La tala ilegal sigue siendo el mayor enemigo de los bosques en el país y ha repercutido en la economía de los campesinos que realizan esta actividad de forma sostenible para el ambiente, informaron las autoridades del Instituto de Conservación Forestal.
José Galdámez, subdirector de áreas protegidas y vida silvestre, dijo ayer en una conferencia en esta ciudad que, pese a la ayuda que los militares les dan, es difícil detener a los depredadores del bosque, sobre todo en las áreas de reserva.
“Esto ha provocado que la comercialización de la madera disminuya, lo que afecta a los campesinos que realmente hacen el proceso de extraer la madera. Se han reportado pérdidas del 40% del bosque”.
Explicó que muchas veces los infractores son cómplices de las autoridades. “Los que más hacen esto son los aserraderos pequeños porque hay menos supervisión”. Declaró que ya tienen una estrategia para frenar la tala indiscriminada de bosque.
De cuatro a cinco empresas están siendo investigadas por esta irregularidad. Las especies más afectadas son caoba, cedro y pino.
