Las invasiones, el descontrol que ha ocurrido en algunas construcciones y la ampliación del segundo anillo periférico obliga a las autoridades municipales a reglamentar el desarrollo del acuífero de Sunseri.
La Corporación Municipal ya tiene en su poder un reglamento que está respaldado por una serie de estudios realizados por firmas consultoras reconocidas, entre ellas Ecomac.
El último estudio geológico referente al problema de la urbanización del área de Sunseri establece que debe quedar un área de reserva, pero que la considerada zona cuatro será urbanizable con medidas estrictas de construcción, cuyos lotes deberán ser mayores de 800 metros cuadrados y construcciones menores de 400 metros cuadrados con las especificaciones del reglamento para la construcción del acuífero.
Rubén Lozano, presidente del Consejo de Desarrollo para San Pedro Sula, afirma que desde 1999 la Corporación Municipal realiza estudios. Después hicieron lo mismo arquitectos como Henry Merriam y el ingeniero Luis Eveline. “Desde el manejo de las aguas subterráneas llegaron a la conclusión de que sí se puede urbanizar, pero de baja densidad, y ya se establecía el área de construcción”, dijo.
Lozano refiere que en el último estudio que hizo Aguas de San Pedro hubo buenas nuevas porque antes se creía que el acuífero era contaminable por cualquier derrame superficial o por la disposición de excretas en la zona; sin embargo, el informe dice que hay dos acuíferos independientes y es beneficioso porque se puede desarrollar con reglamentación.
José Antonio Rivera, comisionado de tierras, dice que ya existe un reglamento en el que se ha trabajado y se especifican las zonificaciones y usos de suelo, así como las especificaciones técnicas de construcción. También establecen las sanciones y disposiciones. “Hay una serie de amenazas al acuífero y una buena parte se desarrolla sin ningún control. Lo que se quiere es apuntarle a reglamentar la zona”.
Para Rivera, la construcción de la segunda trocha del anillo representa un ejemplo de que la zona debe desarrollarse, ya que prácticamente está a merced de los invasores.