Leila Norma Estévez es una de las muchas productoras de café del municipio de Corquín, Copán, que han logrado certificar sus cultivos por hacer producir más su parcela con prácticas que no destruyen el bosque.
Su padre le enseñó a cultivar el café en forma empírica, sin reglas de protección al medio ambiente ni al mismo grano; pero ahora su finca Don Celio, en la aldea Vereda, Potrerillos, es modelo en este sector cafetalero, por eso fue certificada con el sello Rainforest que otorga la Red de Agricultura Sostenible.
Por tal galardón ha sido nombrada representante de la asociación de productores del departamento de Copán.
Ella recuerda cómo abusaba antes de los insecticidas para matar las plagas de los cultivos sin saber que también estaba espantando a las aves que se comen los insectos. Ahora los pájaros cantan de contentos revoloteando sobre las 14 variedades de árboles que ha sembrado entreverados en su cafetal, por exigencia de los organismos que le dan asistencia técnica con apoyo de la fundación Co Honducafe y el proyecto Coffee Made Happy.
También “me gustaba echar los puñados de abono a las plantas, pero ahora solo pongo tres onzas por planta, según sea el análisis del suelo, y produzco más”, refiere.
Así como brillan con el sol las hojas lustrosas de sus cafetos, así se mantiene de limpia su finca por bajo porque ella no admite ninguna basura que contamine el suelo. Incluso las aguas residuales que surgen al despulpar el grano reciben un tratamiento especial y son canalizadas adecuadamente para que no caigan en las fuentes de agua.
También ha sembrado barreras de plantas de izote para separar su finca de una cercana quebrada, mediante una distancia de cinco metros. “Ya los trabajadores saben que no deben pasar de allí”, comentó.
La certificación, que ahora están buscando otros tantos productores, también promueve mejores salarios y condiciones laborales dignas para los trabajadores, lo mismo que equidad de género y acceso a la educación para los niños de este municipio considerado pionero en certificaciones.
El sello Rainforest le da a doña Leila el premio de un mejor precio para su café, pero sobre todo el beneficio de incrementar la producción de su finca al aplicar las normativas de conservación del suelo, las fuentes de agua y el bosque. Las normativas ya están siendo transmitidas a los jóvenes para que se queden a cultivar la tierra y no emigren a las grandes ciudades. Incluso doña Leila dice que ya está pasando la batuta de su patrimonio a sus cuatro hijos, a quienes entregó parte de la heredad con la condición de que no la vendan.