El fin de la pesadilla para tres de los 11 mineros soterrados comenzó antes del mediodía de ayer. Tras la incesante lluvia de la tarde-noche del miércoles, la búsqueda se reanudó en horas tempranas de la mañana con la esperanza de sacarlos con vida después que los rescatistas lograron tener una comunicación más fluida con Nehemías Méndez (27), Brayan Escalante y Bayron Maradiaga, ambos de 19 años.
Cerca de las seis de la mañana de ayer, las esperanzas comenzaron a crecer en los improvisados campamentos que familiares de los mineros han construido en los alrededores del yacimiento siniestrado.
El sol ya calaba y el ir y venir de rescatistas aumentaba. “Ya pidieron agua”, aseguró un joven minero de la zona, los que se convirtieron en pieza clave para el rescate de sus compañeros horas después. Los deseos de volver a ver con vida a los obreros eran incesantes; sin embargo, desde las nueve de la mañana se instalaron cordones de seguridad en la espigada montaña para controlar el ingreso de personas. A esa hora solo trabajadores del lugar, familiares de los infortunados, medios de comunicación, rescatistas y autoridades tenían acceso.
Presentimiento lo salvó
“El suelo está débil, tengan cuidado, estamos en el aire”, menciono Luis (de unos 20 años), un minero de la zona, mientras un grupo de tres hombres mayores oraban sin cesar en un tumulto de piedras a 200 metros de una de las entradas de la mina, la que pronto se convertiría en la salida a la libertad de los tres jóvenes originarios de Choluteca.
“Es es terrible, no creo que los demás estén con vida. Yo logré salir del túnel a la una de la tarde, algo me dijo que debía salir. Le dije a mi cuadrilla que nos saliéramos, que algo iba a pasar.
VIDEO: Así fue el rescate de tres de los 11 mineros
No sé qué me dio en mi corazón, un mensaje de Dios que me saliera”, relató Alex Aguilera, un joven que desde hace años dejó Tegucigalpa para dedicarse a la minería, la que le deja 600 lempiras al día.
Según Alex, dos detonaciones de dinamita hicieron sus compañeros entre la una y las dos de la tarde del martes pasado.
Al escucharlas, él junto a la cuadrilla de 16 mineros que dirige, salieron del lugar, pero relató lo que vio: “Fue un remolino de tierra, polvo y un aire helado el que vi, lo sentí de pies a cabeza.
Algo ya no estaba bien y los tres que se salvaron es porque se metieron en algunos huecos pequeños que dejamos en los túneles”, agregó.
Cadena humana
Aunque la cantidad de personas en la zona de rescate disminuyó por los controles de seguridad, hubo un buen número de personas, principalmente hombres, que formaron una cadena humana en el accidentado terreno a las 11 de la mañana. La desesperación se incrementaba y las ansias por ver salir con vida a cualquiera de los soterrados mantenían en vilo a los presentes.
Junto al Cuerpo de Bomberos, la Cruz Verde de El Salvador pusieron todo su empeño para sacar del fondo de la mina a los tres mineros. Los aplausos comenzaron y el llanto de las mujeres presentes aumentaba. La mayoría de ellas tienen a sus esposos, hermanos e hijos soterrados.
Sale el primero
Unos 20 minutos faltaban para las 12 del mediodía, a una temperatura de 36 grados en la zona cuando la primera camilla salió. Sobre esta el primer minero.
Se trataba de Brayan Escalante, quien a través de la manta de aluminio que lo arropaba dejo ver sus sandalias y pronuncio: “Gracias, Dios, por una nueva oportunidad de vivir”, mientras era sostenido por decenas de hombres que formaron la cadena desde la salida de la mina hasta la ambulancia.
Seguido a Brayan apareció la segunda camilla con Bayron Maradiaga, quien en similares condiciones dijo: “Lo que viví adentro jamás lo había vivido en mi vida”.
Con voz entrecortada pero aliviado, dijo: “Solo Dios, solo Dios”, entre aplausos, gritos de algarabía y llantos. El tercero en salir fue Nehemías Méndez, quien lloraba inconsolablemente al escuchar los aplausos y las directrices que daban los rescatistas para trasladarlo a la ambulancia.
Más callado que Brayan y Byron, Nehemías solo alcanzó a pronunciar: “Jamás vuelvo a entrar por esa mina”. Minutos después los tres fueron trasladados a clínicas privadas de Choluteca.
El rescate de los tres primeros concluyó, pero la población continuó en el lugar en la búsqueda de los ocho mineros que siguen soterrados. Junto a los tres rescatados se trasladaron a la ciudad los familiares y miembros del Comisionado de los Derechos Humanos para atenderlos y la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco).
“Por la gracia de Dios y el trabajo coordinado logramos el rescate de estos tres mineros, lo cual nos llena de satisfacción.
El reto ahora es mayor porque tenemos el compromiso de rescatar a los ocho restantes”, manifestó Moisés Alvarado, comisionado de Copeco.