19/11/2024
03:34 AM

'Jugando con los niños”

En Suecia se acaba de aprobar una legislación que permite que los niños puedan solicitar su muerte mediante la eutanasia cuando sufran de dolores insoportables causados por una enfermedad grave. En el Reino Unido se aprobó recientemente una ley que prohíbe que se fume dentro de un vehículo si en su interior se conduce un niño. Dos extremos de hasta donde se extiende la responsabilidad de los legisladores con un sector tan vulnerable y tan decisivo en el futuro de un país, los niños. La preocupación de todos por la vida, por la muerte y la salud está presente también en los niños; pero cómo orientamos esas preocupaciones sin caer en un juego mortal que deje las mentes desequilibradas, vacías y con un hastío hacia la existencia misma, cómo ser capaces de conducir estos temas en nuestros niños sin tener que cargarlos de nuestras propias frustraciones y sin sabores, transmitiéndoles esperanza y consuelo. Quizá deberíamos comenzar tomando conciencia que las mismas o parecidas inquietudes y preguntas existenciales que a nosotros nos agobian hoy también agobian a los niños y a los jóvenes de esta generación. Y las leyes no son precisamente la mejor solución a estas situaciones tan complejas sobre cómo enfrentar el dolor y la muerte. Por un lado la legislación que aprueba la eutanasia para los niños no es más que una muestra de la demagogia con que se puede actuar por parte de los políticos, pues cómo un niño puede determinar cuándo terminar con su existencia si ni siquiera puede definir qué es realmente el dolor, cómo determinar que ese dolor que padece es insoportable o que es imposible vivir con una enfermedad. Digo que es pura demagogia esa legislación pues el niño para pedir que se le practique la eutanasia tiene que contar con un estudio de profesionales médicos y sicólogos que determinen que es correcta la petición de un niño de pedir su muerte ante un sufrimiento insoportable. Pero aun así, seguimos preguntándonos si no es una respuesta demasiado fácil a algo que ni nosotros mismos como adultos aún somos capaces de asumir con seguridad, como es el sufrimiento y la muerte. Prohibir que se fume dentro de un automóvil cuando un niño se conduce dentro de él no solo es sensato sino necesario, pues la exposición que se hace de los fumadores pasivos que son aquellos que reciben los efectos del humo, pero que no son fumadores, muchas veces perjudican más a estos fumadores pasivos que a quien está fumando realmente; entonces esta prohibición no solo es necesaria, debería extenderse al interior de cada casa, porque si se está pensando en la salud de los niños y los efectos que el humo del cigarro tiene sobre ellos, estos efectos también se producen cuando en la casa de un niño se fuma y él recibe los efectos de un fumador pasivo. Aquí también es necesaria la ley y que se apliquen las sanciones para que los niños sean protegidos del cigarrillo. Deberíamos poner más atención a los problemas de los niños de hoy, agobiados por un mundo que supera por millas el que nosotros vivimos, no podemos ignorar sus necesidades y los retos a los que este mundo los enfrenta. La opinión de una psicóloga a cerca del suicidio de los niños debería alertarnos cuando manifiesta que “creo que los niños que se suicidan lo hacen en cierta manera como un juego infantil para eludir sufrimientos y tristezas muy fuertes, y se van creyendo que la muerte no es irreversible. Ellos creen que van a volver”.