presidente, Jimmy Morales, que se va a sentir 'complacido y aliviado' por tener una menor vigilancia sobre su persona, máxime después de que su familia esté siendo investigada por supuesta corrupción.
Lo que sí es una preocupación generalizada es la 'amenaza' de Trump de armar 'toda una logística' para deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados, lo que podría activar 'una bomba social' en Guatemala.
Y ese clima de 'intolerancia y hostilidad' afectará al envío de las remesas familiares, que en los primeros diez meses del año supusieron 5.881,21 millones de dólares, un 13,5 % más que en el mismo periodo de 2015.
Más optimista se muestra el director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Jonathan Menkos, quien invita a Guatemala, y a toda la región centroamericana, a tomar estas promesas electorales como un punto de partida para cambiar la forma de enfrentar los retos de la zona, desde dentro.
'Centroamérica debe leer el discurso de Trump como una alerta que obliga a una mayor integración' para generar oportunidades laborales y económicas en una región violenta y con una pobreza endémica a través de la transformación de la economía, 'aprovechando el mercado doméstico'.
Actualmente, el 40 % de las exportaciones de Guatemala van a EE.UU., su principal socio económico, pero aunque las promesas de Trump de redefinir los Tratados de Libre Comercio (TLC) para generar más empleos locales y de 'endurecer' las políticas migratorias no tendrán impacto 'a corto plazo' sí deben ser 'un llamado de atención'.
Guatemala integra, junto a Honduras y El Salvador, el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, considerada una de las zonas más violentas del mundo tanto por el aumento del narcotráfico, las pandillas y la presencia de aliados de los carteles mexicanos, como por la debilidad de las instituciones estatales.
Para hacer frente a la violencia y falta de oportunidades que provoca la inmigración, el presidente de EE.UU., Barack Obama, solicitó al Congreso una partida de 750 millones de dólares de ayuda a Centroamérica, que se sumarían a otros 750 millones ya aprobados por el Congreso para afianzar el fortalecimiento institucional de los países de origen del mayor grueso de indocumentado.
Este programa, la afamada Alianza Para la Prosperidad, podría peligrar a juicio del exministro de Exteriores por un posible recorte de la cooperación bilateral y multilateral, aunque el Gobierno ha descartado esta posibilidad y ha mostrado su deseo de cooperar y trabajar con las nuevas autoridades.
Esta congoja se extiende a los inmigrantes guatemaltecos en Estados Unidos y muestra de ello es Ana Lucía que este año abandonó su país junto a su hijo para tratar de darle una vida mejor: 'He amanecido más preocupada que ayer al no saber que nos espera con el nuevo presidente electo'.
'No tengo miedo de perder mi trabajo. Mis jefes saben que soy una inmigrante indocumentada y aun así me dieron empleo, así que no me preocupa perderlo'.
Su madre, que lleva más de 8 años en el país, se muestra si cabe todavía más preocupada: en los últimos tiempos, el odio a los migrantes no ha hecho más que crecer. Uno odio motivado 'solo por ser de diferente cultura', matiza Ana Lucía a Efe.
Con un discurso apacible y queriendo pasar página de una campaña agria marcada por los insultos y los ataques hacia su rival, Trump inició esta madrugada su era como presidente sin su habitual tono incendiario, pero este cambio de tono, advierte el analista Gutiérrez, solo busca 'rebajar la tensión': 'No es el Trump que ha sido en 40 años de vida pública. Yo no me fío'.
La elección de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos abre un escenario de desasosiego y recelo en Guatemala, donde las consecuencias, aún imprevisibles, auguran condiciones muy adversas para los millones de migrantes: el temor a una 'bomba social' se ha apoderado ya del país.
Las primeras en reaccionar a la victoria de Trump fueron las bolsas de Londres, Tokio y México: se desplomaron. Mas con el paso de las horas, políticos, analistas y economistas empiezan a imaginar como repercutirá el triunfo del magnate republicano, un personaje ajeno a la política por quien nadie apostaba hace año y medio.
Sus promesas electorales, en las que defendía un giro de 180 grados en políticas migratorias y exteriores con un alegato racista, populista, homófobo, misógino y xenófobo, preocupan a Guatemala, aunque el Gobierno se haya limitado a felicitar al polémico empresario neoyorquino, que venció a su rival demócrata, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
El futuro presidente de Estados Unidos, con esa retórica 'inflamada', dice a Efe el exministro de Relaciones Exteriores guatemalteco (2002-2004) y analista político, Edgar Gutiérrez, tomará decisiones que impactarán económica, política y socialmente en el país.
El papel de la embajada de Estados Unidos en Guatemala, crítica con los actuares de los funcionarios corruptos, va a ir 'menguando' por esa propuesta de 'aislacionismo' del magnate neoyorquino, lo que a juicio de Gutiérrez traerá 'vacíos peligros para la gobernabilidad de la nación', y abriendo la posibilidad de retornar 'al viejo orden': la corrupción.
Donald Trump, nuevo presidente de los Estados Unidos.
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El único beneficiado con este 'bajo perfil' de la delegación diplomática y con la posible limitación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) es el presidente, Jimmy Morales, que se va a sentir 'complacido y aliviado' por tener una menor vigilancia sobre su persona, máxime después de que su familia esté siendo investigada por supuesta corrupción.
Lo que sí es una preocupación generalizada es la 'amenaza' de Trump de armar 'toda una logística' para deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados, lo que podría activar 'una bomba social' en Guatemala.
Y ese clima de 'intolerancia y hostilidad' afectará al envío de las remesas familiares, que en los primeros diez meses del año supusieron 5.881,21 millones de dólares, un 13,5 % más que en el mismo periodo de 2015.
Más optimista se muestra el director ejecutivo del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Jonathan Menkos, quien invita a Guatemala, y a toda la región centroamericana, a tomar estas promesas electorales como un punto de partida para cambiar la forma de enfrentar los retos de la zona, desde dentro.
'Centroamérica debe leer el discurso de Trump como una alerta que obliga a una mayor integración' para generar oportunidades laborales y económicas en una región violenta y con una pobreza endémica a través de la transformación de la economía, 'aprovechando el mercado doméstico'.
Actualmente, el 40 % de las exportaciones de Guatemala van a EE.UU., su principal socio económico, pero aunque las promesas de Trump de redefinir los Tratados de Libre Comercio (TLC) para generar más empleos locales y de 'endurecer' las políticas migratorias no tendrán impacto 'a corto plazo' sí deben ser 'un llamado de atención'.
Guatemala integra, junto a Honduras y El Salvador, el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, considerada una de las zonas más violentas del mundo tanto por el aumento del narcotráfico, las pandillas y la presencia de aliados de los carteles mexicanos, como por la debilidad de las instituciones estatales.
Para hacer frente a la violencia y falta de oportunidades que provoca la inmigración, el presidente de EE.UU., Barack Obama, solicitó al Congreso una partida de 750 millones de dólares de ayuda a Centroamérica, que se sumarían a otros 750 millones ya aprobados por el Congreso para afianzar el fortalecimiento institucional de los países de origen del mayor grueso de indocumentado.
Este programa, la afamada Alianza Para la Prosperidad, podría peligrar a juicio del exministro de Exteriores por un posible recorte de la cooperación bilateral y multilateral, aunque el Gobierno ha descartado esta posibilidad y ha mostrado su deseo de cooperar y trabajar con las nuevas autoridades.
Esta congoja se extiende a los inmigrantes guatemaltecos en Estados Unidos y muestra de ello es Ana Lucía que este año abandonó su país junto a su hijo para tratar de darle una vida mejor: 'He amanecido más preocupada que ayer al no saber que nos espera con el nuevo presidente electo'.
'No tengo miedo de perder mi trabajo. Mis jefes saben que soy una inmigrante indocumentada y aun así me dieron empleo, así que no me preocupa perderlo'.
Su madre, que lleva más de 8 años en el país, se muestra si cabe todavía más preocupada: en los últimos tiempos, el odio a los migrantes no ha hecho más que crecer. Uno odio motivado 'solo por ser de diferente cultura', matiza Ana Lucía a Efe.
Con un discurso apacible y queriendo pasar página de una campaña agria marcada por los insultos y los ataques hacia su rival, Trump inició esta madrugada su era como presidente sin su habitual tono incendiario, pero este cambio de tono, advierte el analista Gutiérrez, solo busca 'rebajar la tensión': 'No es el Trump que ha sido en 40 años de vida pública. Yo no me fío'.