El deber de servir a los más necesitados ha pesado en la conciencia de 17 médicos internos que siguen brindando atención a los pacientes de los hospitales Mario Catarino Rivas y Leonardo Martínez pese a la huelga que mantienen sus compañeros en todo el país.
La protesta de brazos caídos de los médicos internos de la Unah (Universidad Nacional Autónoma de Honduras) empezó el 30 de marzo como presión para exigir al Gobierno el aumento de la
beca de
5,500 lempiras que reciben mensualmente, la cual pretenden que se incremente a 10,000. Además piden la construcción de dormitorios para descansar y equipo de bioseguridad, ya que están expuestos a químicos y radiaciones. Desde un inicio un grupo de 25 estudiantes en esta ciudad se opusieron a la medida que tomaron sus compañeros de abandonar las salas de emergencias y las otras áreas de los centros públicos del país, de los cuales ocho ya se unieron al paro.
Los futuros médicos dijeron que ellos están de acuerdo con las exigencias que hacen sus compañeros; sin embargo, se rehusan a dejar las salas, pues la demanda de pacientes es mucha.
Los internos que han decidido seguir cumpliendo con su pasantía en el Rivas están distribuidos en distintas áreas:
tres en Labor y Parto, seis en Medicina Interna, uno en sala de Cirugía, cuatro en pediatría; en el hospital Leonardo Martínez hay tres. Los que sufren las consecuencias son los pacientes, quienes dijeron estar de acuerdo con la medida que tomó el viernes el Gobierno de cancelar las becas y pasantías de los alumnos en huelga.
“Me parece bien que el Gobierno haya tomado la decisión de sancionar a los estudiantes de medicina porque apenas están empezando en el sistema y ya comienzan a ver el dinero y no las necesidades de los demás”, expresó Sara Izaguirre, madre de un pequeño que permanece hospitalizado en la sala de Pediatría del hospital Rivas.
Para los enfermos es imposible creer que estos jóvenes abandonen las áreas críticas de los centros hospitalarios por exigir dinero.
“Les pedimos que se pongan la mano en la conciencia, son seres humanos los que están en el hospital”, dijo Izaguirre.
La preocupada madre alabó la actitud que han tomado los otros estudiantes de medicina que han decidido permanecer en sus puestos.
Impera el caos
En las salas y las emergencias del Rivas la situación es crítica debido a la gran demanda de pacientes que llegan diariamente. El personal médico y de enfermería no se da abasto y los fines de semana la tensión aumenta, pues la afluencia de enfermos se triplica en la ciudad.
“Es evidente que hace falta ese recurso, los procesos son más lentos, en la sala de maternidad las pacientes han tenido que ser ubicadas hasta dos en cada cama debido a que no hay mucho personal para que las evalúe y haga las altas”, dijo una enfermera que prefirió omitir su nombre.
Los estudiantes de la Unicah (Universidad Católica de Honduras) son los héroes de esta historia porque son ellos los que han tenido que duplicar los esfuerzos para atender a los pacientes que llegan al Mario Rivas.
“Nos hemos visto en situaciones complicadas, pero nos hemos distribuido el trabajo para poder darnos abasto”, expresó Sherly Cruz, estudiante de la Unicah.