20/12/2024
02:08 AM

Relato: Huye de Honduras rumbo a EUA por las amenazas de maras

El relato de una madre hondureña que cruzó ilegalmente México y Estados Unidos huyendo de las maras.

Nueva York, Estados Unidos.

Una foto en las redes sociales acompañada de una sentencia de muerte, la precaria situación económica en Honduras y el deseo de brindar a su hijo un futuro mejor, fueron razones suficientes para que Sylvia* tomara la decisión de abandonar Honduras y aventurarse para llegar a Estados Unidos, en un trayecto en el que las pruebas a cada paso se convertían en un verdadero desafío. Cerros, días lluviosos, caminos lodosos, discriminación por el solo hecho de ser hondureña o su color de piel también fue víctimas de chantajes, largas caminatas, noches a la intemperie. Para ella fueron los 'días más tristes de su vida' sólo por lograr el pisar el suelo estadounidense.

“Mi hijo es bien sano y en el colegio se tomó una foto con una muchacha de bachillerato y la subió al Facebook, el novio de ella es miembro de una peligrosa pandilla y empezó a enviarle amenazas de muerte, me puse como una loca al enterarme que alguien quería lastimarlo, nosotros no teníamos idea del problema tan grande que se podría armar por una foto, mi hijo no tiene malicia, es un buen estudiante, asiste a la iglesia y está muy chiquito para pensar en novias y esas cosas”, inició su retlato Silvia de 34 años.

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Las amenazas de muerte a su hijo de 11 años representaron la gota que rebalso el vaso, sin embargó la situación económica cada vez más crítica aceleró esta decisión, la cual fue tomada en cuestión de horas y con la colaboración de sus familiares madre e hijo emprendieron el largo viaje dejando atrás sus seres queridos, su hogar, amistades y sueños, emprendiendo así el viaje de la incertidumbre.

¿Cómo inició esta aventura del viaje?
Una amiga me motivó a hacerlo, ella me explicó que su viaje fue muy tranquilo y que estaba en México y me recomendó a una persona para que me trajera, una prima me colaboro con los gastos y el 22 de junio salimos de Honduras, en Guatemala fue la primera prueba de fuego, ya que no dejaban pasar a los niños y tuvimos que pagarle a unos campesinos para que nos ayudaran a “rodear” ósea a llevar los menores a través de las montañas para superar el retén policial, esa fue la única vez que nos separamos al verlo estaba todo sucio, sudado y asustado.

Según el relato de esta joven madre el trayecto dentro de Guatemala se llevó acabo sin ningún tipo de inconvenientes, destacando la hospitalidad del pueblo chapín, situación que cambió totalmente una vez ingresaron en territorio mexicano, donde conoció la cara de la crueldad y la solidaridad para con los inmigrantes de parte de los personajes que le acompañaron en su recorrido por los 1, 964,375 km2 del país del norte.

“Muchos de los traslados los hacíamos en una “combi”, recuerdo que salimos de Chiapas a las 2 de la mañana y desde que partimos llovía incesantemente, habían áreas en las que teníamos que caminar durante horas y había mucho lodo. Yo no podía seguir, pero mi hijo siempre iba adelante abriendo camino para mí y retrocedía cuando necesitaba una mano,”, agregó la joven hondureña.

¿A qué se refiere cuando menciona “tratos racistas” en tu camino hacia Estados Unidos?

Llegamos a un momento en el que por nuestro color de piel los mexicanos que manejaban los vehículos no nos querían llevar y me amenazaban con dejarme botada con mi hijo en el medio de la nada, pero Dios me puso a un ángel que nunca me abandonó y que aunque acostados en el piso debajo de los asientos accedió a llevarnos. Todo era súbanse, bájense, apúrense, corran, agáchense, escóndanse me sentía como una delincuente. Las cosas no mejoraron allí, más adelante unos hombres de muy mal aspecto y peligrosos nos quitaron todo el dinero y al caer la noche debimos buscar un hotel para quedarnos con la promesa de pagarles el dinero de la estadía el siguiente día, pero nadie nos ayudaba por lo que me vi obligada a las 3 de la mañana a acostar a mi hijo en el piso.

¿Qué considera ha sido lo más difícil de este viaje?

Lo más duro es tener que soportar tanto odio y discriminación en nuestro paso por México, no sé si ellos odian a los hondureños, pero jamás había sufrido tanto por tener estos rasgos, me da la sensación que nos odian por cosas de fútbol, algo de verdad muy tonto.

“El momento donde sentí más miedo fue cuando esos hombres nos obligaron a darles el dinero, pensé lo peor y sentí que nuestra vida estaba en serio peligro y resulta que ellos nos robaron para pagarle a la “migra” para pasar otro grupo de personas con nuestra plata, en México todo es billete, pagas por cada pase, las parejas pagan 400 pesos, madre con su hijo 100, hombre solo 200, mujer 100-150 pesos” Indicó esta madre soltera.

¿Físicamente que tan desgastante fue el viaje para ambos?

Hemos sufrido, ha sido demasiado sacrificado ya que caminas distancias que nunca en tu vida imaginaste recorrer y no hay descanso, si te paras te quedas, gracias a Dios mi hijo siempre caminaba adelante y me animaba a seguir cuando yo carecía de energía, recuerdo que él siempre iba abriéndome paso y en un momento de tanto que lucho por mi tenía su cuerpo lleno de garrapatas. Señaló entre lágrimas.

Para Sylvia la decisión de abandonar Honduras para salvar la vida de su hijo, dejarlo todo atrás e iniciar el largo recorrido a los Estados Unidos empezó a tomar sentido cuando llego a la frontera norteamericana y recibir una mano amiga al cruzar el rio Bravo, terminando así este largo viacrucis de ocho días.

“Al llegar aquí a Estados Unidos los agentes de migración fueron muy amables y respetuosos, nos ayudaron a salir del rio, nos dieron ropa seca y se pusieron a nuestra disposición, nos pidieron los papeles de los niños y nos preguntaron si teníamos familia que respondieran por nosotros, les explique que sí y les llamamos por teléfono ellos pagaron por el depósito y nos dejaron salir el siguiente día a las 3 de la tarde” agregó con satisfacción nuestra entrevistada.

Con mucha tristeza madre e hijo presenciaron como muchas familias que lograron el objetivo de cruzar la frontera se vieron obligadas a regresar a Honduras, al no recibir el respaldo de sus familiares en este país luego de tan sacrificado y largo viaje, a pesar de ello este valeroso dúo ya construye los cimientos de lo que será una vida mejor, sabiendo que no será fácil y con la certeza que los peores días de su vida ya son parte del pasado.

*Silvia es el nombre fiticio de la hondureña protagonista de esta historia.