El Corpus, Choluteca, Honduras.
El “mal olor” que se percibe en la mina artesanal que se tragó a 11 hombres hace tres días obligó a los socorristas a cambiar de estrategia.
Aunque Byron Maradiaga, Bryan Escalante y Nehemías Méndez fueron rescatados a primeras horas de ayer, la vida de sus ocho compañeros sigue en juego y los socorristas nacionales y extranjeros son conscientes de esto.
Los rescatistas hondureños, salvadoreños y guatemaltecos y pobladores de esta región sur del país temen que el fuerte olor en las entrañas de la mina de oro de San Juan Arriba sea el augurio de una nefasta noticia.
Quienes están en la zona relatan que el olor se ha vuelto cada vez más intenso, por eso las autoridades del Cuerpo de Bomberos, y de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) decidieron buscar varias rutas de acceso a la mina.
Esta determinación fue tomaba 50 horas después de haber iniciado la ardua jornada, cuando en las afueras de la mina, la luz del sol dejó de ser un auxilio para los rescatistas.
En un inicio se creía que la noticia del mal olor era especulación o producto de la zozobra por tantas horas de una espera que cada vez parece más eterna. Pero tanto el mayor del Cuerpo de Bomberos, José Díaz, como el alcalde de El Corpus, Luis Rueda, confirmaron el hecho.
“El mal olor es fuerte. Estamos esperando que lleguen a ellos (los ocho mineros)”, dijo Rueda al asegurar que los rescatistas estaban anoche, alrededor de las 7:00 pm, a unos dos metros del punto donde este olor se vuelve “insoportable”.
Los socorristas han tratado de localizar al resto del grupo por varias vías. “Estamos haciendo un trabajo en equipo junto a los mineros”, relató.
La inseguridad en la mina principal orilló a la búsqueda de otras entradas. El cerro tiene más de 260 túneles, 100 de los cuales están soterrados y 60 activos.
“Hemos entrado en un túnel donde los que son conocedores han hecho evaluaciones y por el recorrido que hicieron cuando el cerro se derrumbó, es posible que puedan estar allí”, relató el mayor Díaz.
El bombero agregó que “ahorita lo que hemos percibido es que hay mal olor en la zona y esa es una posibilidad de que puede haber cuerpos allí”.
Marco Tulio Artica, jefe del equipo de los bomberos hondureños, confiaba en que este olor no pertenezca a ninguno de los obreros y dijo que esperaba a que la tarea de rescate diera frutosv para confirmar a qué se debe.
El “mal olor” que se percibe en la mina artesanal que se tragó a 11 hombres hace tres días obligó a los socorristas a cambiar de estrategia.
Aunque Byron Maradiaga, Bryan Escalante y Nehemías Méndez fueron rescatados a primeras horas de ayer, la vida de sus ocho compañeros sigue en juego y los socorristas nacionales y extranjeros son conscientes de esto.
Los rescatistas hondureños, salvadoreños y guatemaltecos y pobladores de esta región sur del país temen que el fuerte olor en las entrañas de la mina de oro de San Juan Arriba sea el augurio de una nefasta noticia.
Quienes están en la zona relatan que el olor se ha vuelto cada vez más intenso, por eso las autoridades del Cuerpo de Bomberos, y de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) decidieron buscar varias rutas de acceso a la mina.
Esta determinación fue tomaba 50 horas después de haber iniciado la ardua jornada, cuando en las afueras de la mina, la luz del sol dejó de ser un auxilio para los rescatistas.
En un inicio se creía que la noticia del mal olor era especulación o producto de la zozobra por tantas horas de una espera que cada vez parece más eterna. Pero tanto el mayor del Cuerpo de Bomberos, José Díaz, como el alcalde de El Corpus, Luis Rueda, confirmaron el hecho.
“El mal olor es fuerte. Estamos esperando que lleguen a ellos (los ocho mineros)”, dijo Rueda al asegurar que los rescatistas estaban anoche, alrededor de las 7:00 pm, a unos dos metros del punto donde este olor se vuelve “insoportable”.
Los socorristas han tratado de localizar al resto del grupo por varias vías. “Estamos haciendo un trabajo en equipo junto a los mineros”, relató.
La inseguridad en la mina principal orilló a la búsqueda de otras entradas. El cerro tiene más de 260 túneles, 100 de los cuales están soterrados y 60 activos.
“Hemos entrado en un túnel donde los que son conocedores han hecho evaluaciones y por el recorrido que hicieron cuando el cerro se derrumbó, es posible que puedan estar allí”, relató el mayor Díaz.
El bombero agregó que “ahorita lo que hemos percibido es que hay mal olor en la zona y esa es una posibilidad de que puede haber cuerpos allí”.
Marco Tulio Artica, jefe del equipo de los bomberos hondureños, confiaba en que este olor no pertenezca a ninguno de los obreros y dijo que esperaba a que la tarea de rescate diera frutosv para confirmar a qué se debe.