El llanto y la tristeza se apoderaron ayer de los compañeritos y de la maestra de Keneth Alejandro Castellanos (7), uno de los ocho menores asesinados el último mes en la colonia La Pradera, en el sureste de San Pedro Sula.
Lo que antes era un tranquilo salón de clases en la escuela Primero de Febrero de la colonia Satélite ahora es un aula llena de tristeza con un pupitre vacío porque la desmedida ola de violencia arrebató a uno de sus alumnos más dinámicos e inteligentes.
Keneth Alejandro fue encontrado sin vida el pasado jueves, 24 horas después de que su familia viniera de sepultar a su hermano mayor Antony Castellanos (13), quien también fue asesinado.
Keneth se destacaba como uno de los mejores estudiantes de segundo grado, recordó su profesora Isabel Herrera. “Ha sido muy triste. La clase la iniciamos con una oración para que cese la violencia en nuestro país y para pedirle a Dios fortaleza para la familia y nosotros que sentimos mucho este hecho sangriento”, relató la docente entre lágrimas.
Dijo que Keneth era una promesa para Honduras porque tenía índice académico del 100%.
“No tengo palabras para definirlo. Siempre a la hora del recreo se ofrecía para ir a comprarme la merienda. El viernes fue la última vez que lo vimos y no lo podemos creer. No asimilo que uno de mis niños ya no esté con nosotros porque a los alumnos se les quiere como hijos”.
Una investigación de LA PRENSA reveló los atroces crímenes ocurridos contra ocho menores en un solo mes en la populosa colonia sampedrana, sobre los que las autoridades no se habían pronunciado.
Terror
Las calles se ven desiertas en la colonia La Pradera, del sector Satélite; los pobladores viven en zozobra por el asesinato de los ocho niños y temen que aumente el número de víctimas.
“Ya son varios los menores que han sido raptados y a los pocos días aparecen asesinados. Es increíble que las autoridades no hagan nada, ni siquiera se ven patrullas por aquí”, se quejó uno de los pobladores, que omitió su nombre por seguridad.
Los habitantes de La Pradera prefieren no salir de sus casas, “después de las seis de la tarde, estas calles están vacías, hasta nosotros como adultos salimos con temor a trabajar”, expresó otro vecino. La Pradera ha sido considerada un sector conflictivo por la presencia de pandillas.
“Como madres no sabemos qué hacer. Vivimos angustiadas porque nuestros hijos pueden ser los próximos muertos.
La Policía no pone el mínimo interés en capturar a los responsables”, relató una pobladora del sector.
Hasta ahora, cuatro de los ocho menores asesinados han sido identificados: Carlos Merlo (12), Antony y Keneth Castellanos y Luis Hernández.
Asilo político
Antony, el hermano de Keneth, fue hallado ultimado el lunes junto a otro niño en las cañeras del ingenio Santa Matilde, a unos 800 metros de la 33 calle sureste.
Keneth y su hermano son dos de los ocho niños, quienes según la Policía han sido victimados supuestamente por pandilleros en menos de un mes bajo el mismo patrón de privarlos de su libertad para asesinarlos en las cañeras y otros lugares solitarios.
Antony también era alumno de la escuela Primero de Febrero, donde cursaba el tercer grado, pero por temor sus compañeros y maestra prefirieron no hablar.
En el centro educativo se lamentan tras haber perdido a dos de sus alumnos. A la hora de la salida, los padres de familia esperaban ayer angustiados en el portón para llevarse a sus hijos, los tomaban fuerte de las manos por la zozobra ante la ola de crímenes en el sector.
Gonzalo Castellanos, abuelo de Keneth y Antony, dijo que no se imagina por qué le han matado a sus dos nietos, “pues eran unos niños inocentes. Los mataron como que si eran grandes delincuentes y eran unos pequeños que no sabían nada”.
Manifestó que temen por sus vidas y “vamos a pedir asilo político” porque temen que los homicidas tomen represalias contra ellos.
Gonzalo recordó que Keneth le platicaba que quería ser policía y Antony soñaba con ser mecánico. Agregó que le quedan cinco nietos más, pero teme que les pueda pasar algo y por eso pedirán asilo político.
“Quisiera que hubiera más seguridad en la colonia”, relató Wendy Castellanos, madre de los niños asesinados, quien se encontraba en la morgue a la espera de que le entregaran el cuerpo de su pequeño. “Pido justicia solo de Dios y apoyo del Gobierno porque temo por la vida de mis otros hijos y la del resto de mi familia”, manifestó la angustiada madre.
“Voy a extrañar todo de mis hijos, eran muy especiales, amorosos con toda la familia. De Antony extrañaré sus caricias, aunque siento mucho dolor porque la última vez que lo vi discutimos, le pedí que no saliera a la calle y Keneth era alguien muy especial e inteligente”, relató.
Wendy es madre soltera, hace dos años asesinaron al padre de su hijo Antony, mientras que del progenitor de Keneth se había separado. La abuela materna de los pequeños expresó que Keneth había pasado el domingo en su casa y en la tarde decidió salir a pasear en bicicleta, pero nunca regresó. “Mi niñito no tenía nada que ver, era inocente”.
Un tío de los menores se quejó por la falta de acción de las autoridades, “hasta el momento nadie ha venido para investigar lo que pasó con mis sobrinos”.
Identifican a otro menor
Ayer a las 5:00 pm fue retirado de la morgue de Medicina Forense el otro niño que fue encontrado ultimado en las cañeras junto a Antony Castellanos el pasado lunes.
El menor fue identificado como Luis Edgardo Hernández Argueta (13), quien vivía en la colonia Perpetuo Socorro.
Daysi Argueta, madre del infortunado, dijo que estaba en cuarto grado y que iba a La Pradera a visitar a un tío y a otros parientes que viven en esa zona y allí se hizo amigo de Antony.
Doña Daysy dijo que no sabe por qué mataron a su hijo ya que era un niño bien portado.
“Homicidas ya están identificados”
El comisionado de policía Quintín Juarez, jefe regional de la Fuerza de Seguridad Interinstiticional Nacional (Fusina), dijo que ya tienen identificados a los posibles autores de la muerte de los niños que residían en la colonia La Pradera.
“Estamos trabajando con todos nuestros recursos para dar una respuesta en el caso de la muerte de los menores que vivían en la colonia La Pradera”.
El jefe policial dijo que hay varias hipótesis sobre los ocho crímenes de niños y agregó que una de ellas es que las víctimas se negaban a ser parte de las pandillas. Otra de las tesis es que podrían ser supuestas venganzas. Señaló que hay varios controles en la sociedad. El primer control social es la familia.
“Como padres de familia debemos saber qué están haciendo nuestros hijos y dónde están. Hay programas excelentes para rescatar a nuestros niños”. Les hizo un llamado a los padres de familia para cuidar el futuro del país, que es la niñez.