23/11/2024
07:55 AM

Inseguridad mantiene oprimidas colonias de Chamelecón

No hay presencia militar permanente, como prometieron las autoridades de Defensa

San Pedro Sula, Honduras

Se percibe desolación, desesperanza y miedo. Una calle pavimentada divide el territorio en el que, según la propia Policía, imponen su ley dos grupos de maras que han provocado la huida de decenas de familias que con esfuerzo construyeron sus casas.

Viviendas cerradas y enmontadas, con puertas abiertas, vacías, se encuentran en cada pasaje de las colonias Palmira y Sabillón Cruz, de este populoso sector de San Pedro Sula.

Apenas se ve una familia en cada pasaje, que con temor se asoma a las ventanas o a la calle para ver pasar la patrulla de la Policía Nacional.

En junio de 2013, las autoridades de la Secretaría de Defensa lideradas por el ministro Marlon Pascua visitaron la zona y anunciaron la recuperación de ambas colonias.

En esa ocasión se informó que el operativo era parte de la Operación Libertad, encabezada por militares, y se invitó a regresar a dueños de unas 90 viviendas abandonadas.

“Vamos a mantener la seguridad en este sector. No solo hemos traído elementos de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional; no estamos incorporando nada más el área de seguridad, sino técnicos electricistas, fontaneros y carpinteros para que les ayuden a las personas que regresen a sus hogares. Son de las Fuerzas Armadas y apoyarán a quienes retornen a sus viviendas”, dijo esa vez Pascua.

En las primeras semanas de la operación, así fue: había militares en cada esquina de noche y de día, por lo que se miraba como una zona de guerra y algunos se atrevieron a regresar.

Volvieron a huir

Actualmente no solo hay viviendas cerradas. Muchas ni siquiera tienen puertas y ventanas. Unas 10 familias que regresaron tras la promesa de las autoridades no permanecieron ni un mes.

Aunque las calles de esas colonias son recorridas en patrullas por policías y militares, no hay presencia durante las 24 horas de los elementos de seguridad, como se ofreció. Nadie les garantiza a los habitantes que tendrán paz. Cuando las fuerzas de seguridad recorren los barrios, los miembros de pandillas se esconden, pero cuando se van los delincuentes vuelven a imponer el control.

Quienes han tenido que salir de sus casas han relatado que los miembros de pandillas mantienen vigilancia; por medio de radios de comunicación se avisan cuando los militares y policías van en camino.

El pasado fin de semana ocurrió una pelea entre pandillas que dejó dos personas muertas en esa zona y en la colonia Ebenezer fueron atacados el martes el conductor y ayudante de un bus de la Ruta 35, acabando con la vida del último.

Las familias que se han quedado en los barrios de mayor riesgo viven como prisioneras; pasan encerradas y solo salen quienes deben trabajar. No se ven niños jugando potras, como normalmente pasa en una calle donde el tráfico vehicular es casi nulo.

En esos pasajes no hay ni una pulpería. Se ven cuarterías vacías y algunas casas cerradas donde había negocios como merenderos y barberías.

Nadie se atreve a hablar o pedir públicamente ante los medios a las autoridades que les brinden seguridad, por lo que salir huyendo sigue siendo su única triste salida.

No se dan abasto

De 40 a 50 elementos, entre policías y militares, están asignados al sector donde habitan más de 100 mil personas.

Los policías señalan que recorren a diario todo el sector, pero reconocen que no pueden hacer mucho. “Son 18 policías los que están asignados a esta posta y a diario mandan de 20 a 30 militares. Realmente somos muy pocos. Aquí como mínimo debe haber 80 policías”, admitió.

Disponen de cinco vehículos para hacer los recorridos; uno está en mal estado, al igual que una moto. A pie y en patrullas recorren constantemente el centro de Chamelecón y van a las zonas consideradas altamente peligrosas, pero no tienen capacidad para mantener el control sobre ellas.