Golfo de Fonseca, Honduras.
Mientras el sol se oculta en las playas del Golfo de Fonseca, los pobladores de la comunidad de El Venado se olvidan del cansancio tras el trajín diario y emprenden la búsqueda de nidos de tortugas golfinas.
Su objetivo: recolectar los huevos que durante el mes de septiembre llegan a depositar cientos de ejemplares de esta especie en peligro de extinción.
El Venado es una comunidad ubicada en el municipio de Marcovia, Choluteca, donde residen alrededor de 360 habitantes que han hecho de este sector un refugio para la tortuga golfina y otras especies marinas.
Desde hace ocho años, los vecinos decidieron convertirse en protectores de la flora y fauna del lugar y fundaron la Asociación de Protectores de la Tortuga Golfina del Golfo de Fonseca y El Venado (Asprotogolve), formada por líderes comunitarios que han logrado captar la atención de voluntarios nacionales y extranjeros que se han unido a la actividad que se realiza desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana.
Esta faena nocturna inicia generalmente el 1 de septiembre y culmina el 25 del mismo mes, tiempo que fue decretado como veda por el Gobierno en el año 2011, para evitar que se comercializaran los huevos.
Nerys Zelaya, miembro de Asprotogolve, explica que este año empezaron con 15 días de anticipación, con el objetivo de lograr una mayor recolección de huevos, pese a que no tienen el apoyo del Gobierno para reconocer económicamente la labor que realizan los voluntarios.
“Solo en los últimos 15 días de agosto logramos recolectar 40 nidos, pero en esta etapa de veda esperamos llegar a los 160”.
Una labor de 24 horas
La búsqueda de los nidos y la recolección de los huevos es solo el principio del proceso de protección que realizan los habitantes de la zona.
Zelaya explica que una vez que recogen los huevos, estos son trasladados hacia un vivero semiartificial, donde permanecen por un período no menor a los 45 días. “Para evitar que los depredadores naturales destruyan los nidos, los protegemos con mallas de metal y nos dividimos en grupos para vigilarlos durante las 24 horas del día”, explica Zelaya.
Para esta labor, cuentan con la colaboración de vecinos y asociaciones de otras comunidades, así como voluntarios extranjeros.
“Hemos tenido ciudadanos franceses y actualmente hay dos voluntarios ingleses que llegaron para colaborar durante un mes en este proceso”.
Una vez que las tortugas nacen, son llevadas a la playa para que emprendan su viaje por el Océano Pacífico.
Urge apoyo
Pese a que llevan ocho años trabajando para evitar que la tortuga golfina se extinga, los vecinos de El Venado no reciben ninguna ayuda del Gobierno.
La única organización que les ha tendido la mano es el Programa de Pequeñas Donaciones, quienes aportan el 50% de los fondos que se necesitan para el proyecto. Gabriela Ochoa, bióloga marina y asistente técnica del Programa Pequeñas Donaciones, explica que con el apoyo de esta organización y el esfuerzo de los lugareños, se logró fundar el Centro de Conservación e Investigación de la Tortuga Golfina.
“A través de este centro se ha logrado la capacitación de los socios, la protección de miles de huevos cada año y la reforestación de unas 60 hectáreas de mangle”.
La experta señala que es urgente que las autoridades brinden asistencia en esta zona para evitar la destrucción del Golfo de Fonseca.
“El Golfo de Fonseca está atravesando por un momento de crisis debido a la explotación de la industria camaronera, la pesca y el mangle”.
Zelaya hizo un llamado a las autoridades de la Secretaría de Turismo y Recursos Naturales, para que unan esfuerzos en la protección de la tortuga golfina. “Ellos deben saber que nosotros existimos, pero parece que no les interesa porque hemos hecho gestiones y solo han quedado de venirnos a visitar”.
Solo en la temporada de veda, la organización invierte entre180 mil y 240 mil lempiras para realizar el proceso de recolección y protección de los nidos.
Ante la falta de recursos económicos, Asprotogolve ofrece servicios de alojamiento y alimentación a turistas nacionales y extranjeros.
También organizan recorridos en lancha a través de los manglares de la zona de amortiguamiento donde se pueden observar diversas especies de aves, reptiles y otros animales.