Miami, Estados Unidos.
Tres refugios en Miami reciben a parte de los menores indocumentados que han inundado la frontera de Estados Unidos en los últimos meses, lo cual ha sobrecargado a las organizaciones que les prestan ayuda legal, advirtió este martes una de ellas.
“Estamos completamente abrumados. Estamos trabajando prácticamente sin pausa”, afirmó Cheryl Little, directora de Americanos por la Justicia de los Inmigrantes (Americans for Immigrant Justice), con sede en Miami, Florida (sureste de Estados Unidos).
“El año pasado prestamos servicios a 1,600 niños. Este año ya casi hemos alcanzado los 1,600”, dijo Little.
Desde el año pasado, una ola de menores, sobre todo de Guatemala, El Salvador y Honduras, ha ingresado clandestinamente desde México a Estados Unidos, generando lo que el propio Gobierno de Barack Obama ha calificado de crisis humanitaria.
Entre octubre de 2012 y septiembre de 2013 se registró la entrada de casi 24,500 menores de edad sin compañía de un adulto; pero en los ocho meses siguientes la cifra se ha duplicado a 47,000.
Con los refugios en la zona fronteriza a su máxima capacidad, las autoridades migratorias han trasladado una parte de los niños a una decena de ciudades, entre ellas Miami.
La Oficina de Reasentamiento de Refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos, encargada de la seguridad de los menores, indicó que espera manejar en total unos 60,000 casos en el actual año fiscal (octubre 2013-septiembre 2014); pero no ofreció cifras específicas para Miami.
Little afirmó que los tres refugios utilizados en la ciudad han ampliado en las últimas semanas su capacidad, hasta alrededor de 250 camas; pero que la situación es muy cambiante.
Organizaciones como Americanos por la Justicia de los Inmigrantes se encargan de entrevistar a los niños para determinar si pueden recibir beneficios para no ser deportados. Los niños que fueron abandonados o maltratados pueden recibir visa o en algunos casos la residencia, señaló Little.
“En nuestra experiencia, muchos de estos niños han sido abusados, abandonados o desatendidos. Muchas de las niñas fueron violadas en su país de origen, o sufrieron violencia extrema, y algunas de ellas fueron incluso violadas en su viaje a través de México”, dice la abogada.
La mayor parte de ellos tienen familiares en Estados Unidos, agregó.
Anonadados
Añadir más patrullas, puestos de control y mecanismos de vigilancia a la frontera de Estados Unidos con México podría hacer “más daño que bien”, afirma la Oficina de Washington para América Latina (Wola) en un informe divulgado ayer. El estudio, titulado “La otra frontera de México: seguridad, migración y la crisis humanitaria en la línea con Centroamérica” examina la “emergencia humanitaria” provocada por la llegada masiva de inmigrantes centroamericanos, la mayoría de ellos menores de edad que viajan solos.
El informe indica que las autoridades de la frontera entre Estados Unidos y México, especialmente en Texas, están “anonadadas” por el incremento de los niños que llegan sin acompañamiento desde El Salvador, Guatemala y Honduras.
“La receta de los EUA de colocar barreras, patrullas, soldados y tecnología podría hacer más daño que bien”, afirma el documento, que sugiere que estas medidas podrían incrementar “los abusos y desatar más violencia, sin reducir en términos reales el flujo de migrantes o de tráfico”. Como posibles soluciones, el informe recomienda a Estados Unidos “una reforma migratoria integral que establezca reglas claras para obtener la ciudadanía y que aborde los programas de trabajo agrícola, visas de inmigrante y de trabajo, y flujos migratorios futuros”.
Wola le aconseja a México expandir las visas humanitarias y realizar “dramáticas mejoras” a las unidades judiciales y de control interno, para así “extirpar la corrupción, que es el oxígeno que alimenta a los grupos criminales violentos”. Además, advierte a “los Gobiernos y élites de Centroamérica” de que deben “proteger a sus ciudadanos contra la violencia e invertir en educación y en la creación de empleos”.
Tres refugios en Miami reciben a parte de los menores indocumentados que han inundado la frontera de Estados Unidos en los últimos meses, lo cual ha sobrecargado a las organizaciones que les prestan ayuda legal, advirtió este martes una de ellas.
“Estamos completamente abrumados. Estamos trabajando prácticamente sin pausa”, afirmó Cheryl Little, directora de Americanos por la Justicia de los Inmigrantes (Americans for Immigrant Justice), con sede en Miami, Florida (sureste de Estados Unidos).
“El año pasado prestamos servicios a 1,600 niños. Este año ya casi hemos alcanzado los 1,600”, dijo Little.
Desde el año pasado, una ola de menores, sobre todo de Guatemala, El Salvador y Honduras, ha ingresado clandestinamente desde México a Estados Unidos, generando lo que el propio Gobierno de Barack Obama ha calificado de crisis humanitaria.
Entre octubre de 2012 y septiembre de 2013 se registró la entrada de casi 24,500 menores de edad sin compañía de un adulto; pero en los ocho meses siguientes la cifra se ha duplicado a 47,000.
Con los refugios en la zona fronteriza a su máxima capacidad, las autoridades migratorias han trasladado una parte de los niños a una decena de ciudades, entre ellas Miami.
La Oficina de Reasentamiento de Refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos, encargada de la seguridad de los menores, indicó que espera manejar en total unos 60,000 casos en el actual año fiscal (octubre 2013-septiembre 2014); pero no ofreció cifras específicas para Miami.
Little afirmó que los tres refugios utilizados en la ciudad han ampliado en las últimas semanas su capacidad, hasta alrededor de 250 camas; pero que la situación es muy cambiante.
Organizaciones como Americanos por la Justicia de los Inmigrantes se encargan de entrevistar a los niños para determinar si pueden recibir beneficios para no ser deportados. Los niños que fueron abandonados o maltratados pueden recibir visa o en algunos casos la residencia, señaló Little.
“En nuestra experiencia, muchos de estos niños han sido abusados, abandonados o desatendidos. Muchas de las niñas fueron violadas en su país de origen, o sufrieron violencia extrema, y algunas de ellas fueron incluso violadas en su viaje a través de México”, dice la abogada.
La mayor parte de ellos tienen familiares en Estados Unidos, agregó.
Anonadados
Añadir más patrullas, puestos de control y mecanismos de vigilancia a la frontera de Estados Unidos con México podría hacer “más daño que bien”, afirma la Oficina de Washington para América Latina (Wola) en un informe divulgado ayer. El estudio, titulado “La otra frontera de México: seguridad, migración y la crisis humanitaria en la línea con Centroamérica” examina la “emergencia humanitaria” provocada por la llegada masiva de inmigrantes centroamericanos, la mayoría de ellos menores de edad que viajan solos.
El informe indica que las autoridades de la frontera entre Estados Unidos y México, especialmente en Texas, están “anonadadas” por el incremento de los niños que llegan sin acompañamiento desde El Salvador, Guatemala y Honduras.
“La receta de los EUA de colocar barreras, patrullas, soldados y tecnología podría hacer más daño que bien”, afirma el documento, que sugiere que estas medidas podrían incrementar “los abusos y desatar más violencia, sin reducir en términos reales el flujo de migrantes o de tráfico”. Como posibles soluciones, el informe recomienda a Estados Unidos “una reforma migratoria integral que establezca reglas claras para obtener la ciudadanía y que aborde los programas de trabajo agrícola, visas de inmigrante y de trabajo, y flujos migratorios futuros”.
Wola le aconseja a México expandir las visas humanitarias y realizar “dramáticas mejoras” a las unidades judiciales y de control interno, para así “extirpar la corrupción, que es el oxígeno que alimenta a los grupos criminales violentos”. Además, advierte a “los Gobiernos y élites de Centroamérica” de que deben “proteger a sus ciudadanos contra la violencia e invertir en educación y en la creación de empleos”.