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Lobo lloró con las palabras de Juan Orlando Hernández

  • 27 enero 2014 /

Según fuentes allegadas al Presidente saliente, él no se desligará de la política y se dedicará a asesorar.

El presidente saliente, Porfirio Lobo Sosa, lloró ayer al recibir públicamente el reconocimiento del gobernante Juan Orlando Hernández por los innumerables esfuerzos que hizo para reinsertar a Honduras en el concierto de las naciones y reconciliar a las familias hondureñas.

Cuando Lobo Sosa fue investido como gobernante el 27 de enero de 2010 solo vino un Presidente amigo a la toma de posesión y algunos representantes de organizaciones no gubernamentales.

Honduras vivía una sitSegún fuentes allegadas al Presidente saliente, él no se desligará de la política y se dedicará a asesoraruación difícil por los sucesos del 28 de junio y era necesario comenzar una ofensiva del Gobierno orientada, primero, a alcanzar el reconocimiento internacional y luego luchar por conseguir préstamos para impulsar obras.

Esta labor fue reconocida por Hernández en su discurso pronunciado en el Estadio Nacional. “El presidente Lobo logró la transición hacia la democracia después de la crisis política más grande que ha vivido la historia moderna de nuestro país”, destacó el nuevo mandatario.

“Usted tendió los puentes para la unidad de los hondureños. Usted reconcilió al país. Usted regresó la dignidad que el pueblo se merece, cuando estábamos aislados del mundo, cuando estábamos todos en un desierto sin que nadie nos diera agua. Presidente Lobo: mi cariño, mi respeto, mi gratitud, gracias”, dijo Hernández.

Lobo quiso disimular con una leve sonrisa, pero sus ojos humedecidos por las lágrimas lo traicionaron.

No desfiló

El gobernante saliente no desfiló por la pista olímpica, por donde lo hicieron los dignatarios que vinieron al país.
No hubo explicación sobre la causa que motivó al exmandatario a entrar por el sector de silla. No iban a silbarlo porque quienes estaban en las graderías eran las bases del Partido Nacional, las mismas que hace cuatro años le aplaudieron cuando recibió la banda presidencial.

Lobo se despojó de la banda a las 9:50 am. Con su característica sonrisa se la quitó despacio y se la entregó al presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, como paso previo a la investidura de Hernández.

Fue el último acto de Lobo Sosa como Presidente, dejando atrás cuatro años que para él fueron largos por los entuertos que encontró en el camino de la búsqueda de soluciones a los ingentes problemas del país.

El gobernante saliente, que fue acompañado por su esposa Rosa Elena, se sentó a la par de Mauricio Oliva. Una vez que concluyó el acto de investidura, Lobo Sosa, ya como un ciudadano común, se trasladó con su esposa a su casa a almorzar con unos amigos, según uno de sus exportavoces.

El exnúmero uno de la Casa de Gobierno regresará al campo, a cultivar la tierra. En Olancho, a pocos kilómetros de Juticalpa, tiene una propiedad, La Empalizada, de unas tres mil manzanas que dedica al cultivo de granos básicos.
Desde antes de ser Presidente estaba considerado como uno de los más grandes productores de granos de Centroamérica. Con sus hijos también se dedica al engorde de ganado.

“Allá los espero en La Empalizada”, les dijo a los diputados amigos en uno de sus últimos actos oficiales en el Congreso Nacional.