San Pedro Sula, Honduras.
Sencillo, espontáneo y dispuesto, Marlon Tábora respondió a la invitación que LA PRENSA le hizo y acudió a la Sala de Redacción de este rotativo para abordar diferentes temas de interés nacional y sus primeros cuatro meses de gestión al frente del Banco Central de Honduras (BCH) y del Gabinete Económico.
-¿Qué han significado sus cuatro primeros meses de gestión en el Banco Central de Honduras?
Uno, confirmar que el Banco Central es, en mi criterio, la institución más sólida que existe en el país y de lo que todos los hondureños deberíamos sentirnos orgullosos.
La capacidad institucional que tiene el Banco Central se pudo verificar en el proceso de revisión del Artículo IV con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Segundo, coordinar el Gabinete Económico me ha permitido abordar los diferentes problemas del país desde una visión completamente diferente.
Haber estado en Washington en los últimos cuatro años y ver la perspectiva desde afuera, y ahora tomar la primera silla y enfrentar los temas ha sido una experiencia invaluable.
-¿Lucha por mantener la credibilidad del Banco Central?
El Banco Central por sí solo, por lo que hace, por la historia, por la tradición que tiene, puede mantenerla.
El reto más importante es ver cómo ayudo a mantener esa credibilidad, que se mejore y no promover una situación que vaya en detrimento de su reputación. En mi caso existe ese riesgo por ser también coordinador del Gabinete Económico.
En la historia del Banco solo el expresidente Ricardo Maduro ha tenido ese doble sombrero, porque uno de los temas que más se resguarda es el de independencia.
-¿Ha recibido presiones desde que llegó al Banco Central?
No, mucha gente me conoce en el nivel político y sabe cuál es mi forma de accionar y no voy en función de las presiones políticas.
-¿Y presiones del sector privado ha recibido?
No. Soy una persona abierta al diálogo y trabajo coordinadamente con el sector privado. En materia económica no existe forma de que el país salga adelante sin el apoyo del sector privado y por eso hay que trabajar de forma coordinada. La idea es mantener un diálogo respetuoso, franco y constructivo.
-¿Qué es lo que en estos cinco meses ha querido lograr o revertir y todavía no ha podido hacerlo?
El reto más importante y no como presidente del Banco Central, sino como coordinador del Gabinete Económico, es promover la disciplina fiscal. En una situación como la que vive el país ese es el punto más importante por donde deberíamos comenzar.
Es una tarea difícil, es parte de la cultura político-hondureña (...) No estamos acostumbrados a la disciplina fiscal. Si yo quisiera dejar un legado, sería promover esa cultura de entender que la disciplina fiscal es fundamental para promover el crecimiento económico y desarrollar el país.
-¿Qué obstáculos ha encontrado para promover esa disciplina fiscal?
Hay varios. Uno: el rol que juega el Congreso Nacional en la aprobación del Presupuesto General de la República.
Me refiero a la forma en cómo se desarrolla el proceso. El hecho de que, recurrentemente, tengamos ampliaciones presupuestarias por no hacer el proceso adecuado nos genera un problema estructural de cara a que siempre tenemos un presupuesto ejecutado superior al presupuesto aprobado.
Deberíamos fortalecer la capacidad institucional del Congreso para darle seguimiento y garantizar que el presupuesto que se apruebe sea el que se cumpla, porque de lo contrario el presupuesto deja de ser una herramienta de gestión para lo cual ha sido creada.
Debemos mejorar el proceso de preparación del Presupuesto General de la República como un instrumento de política pública.
-¿Qué sugiere para eso?
El proceso presupuestario debería tener dos elementos importantes: uno, el marco macroeconómico. Es decir, marcar el terreno, la cancha y decir: esto es lo que puede hacer el país y no nos podemos ir allá. Esa es una primera etapa que debería ser autorizada por el Congreso.
Después, la distribución. Cuando estamos en la aprobación del marco y entramos en la discusión de la distribución ahí nos perdemos, porque hay demasiados intereses, unos políticos, otros no políticos.
Entonces, una vez que definamos las reglas claras lo que nos queda es cumplirlas.
-Entonces, ¿la distribución de los recursos no es el adecuado?
No, porque al final los recursos deben ir atender a las prioridades que han sido definidos dentro del plan estratégico del país. En este caso, el Plan de Nación, en una visión de largo plazo, o el Plan de Gobierno, como un instrumento de corto plazo.
No todos los recursos están distribuidos para atender las necesidades que más tiene la gente. Como ciudadano quisiera que hubiera más recursos para educación, para salud (...) que los recursos que se utilizan en seguridad se utilicen adecuadamente y tuviéramos mejores resultados que los que obtenemos en este momento.
¿Ha expuesto dicha situación al presidente Juan Orlando Hernández o a Mauricio Oliva, titular del Congreso?
Sí, he venido platicando desde hace muchos años. En general parte de una cultura institucional que tiene el Congreso Nacional.
-¿Y qué le responden?
Creo que dependiendo de cada uno tratan de hacer su mejor esfuerzo, pero no solo es una responsabilidad del Congreso, también de las Secretarías de Estado.
Por eso nos agrada que en el Presupuesto del año 2014 haya quedado establecido que aquellos ministros que se excedan más allá del presupuesto que se les ha sido autorizado en las Secretarías de Estado, son sujetos de responsabilidad civil e incluso penal.
Sencillo, espontáneo y dispuesto, Marlon Tábora respondió a la invitación que LA PRENSA le hizo y acudió a la Sala de Redacción de este rotativo para abordar diferentes temas de interés nacional y sus primeros cuatro meses de gestión al frente del Banco Central de Honduras (BCH) y del Gabinete Económico.
-¿Qué han significado sus cuatro primeros meses de gestión en el Banco Central de Honduras?
Uno, confirmar que el Banco Central es, en mi criterio, la institución más sólida que existe en el país y de lo que todos los hondureños deberíamos sentirnos orgullosos.
La capacidad institucional que tiene el Banco Central se pudo verificar en el proceso de revisión del Artículo IV con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Segundo, coordinar el Gabinete Económico me ha permitido abordar los diferentes problemas del país desde una visión completamente diferente.
Haber estado en Washington en los últimos cuatro años y ver la perspectiva desde afuera, y ahora tomar la primera silla y enfrentar los temas ha sido una experiencia invaluable.
-¿Lucha por mantener la credibilidad del Banco Central?
El Banco Central por sí solo, por lo que hace, por la historia, por la tradición que tiene, puede mantenerla.
El reto más importante es ver cómo ayudo a mantener esa credibilidad, que se mejore y no promover una situación que vaya en detrimento de su reputación. En mi caso existe ese riesgo por ser también coordinador del Gabinete Económico.
En la historia del Banco solo el expresidente Ricardo Maduro ha tenido ese doble sombrero, porque uno de los temas que más se resguarda es el de independencia.
-¿Ha recibido presiones desde que llegó al Banco Central?
No, mucha gente me conoce en el nivel político y sabe cuál es mi forma de accionar y no voy en función de las presiones políticas.
-¿Y presiones del sector privado ha recibido?
No. Soy una persona abierta al diálogo y trabajo coordinadamente con el sector privado. En materia económica no existe forma de que el país salga adelante sin el apoyo del sector privado y por eso hay que trabajar de forma coordinada. La idea es mantener un diálogo respetuoso, franco y constructivo.
-¿Qué es lo que en estos cinco meses ha querido lograr o revertir y todavía no ha podido hacerlo?
El reto más importante y no como presidente del Banco Central, sino como coordinador del Gabinete Económico, es promover la disciplina fiscal. En una situación como la que vive el país ese es el punto más importante por donde deberíamos comenzar.
Es una tarea difícil, es parte de la cultura político-hondureña (...) No estamos acostumbrados a la disciplina fiscal. Si yo quisiera dejar un legado, sería promover esa cultura de entender que la disciplina fiscal es fundamental para promover el crecimiento económico y desarrollar el país.
-¿Qué obstáculos ha encontrado para promover esa disciplina fiscal?
Hay varios. Uno: el rol que juega el Congreso Nacional en la aprobación del Presupuesto General de la República.
Me refiero a la forma en cómo se desarrolla el proceso. El hecho de que, recurrentemente, tengamos ampliaciones presupuestarias por no hacer el proceso adecuado nos genera un problema estructural de cara a que siempre tenemos un presupuesto ejecutado superior al presupuesto aprobado.
Deberíamos fortalecer la capacidad institucional del Congreso para darle seguimiento y garantizar que el presupuesto que se apruebe sea el que se cumpla, porque de lo contrario el presupuesto deja de ser una herramienta de gestión para lo cual ha sido creada.
Debemos mejorar el proceso de preparación del Presupuesto General de la República como un instrumento de política pública.
-¿Qué sugiere para eso?
El proceso presupuestario debería tener dos elementos importantes: uno, el marco macroeconómico. Es decir, marcar el terreno, la cancha y decir: esto es lo que puede hacer el país y no nos podemos ir allá. Esa es una primera etapa que debería ser autorizada por el Congreso.
Después, la distribución. Cuando estamos en la aprobación del marco y entramos en la discusión de la distribución ahí nos perdemos, porque hay demasiados intereses, unos políticos, otros no políticos.
Entonces, una vez que definamos las reglas claras lo que nos queda es cumplirlas.
-Entonces, ¿la distribución de los recursos no es el adecuado?
No, porque al final los recursos deben ir atender a las prioridades que han sido definidos dentro del plan estratégico del país. En este caso, el Plan de Nación, en una visión de largo plazo, o el Plan de Gobierno, como un instrumento de corto plazo.
No todos los recursos están distribuidos para atender las necesidades que más tiene la gente. Como ciudadano quisiera que hubiera más recursos para educación, para salud (...) que los recursos que se utilizan en seguridad se utilicen adecuadamente y tuviéramos mejores resultados que los que obtenemos en este momento.
¿Ha expuesto dicha situación al presidente Juan Orlando Hernández o a Mauricio Oliva, titular del Congreso?
Sí, he venido platicando desde hace muchos años. En general parte de una cultura institucional que tiene el Congreso Nacional.
-¿Y qué le responden?
Creo que dependiendo de cada uno tratan de hacer su mejor esfuerzo, pero no solo es una responsabilidad del Congreso, también de las Secretarías de Estado.
Por eso nos agrada que en el Presupuesto del año 2014 haya quedado establecido que aquellos ministros que se excedan más allá del presupuesto que se les ha sido autorizado en las Secretarías de Estado, son sujetos de responsabilidad civil e incluso penal.