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'Vi a alcalde de Iguala disparar en la cabeza a principal rival político'

  • 06 noviembre 2014 /

Un testigo protegido reveló macabros detalles del exalcalde de Iguala, José Luis Abarca.

Ciudad de México.

Una nueva confesión estremece a México. El exalcalde de Iguala, José Luis Abarca se encuentra en el ojo del huracán desde que se le señalara a él y a su esposa como presuntos autores intelectuales del secuestro de los 43 jóvenes desaparecidos hace más de un mes en México, ahora, un testigo protegido señala al exedil como el responsable del asesinato de su principal rival político.

Nicolás Mendoza Villa es el superviviente que delató los atroces crímenes de Abarca. En la madrugada del 1 de junio de 2013, secuestrado, maniatado y torturado, vio cómo el entonces alcalde de Iguala, mataba de un tiro en la cabeza a su rival político, el ingeniero Arturo Hernández Cardona, líder de Unidad Popular, un movimiento de defensa de los campesinos.

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El joven sintió que el era el próximo en morir, pero justo cuando le trasladaban para asesinarle, logró escaparse entre unos matorrales. Desde entonces es un fugitivo en su propia tierra. El narco ha puesto precio a su cabeza, señaló el diario español El País.

Foto: La Prensa

Los macabros crímenes de la pareja imperialista de Iguala mantienen conmocionados a los mexicanos.

Mendoza es el único testigo que, antes de la tragedia de los estudiantes desaparecidos, se atrevió a declarar contra Abarca y revelar su vínculo con el narcotrafico. 'En esta vida solo me queda huir', dice.

Nicolás trabajaba como chófer para el ingeniero Hernández Cardona. La tarde del jueves 30 de mayo de 2013 fueron secuestrados junto a otros seis miembros de Unidad Popular tras realizar una protesta contra el gobierno de Abarca. Los sicarios los llevaron hasta las afueras de Iguala. Fueron torturados salvajemente, los golpearon con un tubo de hierro en las rodillas. A veces, los azotaban con un látigo de alambre.

Al día siguiente del secuestro hizo su primera aparición el alcalde Abarca. Le acompañaba su jefe de policía. 'Nos miraban mientras nos golpeaban, sin decir nada, solo bebiendo cerveza'. A unos 10 metros había unas fosas que los sicarios habían excavado esa tarde. Todos sabían lo que significaban.

'Abarca ordenó que llevaran al ingeniero a la fosa. Allí le empezó a decir: '¿Por qué me pintas el Ayuntamiento, eh? Ya que tanto me estás chingando, me voy a dar el gusto de matarte'. Hernández Cardona intentó permanecer de pie, callado. 'Vi cómo Abarca le apuntaba a la cabeza, y le disparaba. Una vez caído en la fosa, le volvió a disparar'.

Foto: La Prensa

Los mexicanos exigen justicia por la desaparición de los 43 estudiantes, en la que Abarca es acusado de ser el autor intelectual.

Tras el crimen los sicarios les metieron en un Jeep con el cadáver del ingeniero. 'Estaban preocupados, en el pueblo había empezado nuestra búsqueda y querían alejarse'. Se dirigieron hacia un basurero de Mescala.

Al descender, otro secuestrado, Ángel Román Ramírez, aprovechó un descuido de los dos sicarios que les custodiaban para escapar. No llegó muy lejos. Cayó a mitad de carretera. Los narcos se acercaron a paso lento a matarle. Fue entonces cuando el resto vio la oportunidad y se lanzó al monte. 'Me metí entre los árboles, escuché seis disparos, pero no paré, creía que me alcanzaban, pero no me persiguieron. Pasamos ocho horas ocultos, hasta que paramos un coche que nos llevó a Iguala'.

Desde entonces, Mendoza permanece escondido. Ante la interrogante de si regresaría a Iguala, el joven responde, 'jamás, eso es el infierno'.

Ahora Abarca guarda prisión en una cárcel de máxima seguridad en la capital mexicano, esperando por la sentencia de sus atroces crímenes.