Insultos, declaraciones obscenas, ácidas acusaciones y el récord de impopularidad de unos candidatos presidenciales: los estadounidenses están hartos y esperan con impaciencia el fin de una campaña que, a menudo, ha tomado forma de 'reality show'.
'Es una tortura, estamos traumatizados', comenta Moira Hahn, una abogada de 64 años. 'Me sentiré contenta cuanto todo haya terminado. Cada día es peor que el anterior: más vulgar, más violento, más polarizado'.
A escasos días de la elección del 8 de noviembre, Clinton se trasladó a Pensilvania (noreste) con el fin de imbuirse de historia nacional en Mount Vernon, la residencia de George Washington, el primer presidente de Estados Unidos, situada a una hora de la capital que lleva su nombre.
'Esta elección nos da vergüenza', confía Nancy Murphy, 58 años, profesora en Maryland (noreste). 'Habitualmente nos gusta hablar de la elección para enseñar a nuestros alumnos cómo es un proceso democrático, pero esta vez ya no hablamos. Es demasiado molesto, sobre todo con los niños'.
Seguidores de Clinton durante un rally del presidente Obama en Nevada.
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'¿Dónde están los verdaderos candidatos?'
Los visitantes, tanto los partidarios de la demócrata Hillary Clinton como los del republicano Donald Trump, manifiestan abiertamente su hartazgo.
Muchos lamentan la falta de dignidad en la campaña, su violencia, la carencia de visión y de informaciones.
'Nunca vi algo así', dice David Long, un pastor septuagenario que votó esta misma mañana por anticipado y se siente aliviado.
Susan Marek, de 63 años, llegada de Texas (sur) con tres amigas del colegio para descubrir los sitios históricos de Washington, ya votó y también se dice aliviada.
'No me gusta el lenguaje utilizado por unos y por otros. Y los medios de comunicación están todos contra Trump, me parece injusto', declara.
'No sé cómo llegamos hasta acá. Es como una enfermedad espantosa', dice Moira Hahn, quien teme que en un país tan dividido Clinton no pueda hacer nada si es electa.
Gilbert Luiz, de 23 años, que vota en Nevada (oeste), pretende aprender mucho de esta campaña.
'Es como una señal de alarma que los estadounidenses precisábamos. La gente va a prestar más atención e invertir más tiempo y energía en elegir a sus candidatos. Es como una lección para la próxima vez', afirma.