22/09/2024
01:50 AM

Hondureños entregan su talento y su tiempo a los demás

LA PRENSA cuenta la historia de tres personas dedicadas con ahínco. Tienen trabajo y familia, pero buscan la forma de ayudar a desconocidos.

San Pedro Sula, Honduras.

En San Pedro Sula hay decenas de organizaciones, pero pocos se acercan para entregar su tiempo y talento de manera desinteresada para contribuir.

Hoy que se conmemora el Día Internacional del Voluntariado, personas que dedican parte de su vida a esta noble labor de ayudar a otros cuentan su historia e invitan a los demás a formar parte del cambio.

“Ha bajado el voluntariado porque hay otros medios distractores, pero todos deberíamos hacerlo”, comenta Aris Padilla, de la Cruz Roja.

“Tuve mis tiempos de crisis y ahora puedo ayudar”

Foto: La Prensa

Hace cinco años, Fanny Suazo de Chavarría dispone de varias horas a la semana para escuchar a quienes llaman a la línea del Teléfono de la Esperanza.

Ella escuchó un anuncio de que necesitaban voluntarios y sin pensarlo dos veces acudió a la organización.

Tomó varios talleres, se preparó y ahora ayuda a otros. Fanny además es la presidenta del consejo del centro del Teléfono de la Esperanza.

“Me motivó la solidaridad. Hay muchas personas pasando momentos de crisis. Tuve mis tiempos de crisis, pero no sabía que existía esto. Ahora yo ayudo”, relató la presidenta. Fanny tuvo un tiempo de preparación de alrededor de dos años. “Para ser voluntarios primero descubrimos quiénes somos porque no podemos alumbrar el camino de otros sin tener luz en nuestro camino”, comentó la voluntaria.

Fanny es madre de familia e integra una iglesia donde su esposo es el pastor. También colabora en el comité educativo de una escuela de Comayagua.

“A veces se cree que los voluntarios somos superhéroes, pero somos personas que buscamos el espacio para dar nuestro tiempo. Somos amas de casa, profesionales, estudiantes; es una gama”.

Antes de ser voluntaria del Teléfono fue parte de la Fundación Esperanza Viva en Choloma.

“Al voluntariado lo mueve el amor al prójimo, ser solidario con el que la está pasando mal. El voluntariado está aflorando, pero hemos de trabajar más en aumentar el número de personas”, agregó Suazo.

“Esto es mi vida, mi casa, mi corazón”

Foto: La Prensa

Empezó su voluntariado en la Cruz Roja cuando era un estudiante de 15 años. Ahora ya lleva 30 años entregando su tiempo en esta noble institutición.

Aris Javier Padilla recuerda que ingresó a la Cruz Roja con un grupo de amigos; aprendieron primeros auxilios, le gustó y se quedó.

Es el coordinador de capacitaciones a nivel departamental de la Cruz Roja. También es el encargado de recaudación de fondos.

“Ser voluntario es un estilo de vida. Damos sin recibir nada a cambio. Ahora, el voluntariado es escaso porque los jóvenes tienen otras distracciones. La sociedad necesita manos amigas, pero la gente ya no quiere servir”, expresó.

Además de ser voluntario en la Cruz Roja es abogado y atiende su negocio familiar. También inculca a sus hijos el voluntariado. “Esto es mi vida, mi casa, mi cara, mi corazón. Esto es algo que me motiva. Unos se retiran y otros seguimos dando apertura a las nuevas generaciones”.

“Por amor a las personas estoy aquí”

Foto: La Prensa

Todos los lunes, Luis Antonio López permanece durante la mañana atendiendo pacientes en la Teletón. Ese no es su trabajo, es su forma de contribuir con las personas y agradecerle a la institución porque hace algunos años le atendieron a su hija.

Luis es técnico en terapia y rehabilitación física y a diario asiste a 14 y hasta 18 pacientes en la institución. “Por amor a la institución y a la gente estoy aquí”, manifestó.

Luis Antonio es gerente general en una droguería. Todos los lunes acude a la Teletón con su hija. Ambos son voluntarios. Luego de atender a sus pacientes, él regresa a sus labores diarias. “La experiencia que se obtiene es inigualable; la mejor satisfacción es que el paciente me diga ‘ya me siento bien’. Todos deberíamos practicar el voluntariado; hay mucho por hacer”.

Para ser técnico, Luis Antonio se empezó a preparar a los 60 años; ahora tiene 63. Este ejemplar hombre asistió a clases un año viajando hasta La Ceiba, todo para poder ofrecer su servicio gratis.