Tegucigalpa, Honduras.
Xiomara lleva 30 minutos esperando que el bus que abordó salga para su destino. El calor y la inseguridad la tienen agobiada.
“No es la primera vez que asaltan un bus de estos. Hay que andar solo con el ‘pisto’ en la mano o esconderlo porque en cualquier parada se suben los delincuentes”, manifestó la residente de la colonia Arturo Quezada en el norte de la capital.
Inseguridad y extorsión
Para el dirigente de transporte capitalino Jorge Lanza, lo que más agobia en el sector transporte, tanto a pasajeros como a conductores, sigue siendo la inseguridad; aunque afirmó que han mejorado el aspecto de las unidades hasta donde han podido.
“Ahorita se han calmado los crímenes, pero seguimos soportando la extorsión. Pero en cuanto al servicio, el bus amarillo es el que se está más tiempo en las paradas esperando pasajeros, los ejecutivos son más ágiles. En estos no pueden ir pasajeros parados, pero algunos compañeros no cumplen con esta regla y los suben”, expresó Lanza la semana anterior.
Son 27 personas las que han muerto de forma violenta en unidades del transporte urbano e interurbano en Honduras en lo que va de 2015. Solo el fin de semana tres conductores de buses del servicio ejecutivo o “rapiditos” fueron acribillados en diferentes sectores de la capital.
Sobre el pago del subsidio, el transportista aseguró que el Gobierno no les ha pagado desde noviembre de 2014.
“Ya llevamos tres años y medio de no recibirlo. Es una injusticia porque el bus amarillo vive de eso, no se cobra más de cuatro lempiras y no nos dejan mejorar las tarifas tampoco. Si alteramos las tarifas nos sacrifican y ya el ejecutivo debe tener un aumento”, agregó.
Más quejas
En Tegucigalpa y Comayaguela son 1,400 buses los que operan legalmente. Estos apenas son monitoreados por 80 inspectores de la Dirección General de Transporte (DGT).
Ellos se ocupan de revisar el estado de las unidades y los permisos de operación. Tanto el tiempo de espera en las estaciones como la inseguridad galopante, además de las peligrosas peleas de línea entre los buses, son de las quejas más comunes de los capitalinos.
Sin embargo, el titular de Transporte, Yovanny Dubón, explicó a LA PRENSA que el control de estas medidas no corresponden en su totalidad a la dependencia que él dirige.
“El tiempo que un bus se está en las paradas no nos corresponde a nosotros regularlo, es a la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), así como el exceso de velocidad de las unidades de transporte. Por ejemplo, a Tránsito no le corresponde pedir el permiso de operación, pero lo hacen a veces.
Otros de los lamentos más comunes que señala la población capitalina son los maltratos por parte de los conductores y cobradores, razón por la cual la DGT creó un departamento de capacitación y educación. “En todo 2015 nadie ha venido a capacitarse, nos han dejado plantados y esto es gratuito. Por eso se está viendo en la nueva Ley de Transporte cómo coaccionarlos para que vengan obligatoriamente a la capacitación”, manifestó.
Legalidad. Para evitar la operatividad ilegal y la clonación de números en el caso de los taxis, la DGT ha incrementado los operativos que culminan en decomisos; no obstante, las multas son muy bajas.
“Por los operativos nos hemos agenciado un sinnúmero de amenazas y enemistades. Con la ley actual, las multas son de solo mil lempiras, por lo que rápidamente se regresan las unidades; aunque hemos duplicado las recaudaciones a causa de las multas. Con la nueva ley, las multas van a ser por salario mínimo”, finalizó.
Xiomara lleva 30 minutos esperando que el bus que abordó salga para su destino. El calor y la inseguridad la tienen agobiada.
“No es la primera vez que asaltan un bus de estos. Hay que andar solo con el ‘pisto’ en la mano o esconderlo porque en cualquier parada se suben los delincuentes”, manifestó la residente de la colonia Arturo Quezada en el norte de la capital.
LEA: Rapiditos de San Pedro Sula imponen la ley en las calles
Al igual que Xiomara, varios capitalinos de escasos recursos deben usar el transporte urbano. Muchos coinciden en que ha mejorado el servicio, mas no la seguridad, sobre todo por los asaltos y las muertes de conductores .
“Ya no ponen la música a todo volumen, pero me da miedo cuando aceleran por toda la calle peleando la ruta con otro bus. Se olvidan que llevan gente”, dijo Felipe, un señor de avanzada edad que se ve obligado a usar los buses de ruta urbana para movilizarse.
Según la DGT, el servicio de transporte en la capital está saturado; aunque en las horas pico en algunos lugares se necesitan más unidades. Con el pasar de los años todavía es común ver gente parada o colgad a en las unidades de transporte de Tegucigalpa.
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Para el dirigente de transporte capitalino Jorge Lanza, lo que más agobia en el sector transporte, tanto a pasajeros como a conductores, sigue siendo la inseguridad; aunque afirmó que han mejorado el aspecto de las unidades hasta donde han podido.
“Ahorita se han calmado los crímenes, pero seguimos soportando la extorsión. Pero en cuanto al servicio, el bus amarillo es el que se está más tiempo en las paradas esperando pasajeros, los ejecutivos son más ágiles. En estos no pueden ir pasajeros parados, pero algunos compañeros no cumplen con esta regla y los suben”, expresó Lanza la semana anterior.
Son 27 personas las que han muerto de forma violenta en unidades del transporte urbano e interurbano en Honduras en lo que va de 2015. Solo el fin de semana tres conductores de buses del servicio ejecutivo o “rapiditos” fueron acribillados en diferentes sectores de la capital.
Sobre el pago del subsidio, el transportista aseguró que el Gobierno no les ha pagado desde noviembre de 2014.
“Ya llevamos tres años y medio de no recibirlo. Es una injusticia porque el bus amarillo vive de eso, no se cobra más de cuatro lempiras y no nos dejan mejorar las tarifas tampoco. Si alteramos las tarifas nos sacrifican y ya el ejecutivo debe tener un aumento”, agregó.
La Divanna no tiene transporte y en la Centroamérica Oeste solo un bus cubre la ruta. |
En Tegucigalpa y Comayaguela son 1,400 buses los que operan legalmente. Estos apenas son monitoreados por 80 inspectores de la Dirección General de Transporte (DGT).
Ellos se ocupan de revisar el estado de las unidades y los permisos de operación. Tanto el tiempo de espera en las estaciones como la inseguridad galopante, además de las peligrosas peleas de línea entre los buses, son de las quejas más comunes de los capitalinos.
Sin embargo, el titular de Transporte, Yovanny Dubón, explicó a LA PRENSA que el control de estas medidas no corresponden en su totalidad a la dependencia que él dirige.
“El tiempo que un bus se está en las paradas no nos corresponde a nosotros regularlo, es a la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), así como el exceso de velocidad de las unidades de transporte. Por ejemplo, a Tránsito no le corresponde pedir el permiso de operación, pero lo hacen a veces.
Otros de los lamentos más comunes que señala la población capitalina son los maltratos por parte de los conductores y cobradores, razón por la cual la DGT creó un departamento de capacitación y educación. “En todo 2015 nadie ha venido a capacitarse, nos han dejado plantados y esto es gratuito. Por eso se está viendo en la nueva Ley de Transporte cómo coaccionarlos para que vengan obligatoriamente a la capacitación”, manifestó.
Legalidad. Para evitar la operatividad ilegal y la clonación de números en el caso de los taxis, la DGT ha incrementado los operativos que culminan en decomisos; no obstante, las multas son muy bajas.
“Por los operativos nos hemos agenciado un sinnúmero de amenazas y enemistades. Con la ley actual, las multas son de solo mil lempiras, por lo que rápidamente se regresan las unidades; aunque hemos duplicado las recaudaciones a causa de las multas. Con la nueva ley, las multas van a ser por salario mínimo”, finalizó.