San Pedro Sula, Honduras.
El drama de las personas que anhelan alcanzar el “sueño americano” empieza cuando salen de Honduras porque muchos padres, al no tener pasaportes u otros documentos de sus hijos, buscan puntos ciegos aledaños a las frontera para llegar a Guatemala.
Dos personas adultas en compañía de seis menores de edad fueron detenidos ayer por la Policía de Fronteras al querer ingresar a Guatemala por un punto ciego. Las autoridades aseguran que han aumentado los dispositivos de seguridad porque han recibido denuncias de que muchos hondureños buscan evadir el punto de control fronterizo.
En Corinto se cortan los sueños de miles de personas que a los pocos días de haber salido del país son devueltas por las autoridades mexicanas. Solo ayer llegaron a Honduras cinco buses con deportados, la mayoría de los cuales eran menores de edad.
Los buses llegan todos los días. Salen del estado de Chiapas, en México, con destino a Honduras. Según las autoridades de la Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación, de la frontera de Honduras con Guatemala en lo que va del año han ingresado por Corinto más de 5,000 niños deportados de México.
En la frontera esperan autoridades de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), quienes tienen los listados de los menores deportados de Guatemala y en su mayoría de México.
Sandra Turcios es originaria de Olancho y fue deportada de México con su hija de cuatro años. “No me importaron los riesgos del viaje. Es la primera vez que lo intentamos, pero regresaremos porque nuestro objetivo es reunirnos con mi esposo y darle mejor vida a nuestra hija”, aseguró.
Los lunes y miércoles ingresaron por la frontera de Corinto, en el municipio de Omoa, más de 300 menores que fueron detenidos cuando intentaban cruzar la frontera entre México y Estados Unidos de Norteamérica.
José David Ortiz, jefe de la Policía de Fronteras en Corinto, dijo que de acuerdo con un convenio entre México y Honduras les están dando a los menores prioridad de regreso al país.
“Los buses con personas deportadas vienen custodiados por la Policía de México, pero al ingresar a Honduras como autoridad de seguridad llevamos los menores a un centro de la Dinaf en San Pedro Sula”, explicó el funcionario.
Las autoridades policiales aseguran que el año pasado solo llegaban dos buses a la semana con menores deportados y en 2014 han arribado caravanas hasta de 10 buses mexicanos en los que la mayor parte de los pasajeros son niños.
Ortiz manifestó que cientos de personas cruzan la frontera a Guatemala para luego intentar llegar a Estados Unidos, pero cuando los adultos llevan niños no dan autorización si no llevan pasaporte y autorización de ambos padres.
René Arita, director regional de Dinaf, dijo que tomarán medidas para evitar que los padres intenten salir del país con niños recién nacidos porque los riesgos para llegar a Estados Unidos son mayores.
Dinaf -antes Ihnfa- está obligada a buscar los reintegros familiares, principalmente de los menores que se encontraron solos en otros países y tienen que ser entregados a sus parientes en Honduras.
En lo que va del mes han ingresado al país, solo por la frontera de Corinto, más de mil menores deportados. Según datos de Dinaf, en 2013 fueron deportados 4,001 menores de edad. En enero de 2014 vinieron devueltos 336 menores y en los primeros 15 días de febrero de este año sumaron 202. Fernando Lezama, jefe de Migración en la frontera de Corinto, dijo en los últimos meses el número de niños deportados se ha incrementado en comparación con años anteriores. “Estos meses hemos visto desfilar hasta 10 buses de personas deportadas, de las que la mayor parte son niños”, expresó el funcionario.
Las autoridades de Migración informaron que las personas que salen ilegalmente del país lo hacen por puntos ciegos sin importar los riesgos.
“Cuando los buses vienen recibimos los listados de las personas que ingresan. Son atendidas por las autoridades de Dinaf y la Cruz Roja Hondureña”, agregó Lezama.
Los autobuses provienen del estado de Chiapas, en México, donde están los albergues para personas ilegales; luego llegan a Guatemala y Honduras.
Algunas personas que salen con sus hijos aseguran que lo hacen por amenazas de las pandillas, otros por buscar mejores condiciones económicas y gran parte de menores de entre 15 y 17 años están en riesgo social y no tienen familias que los apoyen.
Según datos del Centro de Atención al Migrante Retornado, Honduras ocupa el primer lugar de la región centroamericana en menores de edad que migran a Norteamérica.
Se espera que las cifras suban mes a mes y superen las de años anteriores; sin embargo, la población no desiste de sus planes de emigrar y continúa aventurándose a pesar de los peligros.