San Pedro Sula, Honduras
Los nefrólogos llevan varios años registrando mayor incidencia de casos de niños que sufren insuficiencia renal crónica en la ciudad, lo que causa preocupación porque desde el punto de vista financiero es una situación insostenible para el Estado de Honduras.
El hospital Mario Rivas tuvo en los primeros meses de 2014 unos 10 nuevos casos. Este año se han registrado seis casos: cuatro en enero y dos en febrero.
En promedio se diagnostica un caso por semana. En la actualidad, unos tres niños se dializan cada día en el Rivas. Un paciente de 13 años está grave en la sala de Emergencia Pediátrica.
En el centro asistencial se tratan a los pacientes con los medicamentos básicos porque no hay fármacos complejos. En este sentido, el alto costo dificulta una intervención oportuna y efectiva.
Generalidades
Según los médicos, el Estado paga más de L8.3 millones cada semana para que los pacientes que residen en San Pedro Sula puedan someterse a diálisis.
“Creemos que esta enfermedad es la que consume el presupuesto de la Secretaría de Salud. Cada hemodiálisis le cuesta 69 dólares al Estado. Al multiplicar ese valor por 1,800 que son los pacientes que atendemos, al considerar que cada uno de ellos recibe tres diálisis a la semana y que los pacientes renales crónicos tienen un promedio de vida de 20 años, entonces el tratamiento de la enfermedad le costará más de $110 millones anuales al Estado dentro de poco”.
Para diagnosticar que un niño es un enfermo renal crónico se consideran varias causas: primero, muchas veces nacen con malformaciones en el tracto genitourinario y esto hace que sean propensos; en segundo lugar, si la enfermedad está presente y no se detecta a tiempo, es posible que se convierta en una enfermedad crónica.
“Muchas veces la detectamos, pero los padres son de escasos recursos y no pueden pagar los tratamientos. Por eso el paciente termina con la enfermedad en estado crónico”, indicó Galeas.
Otras complicaciones de salud también pueden agravar el estado del enfermo renal.