Una Policía Militar compuesta por unos 5.000 hombres supone para el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, uno de los últimos 'cartuchos' para reducir la violencia criminal que sacude al país centroamericano, con una veintena de muertes diarios.
Los primeros elementos de la Policía Militar de Orden Público (PMOP) saldrán a las calles de Tegucigalpa y San Pedro Sula, las dos ciudades más importantes del país, sin previo aviso durante el presente mes, según informó esta semana el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, René Osorio.
A menos de cuatro meses de concluir su mandato, Lobo, con apoyo del Parlamento, ha recurrido para reducir la violencia a la PMOP, creada por el Parlamento el 22 de agosto pasado, que algunos sectores cuestionan alegando que los militares están preparados para la guerra y defender las fronteras.
Lobo y el titular del Parlamento, Juan Orlando Hernández, sostienen que los 5.000 efectivos de la PMOP han sido seleccionados entre los mejores miembros del Ejército y entrenados para que puedan brindad seguridad a la población, que vive atemorizada y encerrada por la violencia.
'Me siento muy orgulloso de la institución armada, ha sido un apoyo extraordinario el que nos ha dado las Fuerzas Armadas en materia de seguridad', dijo el gobernante hondureño el jueves durante la ceremonia de entrega del bastón de mando a las primeras dos unidades de la PMOP, una de ellas en San Pedro Sula, norte.
La ceremonia coincidió con la conmemoración del 'Día del soldado hondureño', en honor al prócer Francisco Morazán, quien nació el 3 de octubre de 1792 y murió fusilado en Costa Rica el 15 de septiembre de 1842, cuando luchaba por la unión de Centroamérica.
La Policía Militar, que dependerá de la Secretaría de Defensa, 'es un cuerpo entrenado y comprometido para garantizar la seguridad de los hondureños', recalcó Lobo al recordar que el pueblo 'sigue sufriendo' por la violencia, atribuida en parte por los cuerpos de seguridad a las pandillas armadas y al crimen organizado.
La PMOP se suma a otra fuerza, que dependerá de la Secretaría de Seguridad, denominada Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (Tigres), que debe salir a las calles en noviembre próximo como una unidad elite de la Policía Nacional.
Las dos fuerzas son de las últimas opciones de Lobo para reducir la violencia, después de no haber podido cumplir con una de sus dos promesas de campaña: seguridad.
La otra promesa del gobernante fue trabajo, pero tampoco ha podido cumplirla. Lobo reconoce que no ha podido dar respuesta a sus promesas, pero considera entre sus principales logros el haber conseguido que la comunidad internacional volviera a reconocer a Honduras, tras el aislamiento sufrido por el país por el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 al entonces presidente, Manuel Zelaya.
Zelaya fue derrocado y expulsado del país cuando promovía una consulta popular para reformar la Constitución, desoyendo impedimentos legales.
La candidata presidencial del partido Libertad y Refundación (Libre) en las elecciones del 24 de noviembre próximo, Xiomara Castro, esposa de Zelaya, se opone a la Policía Militar en las calles y propone una Policía Comunitaria, aunque cuando su marido gobernó Honduras ya sufría un alto índice de violencia.
En el último año de mandato de Zelaya la cifra de muertes violentas en Honduras superaba las 50 por cada 100.000 habitantes, según registros de organismos de derechos humanos.
Lobo considera que cualquier partido que gane las elecciones de noviembre, cuyo mandato iniciará el 27 de enero de 2014, debe darle continuidad a la Policía Militar para garantizarle seguridad a los hondureños, que además sufren otros flagelos como la pobreza, el desempleo y los efectos de una crisis económica sin precedentes.