San Pedro Sula, Honduras.
Luego de dos años y medio de planes y trámites, la construcción del hospital católico Jesús Rostro de la Misericordia se convierte en una realidad para la Universidad Católica de Honduras (Unicah) y una opción más de servicio para los ciudadanos.
Ayer, autoridades de la Iglesia católica colocaron la primera piedra de lo que será el sanatorio que constará de cinco pisos, un sótano, 120 camas de hospitalización, laboratorios, clínicas de consulta externa, servicios básicos y espacio para más de 500 vehículos en un área de 34,900 metros.
“Los primeros días seremos un hospital de nivel dos, que irá evolucionando con la experiencia hasta desarrollar los posgrados y las especialidades para que luego se convierta en un centro asistencial de cuarto nivel”, expresó Elio Alvarenga, rector de la Universidad.
La proyección del hospital católico es que sea pionero en la investigación científica basada en principios éticos y morales, la enseñanza y el servicio a los más necesitados.
Las principales autoridades de la Iglesia Católica en el país, entre ellos el cardenal Óscar Andrés Rodríguez y monseñor Ángel Garachana, inauguraron la construcción del centro asistencial con la colocación de la primera piedra y con la bendición de la obra para que en un período máximo de dos años pueda abrir sus puertas y comenzar a funcionar.
Crecimiento
“Me alegra ver tantos jóvenes estudiando esta noble carrera de Medicina en esta universidad y me siento orgulloso de la facultad de San Pedro Sula porque han producido grandes profesionales de prestigio mundial y esperemos que sigan así”, indicó el cardenal Óscar Andrés Rodríguez.
Actualmente, la carrera de Medicina es la que tiene más demanda en los campus de dicho centro educativo, solo en San Pedro Sula la matrícula supera los 1,600 y cada año crece.
Rodríguez recalcó a los estudiantes que no es necesario salir del país para encontrar calidad educativa; pero eso depende de la colaboración de todos los catedráticos enseñando y los estudiantes dando lo mejor de ellos para aprender.
Para pobres
Las autoridades son conscientes que la mayoría de la población no tiene acceso a la salud de calidad por razones económicas, y aseguraron que ese hospital será caracterizado por su apoyo a los pacientes que no tienen poder económico porque la salud es el único capital de los pobres.
“Este será un lugar de servicio a la salud, pero no solo del que puede pagar, como hospital católico vamos a atender la salud de los pobres porque tenemos todos derecho a la salud y la Biblia nos manda a interesarnos precisamente por los enfermos que no tienen acceso”, indicó monseñor Ángel Garachana.
El religioso añadió que cuando las personas tienen salud física, síquica y los medios para una vida digna se está luchando indirectamente contra la violencia, porque muchas veces esta tiene su raíz en la falta de esos medios para una vida con calidad, y para conseguirla se mata, se roba o se llega a otras instancias y el hospital Jesús Rostro de la Misericordia es una forma de contribuir a mejorar la vida.
Luego de dos años y medio de planes y trámites, la construcción del hospital católico Jesús Rostro de la Misericordia se convierte en una realidad para la Universidad Católica de Honduras (Unicah) y una opción más de servicio para los ciudadanos.
Ayer, autoridades de la Iglesia católica colocaron la primera piedra de lo que será el sanatorio que constará de cinco pisos, un sótano, 120 camas de hospitalización, laboratorios, clínicas de consulta externa, servicios básicos y espacio para más de 500 vehículos en un área de 34,900 metros.
“Los primeros días seremos un hospital de nivel dos, que irá evolucionando con la experiencia hasta desarrollar los posgrados y las especialidades para que luego se convierta en un centro asistencial de cuarto nivel”, expresó Elio Alvarenga, rector de la Universidad.
La proyección del hospital católico es que sea pionero en la investigación científica basada en principios éticos y morales, la enseñanza y el servicio a los más necesitados.
Las principales autoridades de la Iglesia Católica en el país, entre ellos el cardenal Óscar Andrés Rodríguez y monseñor Ángel Garachana, inauguraron la construcción del centro asistencial con la colocación de la primera piedra y con la bendición de la obra para que en un período máximo de dos años pueda abrir sus puertas y comenzar a funcionar.
Las autoridades de la Iglesia Católica bendijeron el proyecto.
|
“Me alegra ver tantos jóvenes estudiando esta noble carrera de Medicina en esta universidad y me siento orgulloso de la facultad de San Pedro Sula porque han producido grandes profesionales de prestigio mundial y esperemos que sigan así”, indicó el cardenal Óscar Andrés Rodríguez.
Actualmente, la carrera de Medicina es la que tiene más demanda en los campus de dicho centro educativo, solo en San Pedro Sula la matrícula supera los 1,600 y cada año crece.
Rodríguez recalcó a los estudiantes que no es necesario salir del país para encontrar calidad educativa; pero eso depende de la colaboración de todos los catedráticos enseñando y los estudiantes dando lo mejor de ellos para aprender.
Para pobres
Las autoridades son conscientes que la mayoría de la población no tiene acceso a la salud de calidad por razones económicas, y aseguraron que ese hospital será caracterizado por su apoyo a los pacientes que no tienen poder económico porque la salud es el único capital de los pobres.
“Este será un lugar de servicio a la salud, pero no solo del que puede pagar, como hospital católico vamos a atender la salud de los pobres porque tenemos todos derecho a la salud y la Biblia nos manda a interesarnos precisamente por los enfermos que no tienen acceso”, indicó monseñor Ángel Garachana.
El religioso añadió que cuando las personas tienen salud física, síquica y los medios para una vida digna se está luchando indirectamente contra la violencia, porque muchas veces esta tiene su raíz en la falta de esos medios para una vida con calidad, y para conseguirla se mata, se roba o se llega a otras instancias y el hospital Jesús Rostro de la Misericordia es una forma de contribuir a mejorar la vida.