La antañona Villa Real de Minas festeja en grande y de manera anticipada sus 436 años de surgimiento.
Y es que la ciudad más importante de Honduras, sede del gobierno de la República, se reviste de fiesta, colorido, diversión y sobre todo de unión familiar.
En la ocasión de conmemorar sus más de cuatro siglos de historia, sus hijos hicieron un derroche de talento y amor por el cerro de plata que los vio nacer, al participar en un inédito carnaval.
La cita estaba programada a las 2:00 de la tarde de ayer y prometía convertir los 1.5 kilómetros del carril de descenso del bulevar Centroamérica en un megasalón de baile.
Pese a la formación de nubes grises que amenazaban con bañar a la cumpleañera, el extenso tramo por donde pasará el sistema de buses articulados del Trans 450 comenzó a llenarse de gente y de ambiente familiar.
Las sirenas de las motorizadas y patrullas de la Policía Nacional, Tránsito y Municipal anunciaron la inauguración de la fiesta.
Detrás del equipo de seguridad, un show de juegos pirotécnicos en ambos extremos del Trans 450, en la entrada de la colonia Kennedy y en la intersección hacia la colonia El Hogar le pusieron color al agrisado cielo capitalino.
Luego unos repentinos rayos solares que desvanecieron todo pronóstico de lluvia se combinaron con los pasos remarcados de adiestrados caballos de raza pura que arrancaron los aplausos del público con su desfile.
Carrozas, comparsas de La Ceiba, batucadas y los potentes motores de las motocicletas Harley-Davidson terminaron de encender a los miles de orgullosos capitalinos que se congregaron en las vías vehiculares cerradas para la ocasión.
Un contagioso ritmo le imprimieron a la fiesta las bandas de guerra y sensuales palillonas y pomponeras de al menos 12 institutos de la ciudad, entre ellos el Yave Nissi, Intiam, Hibueras y Central Vicente Cáceres.