07/09/2024
06:11 PM

En cada esquina se compra cocaína en mercados sampedranos

  • 10 marzo 2015 /

Reporteros de LA PRENSA hicieron dos compras de crack en una sola cuadra.

San Pedro Sula, Honduras.

La cocaína, el crack y la marihuana forman parte ahora de las mercancías que tienen gran demanda en los mercados de San Pedro Sula.

La droga en esos centros de venta se conecta cuadra por cuadra, lo que muestra que su comercialización es un lucrativo negocio.

Vender droga para muchos mercaderes es más rentable que expender verduras, legumbres y frutas, detrás de las cuales ocultan los alucinógenos y los estupefacientes.

Hoteles, billares, bares y otros negocios adyacentes a los mercados son parte de la red del narcomenudeo en esos sitios.

La mayor parte de la marihuana que se vende en esas plazas viene de Colón y Yoro.

En las esquinas de las calles adyacentes a los mercados y frente a los puestos de venta se colocan los vendedores de cocaína, crack y marihuana con los que los consumidores hacen el contacto para adquirir los estupefacientes y los alucinógenos.

Un equipo de reporteros de la unidad investigativa de LA PRENSA entró a los mercados de los barrios Medina-Concepción en busca de droga y no fue tan difícil obtenerla.

A eso de las 10:00 am hicimos la primera incursión por las calles aledañas a los puestos de venta que funcionan adentro y afuera de esas plazas para sondear el ambiente e identificar un contacto para hacer la compra de la droga.

En la segunda incursión logramos el contacto.

“Hey, quiero que me hagas un paro”, le dijo el comprador del equipo de LA PRENSA a un hombre que estaba con una pala tapando baches en la segunda avenida entre la 5 y 6 calles del barrio Concepción.

De inmediato, el tipo con la pala en mano se acercó a la puerta del vehículo que andaba conduciendo el comprador y dijo: “Qué pedo”.

“Necesito echarme algo para ponerme en ambiente”, expresó el periodista. “Yo se donde venden, ¿qué quiere? ¿piedra, coca o marihuana? Si quiere lo llevo”, respondió el hombre.

“Bueno, vamos. Yo te voy a dar algo por hacerme el paro”, le expresó el comprador.

Ni corto ni perezoso el hombre se fue para la parte de atrás del vehículo y puso la pala en la paila del automóvil.

Luego se subió a la cabina del carro.

Foto: La Prensa

Se encuentra el intermediario para ir a comprar la droga.

Foto: La Prensa

El contacto sube la pala al carro del comprador para irse con él.

“No hay problema, ya vamos a conectar lo que quiera”, expresó el contacto al reportero tras indicarle que arrancara el vehículo y que tomara la 6 calle.

Luego de recorrer unas tres cuadras, el hombre le dijo al periodista: “Pare en esta esquina. Ya vengo, voy a ir a ver si en uno de estos puestos tienen ahorita”.

El contacto se bajó y se metió por unos puestos donde venden frutas, ropa y accesorios para teléfonos celulares.

Dos minutos después regresó al vehículo y tras meterse a la cabina le dijo al comprador: “Ahorita no está el brother que vende, pero ya viene. Demos otra vuelta y regresemos”.

El periodista puso en marcha el automotor y después de recorrer unas tres cuadras a la redonda regresó al sitio en busca del vendedor de drogas.

De nuevo, el contacto se bajó y se fue otra vez a los puestos de venta.

Foto: La Prensa

El hombre se baja del carro a buscar al vendedor de droga.

Foto: La Prensa

El contacto llega el lugar donde venden la cocaína y el crack.

Esta vez el hombre se tardó unos tres minutos en regresar.

A su regreso presuroso se subió al automóvil y le manifestó al comprador: “Ya hablé con el brother. Ahorita va a ir a traer la piedra a donde la tiene guardada. Demos la vuelta de nuevo para pasarla recogiendo”.

Luego de haber recorrido una cuadra, el intermediario miró a otro vendedor de droga y le consultó al comprador si deseaba comprarle al tipo.

El periodista le manifestó que estaba bien, que iba a hacer las dos compras.

El hombre se bajó del carro y por espacio de un minuto habló con el distribuidor de droga.

Al regresar al vehículo le dijo al reportero: “Ya estuvo, este nos va a vender también piedra. Demos la vuelta y al regreso las recogemos”.

“Está bien, vamos”, expresó el periodista y puso en marcha el carro.

Al retornar al sitio, el hombre se metió de nuevo a los puestos donde hizo el primer contacto, mientras que el comprador estacionó el vehículo media cuadra adelante, desde donde tenía a la vista el lugar en que se metió el individuo.

Segundos después salió a la calle y el hombre le hizo señas al reportero para que le diera tiempo. Le afirmó que ya le iban a llevar la droga e ingresó de nuevo a los puestos de venta.
Al poco rato salió el hombre, pero ya acompañado del distribuidor de la droga.

Foto: La Prensa

El obrero habla con el vendedor de droga .

Foto: La Prensa

El distribuidor de la droga se encamina a entregarla al comprador.

Los dos se dirigieron hacia el vehículo.

El distribuidor se fue para la puerta donde estaba el comprador y le entregó el crack con un corto intercambio de palabras.

“Aquí está la roca”, le dijo el vendedor.

“Cheque, le contestó el periodista al tiempo que le entregaba los 100 lempiras.

“Cabal, todo bien”, le contestó el comprador y se retiró del auto. Mientras eso sucedía, el contacto ya estaba dentro de la cabina sentado a la par del comprador.

Luego, el reportero puso en marcha el vehículo, y al llegar a la otra cuadra, hizo contacto con el otro vendedor.

El vendedor se acercó al vehículo, y tras entregarle el dinero el comprador, se metió apresurado en unos puestos de frutas.

Momento en que un vendedor da crack al comprador encubierto de LA PRENSA.

El vendedor da el crack al comprador encubierto de LA PRENSA.
El periodista, para darle tiempo al distribuidor y no despertar mucha sospecha en el lugar, dio otra vuelta a la manzana y al regreso el individuo ya tenía la mercancía y se la fue a entregar al vehículo a su cliente.

Una vez hechas las dos compras, el reportero se fue a dejar al contacto al sitio donde lo recogió para que siguiera tapando baches. A este, el periodista le entregó dinero y antes de bajarse del carro le dijo: “Tome para que se aliviane y gracias por hacerme el paro”.

“Gracias, ya sabe que estamos a la orden para cuando quiera venir otra vez a comprar su toque”, manifestó el contacto al bajarse del carro para irse a la paila a sacar la pala.