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Los temores por Alemania y Europa derriban los mercados

  • 09 octubre 2014 /

La fragilidad de la zona euro es uno de los factores que ha contri­buido a la volatilidad en los merca­dos.

Fráncfort, Alemania.

Una semana de cifras muy negativas sugiere que la economía alemana se ha estancado y corre el riesgo de caer en una recesión. La tenden­cia, combinada con la debilidad exhibida por otros países de la zona euro, entorpece los intentos del bloque económico para sen­tar las bases de un crecimiento sostenible después de una con­tracción de 18 meses de la que re­cién escapó el año pasado.

La fragilidad de la zona euro es uno de los factores que ha contri­buido a la volatilidad en los merca­dos. El Promedio Industrial Dow Jones ha oscilado en más de 200 puntos, en ambas direcciones, du­rante tres jornadas consecutivas. El indicador retrocedió 334,9 pun­tos el jueves, o 2%, revirtiendo los avances del miércoles, para cerrar en 16.659,25 unidades. Las accio­nes estadounidenses atraviesan por su período de mayor volati­lidad desde 2011 ante la preocu­pación por la falta de dinamismo de la economía global y de Europa en particular. El índice S&P 500 cayó 2,1% y el Índice Compuesto Nasdaq 2%.

Uno de los sectores más vapu­leados fue el de empresas de ener­gía, que acumula una baja de 10% en los últimos 30 días. El precio del petróleo para entrega en no­viembre declinó 1,8% en Nueva York para quedar en US$85,77 el barril, el nivel más bajo desde di­ciembre de 2012. La cotización si­guió cayendo después del cierre a US$84,41 en horas de la tarde, un descenso de 3,3%.

Los inversionistas pueden en­contrar que las últimas jornadas evocan, a una escala menor, los acontecimientos de agosto de 2011, cuando arreciaba la crisis de la deuda europea.

El nerviosismo de la jornada comenzó con el dato de que las exportaciones alemanas cayeron 5,8% en agosto frente al mes an­terior, su mayor declive men­sual desde la recesión de 2009. El dato se suma a otros indicado­res negativos, como el nivel defi­ciente de la producción fabril, y ayuda a conformar un panorama sombrío para Europa.

Los principales centros de estudios alemanes recortaron el jueves sus previsiones de creci­miento para este año y el próximo y advirtieron que la menor con­fianza de las empresas y la caída de las exportaciones repercutirán en la actividad de la mayor eco­nomía de Europa. Los centros de estudio proyectan, en un informe elaborado en conjunto, una expan­sión de 1,3% este año y de 1,2% en 2015, frente a previsiones iniciales de 1,9% y 2%, respectivamente.

El debilitamiento de Alemania coincide con el estancamiento de la recuperación de la zona euro, que ha sido anémica desde que se inició en 2013, y corre el riesgo de agotarse. El déficit comercial de Francia, por ejemplo, se amplió en agosto. Entre los sectores más afectados por la menor demanda externa figuran los equipos indus­triales y los químicos.

Las empresas francesas se quejan de que el negativo entor­no interno agrava la debilidad de la demanda externa. “Hay un cli­ma de temor y desconfianza, de modo que los líderes de las pe­queñas empresas son renuentes a asumir riesgos”, señaló Michel Druger, delegado de la federación de exportadores Club des Expor­tateurs de France.

La fragilidad de las econo­mías del continente y las altas ta­sas de desocupación en muchos países de la zona euro obligan a los gobiernos a replantearse su reciente énfasis en políticas de austeridad fiscal. En momentos en que la inflación está muy por debajo de los niveles habituales, el Banco Central Europeo sien­te presión para estimular la eco­nomía mediante un programa de compra de activos, una propues­ta que no ha tenido una buena acogida en Alemania.

La postración de la zona euro ha mermado las ventas de las com­pañías alemanas en la región. Has­ta hace poco, la robusta demanda de los mercados emergentes ha­bía contribuido a compensar esa deficiencia. Ahora, el enfriamien­to de Asia y las economías emer­gentes está cerrando esa válvu­la de escape. “La desaceleración del crecimiento en las economías emergentes sigue siendo la úni­ca explicación factible del bajón de la economía alemana”, señaló Jörg Krämer, el economista jefe de Commerzbank.

Muchas empresas alemanas no esconden su nerviosismo. “Temo que las ventas apenas cre­cerán 3% este año”, manifestó Ra­iner Hundsdörfer, presidente de la junta directiva de EBM Papst, fabricante de ventiladores y equi­pos de ventilación. El año pasado, las ventas crecieron 12%, añadió.

George Osborne, ministro de Finanzas de Reino Unido, advir­tió que los problemas del conti­nente pueden perjudicar la re­cuperación de Gran Bretaña, que se ha afianzado desde 2013. “La zona euro corre el riesgo de vol­ver a caer en crisis. Gran Bretaña no es inmune a eso, en realidad ya está teniendo un impacto en nues­tras manufacturas y nuestras ex­portaciones”, indicó.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo en una rueda de pren­sa el jueves que busca formas de reactivar la inversión, en particu­lar en el ámbito digital, y reducir los trámites burocráticos para las empresas. “Estamos decididos a seguir por este sendero y habla­remos sobre estos asuntos en Eu­ropa”, aseveró.

Alemania ha sido el blanco de críticas de otros países europeos por negarse a aumentar el gas­to y poner en riesgo la promesa de Merkel de presentar el próxi­mo año el primer presupuesto equilibrado del gobierno federal desde 1969. El Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos y algunos países de la zona euro han exhortado a Berlín a elevar el gasto interno como una forma de estimular la zona euro.

Wolfgang Schäuble, minis­tro alemán de Finanzas, reiteró el jueves la oposición del país a utilizar fondos de los contribu­yentes para fomentar el creci­miento de la zona euro y resal­tó, en cambio, la necesidad de que el bloque ponga en marcha reformas estructurales.

Los líderes empresariales de Alemania han solicitado una mayor inversión. “Necesitamos más inversión en forma deses­perada”, aseveró Volker Treier, economista jefe internacional de la Cámara Alemana de Industria y Comercio.