San Pedro Sula, Honduras.
La poca iluminación, la falta de presencia policial y el poco hábito del ejercicio son factores que alejan a los sampedranos de las áreas o parques biosaludables que fueron inaugurados en diferentes sectores de la ciudad el 15 de noviembre del año pasado.
Estas zonas son parte del programa de recuperación de espacios públicos. La municipalidad, en coordinación con la Oficina de Paz y Convivencia, destinó fondos para acondicionar diez de estos bulevares en colonias como la Satélite, San Carlos de Sula, Santa Mónica, Las Mercedes, Stibys, Paz Barahona, Las Palmas, Jardines del Valle y Los Andes.
La emoción y el uso de las estructuras que se instalaron para que los sampedranos pudieran mejorar su condición física no duró más de cuatro meses. Poco a poco los vecinos dejaron de frecuentar el lugar hasta quedar casi abandonado, lo que ha ocasionado el robo de las piezas.
Carlos Molina, vecino de Prado Alto, dice que cuando la alcaldía en turno promocionó el proyecto hicieron promesas que no cumplieron.
“Nos dijeron que habría seguridad, que iban a mandar policías municipales principalmente en las horas más peligrosas, desde las 6:00 pm en adelante y en la mañana, pero eso solo lo hicieron los primeros días. Otro problema es que los rapiditos no respetan a los peatones y varios vecinos se salvaron de ser atropellados. Además, los ladrones habían agarrado de venir a ver a quién podían quitarle reproductores de música o celulares, por eso la gente comenzó a tener miedo y dejó de venir”, manifiesta Molina.
Otros pobladores admiten que la municipalidad si manda a limpiar y podar las áreas, pero que eso no es suficiente para hacerlas atractivas y la gente vuelva a utilizarlos.
En la colonia San Carlos de Sula, los pocos usuarios que quedan en ese bulevar biosaludable, dicen que se han robado las pesas, estructuras que sirven para ejercitar las piernas y otras partes, por lo que prácticamente están limitados a solo caminar, trotar o correr.
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Miedo
Dilcia Saavedra, residente de ese sector, comenta que ella y tres vecinos más acordaron salir a la misma hora a hacer ejercicio y estrechar vínculos de amistad.
“El problema que tenemos es que en este bulevar la iluminación es pobre y cuando oscurece da miedo estar aquí, incluso durante el día. Por eso venimos por grupos, pero no nos estamos mucho tiempo. Es una lástima porque esto es algo que podría mejorar la salud de las personas que tienen problemas de obesidad y no tienen la capacidad de pagar un gimnasio”, refiere.
El mismo problema se presenta en los otros espacios biosaludables, como el de la colonia Stibys y Jardines del Valle.