Fráncfort, Alemania.
Una semana de cifras muy negativas sugiere que la economía alemana se ha estancado y corre el riesgo de caer en una recesión. La tendencia, combinada con la debilidad exhibida por otros países de la zona euro, entorpece los intentos del bloque económico para sentar las bases de un crecimiento sostenible después de una contracción de 18 meses de la que recién escapó el año pasado.
La fragilidad de la zona euro es uno de los factores que ha contribuido a la volatilidad en los mercados. El Promedio Industrial Dow Jones ha oscilado en más de 200 puntos, en ambas direcciones, durante tres jornadas consecutivas. El indicador retrocedió 334,9 puntos el jueves, o 2%, revirtiendo los avances del miércoles, para cerrar en 16.659,25 unidades. Las acciones estadounidenses atraviesan por su período de mayor volatilidad desde 2011 ante la preocupación por la falta de dinamismo de la economía global y de Europa en particular. El índice S&P 500 cayó 2,1% y el Índice Compuesto Nasdaq 2%.
Uno de los sectores más vapuleados fue el de empresas de energía, que acumula una baja de 10% en los últimos 30 días. El precio del petróleo para entrega en noviembre declinó 1,8% en Nueva York para quedar en US$85,77 el barril, el nivel más bajo desde diciembre de 2012. La cotización siguió cayendo después del cierre a US$84,41 en horas de la tarde, un descenso de 3,3%.
Los inversionistas pueden encontrar que las últimas jornadas evocan, a una escala menor, los acontecimientos de agosto de 2011, cuando arreciaba la crisis de la deuda europea.
El nerviosismo de la jornada comenzó con el dato de que las exportaciones alemanas cayeron 5,8% en agosto frente al mes anterior, su mayor declive mensual desde la recesión de 2009. El dato se suma a otros indicadores negativos, como el nivel deficiente de la producción fabril, y ayuda a conformar un panorama sombrío para Europa.
Los principales centros de estudios alemanes recortaron el jueves sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo y advirtieron que la menor confianza de las empresas y la caída de las exportaciones repercutirán en la actividad de la mayor economía de Europa. Los centros de estudio proyectan, en un informe elaborado en conjunto, una expansión de 1,3% este año y de 1,2% en 2015, frente a previsiones iniciales de 1,9% y 2%, respectivamente.
El debilitamiento de Alemania coincide con el estancamiento de la recuperación de la zona euro, que ha sido anémica desde que se inició en 2013, y corre el riesgo de agotarse. El déficit comercial de Francia, por ejemplo, se amplió en agosto. Entre los sectores más afectados por la menor demanda externa figuran los equipos industriales y los químicos.
Las empresas francesas se quejan de que el negativo entorno interno agrava la debilidad de la demanda externa. “Hay un clima de temor y desconfianza, de modo que los líderes de las pequeñas empresas son renuentes a asumir riesgos”, señaló Michel Druger, delegado de la federación de exportadores Club des Exportateurs de France.
La fragilidad de las economías del continente y las altas tasas de desocupación en muchos países de la zona euro obligan a los gobiernos a replantearse su reciente énfasis en políticas de austeridad fiscal. En momentos en que la inflación está muy por debajo de los niveles habituales, el Banco Central Europeo siente presión para estimular la economía mediante un programa de compra de activos, una propuesta que no ha tenido una buena acogida en Alemania.
La postración de la zona euro ha mermado las ventas de las compañías alemanas en la región. Hasta hace poco, la robusta demanda de los mercados emergentes había contribuido a compensar esa deficiencia. Ahora, el enfriamiento de Asia y las economías emergentes está cerrando esa válvula de escape. “La desaceleración del crecimiento en las economías emergentes sigue siendo la única explicación factible del bajón de la economía alemana”, señaló Jörg Krämer, el economista jefe de Commerzbank.
Muchas empresas alemanas no esconden su nerviosismo. “Temo que las ventas apenas crecerán 3% este año”, manifestó Rainer Hundsdörfer, presidente de la junta directiva de EBM Papst, fabricante de ventiladores y equipos de ventilación. El año pasado, las ventas crecieron 12%, añadió.
George Osborne, ministro de Finanzas de Reino Unido, advirtió que los problemas del continente pueden perjudicar la recuperación de Gran Bretaña, que se ha afianzado desde 2013. “La zona euro corre el riesgo de volver a caer en crisis. Gran Bretaña no es inmune a eso, en realidad ya está teniendo un impacto en nuestras manufacturas y nuestras exportaciones”, indicó.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo en una rueda de prensa el jueves que busca formas de reactivar la inversión, en particular en el ámbito digital, y reducir los trámites burocráticos para las empresas. “Estamos decididos a seguir por este sendero y hablaremos sobre estos asuntos en Europa”, aseveró.
Alemania ha sido el blanco de críticas de otros países europeos por negarse a aumentar el gasto y poner en riesgo la promesa de Merkel de presentar el próximo año el primer presupuesto equilibrado del gobierno federal desde 1969. El Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos y algunos países de la zona euro han exhortado a Berlín a elevar el gasto interno como una forma de estimular la zona euro.
Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, reiteró el jueves la oposición del país a utilizar fondos de los contribuyentes para fomentar el crecimiento de la zona euro y resaltó, en cambio, la necesidad de que el bloque ponga en marcha reformas estructurales.
Los líderes empresariales de Alemania han solicitado una mayor inversión. “Necesitamos más inversión en forma desesperada”, aseveró Volker Treier, economista jefe internacional de la Cámara Alemana de Industria y Comercio.
Una semana de cifras muy negativas sugiere que la economía alemana se ha estancado y corre el riesgo de caer en una recesión. La tendencia, combinada con la debilidad exhibida por otros países de la zona euro, entorpece los intentos del bloque económico para sentar las bases de un crecimiento sostenible después de una contracción de 18 meses de la que recién escapó el año pasado.
La fragilidad de la zona euro es uno de los factores que ha contribuido a la volatilidad en los mercados. El Promedio Industrial Dow Jones ha oscilado en más de 200 puntos, en ambas direcciones, durante tres jornadas consecutivas. El indicador retrocedió 334,9 puntos el jueves, o 2%, revirtiendo los avances del miércoles, para cerrar en 16.659,25 unidades. Las acciones estadounidenses atraviesan por su período de mayor volatilidad desde 2011 ante la preocupación por la falta de dinamismo de la economía global y de Europa en particular. El índice S&P 500 cayó 2,1% y el Índice Compuesto Nasdaq 2%.
Uno de los sectores más vapuleados fue el de empresas de energía, que acumula una baja de 10% en los últimos 30 días. El precio del petróleo para entrega en noviembre declinó 1,8% en Nueva York para quedar en US$85,77 el barril, el nivel más bajo desde diciembre de 2012. La cotización siguió cayendo después del cierre a US$84,41 en horas de la tarde, un descenso de 3,3%.
Los inversionistas pueden encontrar que las últimas jornadas evocan, a una escala menor, los acontecimientos de agosto de 2011, cuando arreciaba la crisis de la deuda europea.
El nerviosismo de la jornada comenzó con el dato de que las exportaciones alemanas cayeron 5,8% en agosto frente al mes anterior, su mayor declive mensual desde la recesión de 2009. El dato se suma a otros indicadores negativos, como el nivel deficiente de la producción fabril, y ayuda a conformar un panorama sombrío para Europa.
Los principales centros de estudios alemanes recortaron el jueves sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo y advirtieron que la menor confianza de las empresas y la caída de las exportaciones repercutirán en la actividad de la mayor economía de Europa. Los centros de estudio proyectan, en un informe elaborado en conjunto, una expansión de 1,3% este año y de 1,2% en 2015, frente a previsiones iniciales de 1,9% y 2%, respectivamente.
El debilitamiento de Alemania coincide con el estancamiento de la recuperación de la zona euro, que ha sido anémica desde que se inició en 2013, y corre el riesgo de agotarse. El déficit comercial de Francia, por ejemplo, se amplió en agosto. Entre los sectores más afectados por la menor demanda externa figuran los equipos industriales y los químicos.
Las empresas francesas se quejan de que el negativo entorno interno agrava la debilidad de la demanda externa. “Hay un clima de temor y desconfianza, de modo que los líderes de las pequeñas empresas son renuentes a asumir riesgos”, señaló Michel Druger, delegado de la federación de exportadores Club des Exportateurs de France.
La fragilidad de las economías del continente y las altas tasas de desocupación en muchos países de la zona euro obligan a los gobiernos a replantearse su reciente énfasis en políticas de austeridad fiscal. En momentos en que la inflación está muy por debajo de los niveles habituales, el Banco Central Europeo siente presión para estimular la economía mediante un programa de compra de activos, una propuesta que no ha tenido una buena acogida en Alemania.
La postración de la zona euro ha mermado las ventas de las compañías alemanas en la región. Hasta hace poco, la robusta demanda de los mercados emergentes había contribuido a compensar esa deficiencia. Ahora, el enfriamiento de Asia y las economías emergentes está cerrando esa válvula de escape. “La desaceleración del crecimiento en las economías emergentes sigue siendo la única explicación factible del bajón de la economía alemana”, señaló Jörg Krämer, el economista jefe de Commerzbank.
Muchas empresas alemanas no esconden su nerviosismo. “Temo que las ventas apenas crecerán 3% este año”, manifestó Rainer Hundsdörfer, presidente de la junta directiva de EBM Papst, fabricante de ventiladores y equipos de ventilación. El año pasado, las ventas crecieron 12%, añadió.
George Osborne, ministro de Finanzas de Reino Unido, advirtió que los problemas del continente pueden perjudicar la recuperación de Gran Bretaña, que se ha afianzado desde 2013. “La zona euro corre el riesgo de volver a caer en crisis. Gran Bretaña no es inmune a eso, en realidad ya está teniendo un impacto en nuestras manufacturas y nuestras exportaciones”, indicó.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo en una rueda de prensa el jueves que busca formas de reactivar la inversión, en particular en el ámbito digital, y reducir los trámites burocráticos para las empresas. “Estamos decididos a seguir por este sendero y hablaremos sobre estos asuntos en Europa”, aseveró.
Alemania ha sido el blanco de críticas de otros países europeos por negarse a aumentar el gasto y poner en riesgo la promesa de Merkel de presentar el próximo año el primer presupuesto equilibrado del gobierno federal desde 1969. El Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos y algunos países de la zona euro han exhortado a Berlín a elevar el gasto interno como una forma de estimular la zona euro.
Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, reiteró el jueves la oposición del país a utilizar fondos de los contribuyentes para fomentar el crecimiento de la zona euro y resaltó, en cambio, la necesidad de que el bloque ponga en marcha reformas estructurales.
Los líderes empresariales de Alemania han solicitado una mayor inversión. “Necesitamos más inversión en forma desesperada”, aseveró Volker Treier, economista jefe internacional de la Cámara Alemana de Industria y Comercio.