Villanueva, Honduras.
Walter Perdomo, alcalde de Villanueva, cree que en Honduras la guerra por el agua ya comenzó y no es “tema de una película del futuro”.
La escasez de agua en Villanueva afecta en este momento a más de 60,000 personas directamente de una población de 150,000 habitantes distribuidos entre el casco urbano y la zona rural.
Los efectos del calentamiento global son vividos en carne propia por los habitantes de este municipio que en el último año perdió 1,200 hectáreas de bosque que arrasó el gorgojo descortezador (Dendroctonus frontalis).
Agricultores, tanto grandes como pequeños, han quemado y talado decenas de hectáreas de bosque que son parte vital de las cuencas hídricas.
Para librar la guerra, según Perdomo, “el Gobierno debe militarizar o patrullar las zonas que están siendo deforestadas en todo el país”.
“Tenemos problemas en las áreas de recarga primaria de los acuíferos. El sector de Dos Caminos está altamente deforestado por las malas prácticas de la agricultura, nos han usurpado tierras que están dentro de zonas de reserva, nos están talando el bosque para cultivar”, dijo Perdomo.
En medio de la escasez, la Municipalidad aspira a recuperar el bosque con la plantación de árboles de hoja ancha combinados con pinos de variedades que no son atacados por el gorgojo descortezador.
Agua subterránea
El sistema de agua es administrado desde hace tres años por la empresa desconcentrada Aguas del Valle que tiene facultades para tomar decisiones; pero el desarrollo de la infraestructura depende de las inversiones que ejecuta la Municipalidad.
Esta nueva empresa, que está capacitando técnicamente a su equipo de trabajo, pretende reestructurar el sistema con el ánimo de garantizar en los años próximos el suministro.
“La Municipalidad está buscando los recursos para hacer nuevas inversiones. Nosotros dependemos en un 90% del agua subterránea y debemos estar preparados para enfrentar en el futuro al cambio climático”, dijo Pedro Velásquez, gerente de Aguas del Valle.
Los sedientos consumidores exigen el líquido, pero le deben a Aguas del Valle alrededor de 70 millones. Esta empresa, dado que solamente opera para alcanzar el punto de equilibrio (situación donde no gana ni pierde), no cuenta con la capacidad financiera para invertir dinero propio en perforación de nuevos pozos o en la instalación de un sistema de aprovechamiento de las fuentes hídricas superficiales.
No obstante, de inmediato, la Municipalidad invertirá L15 millones para atenuar la escasez y cerca de L50 millones en nuevas obras en menos de cinco años.
“Esa inversión nos serviría para traer agua desde la ribera del río Ulúa mientras caminamos para tener una planta de tratamiento que costaría unos L250 millones. Eso es a largo plazo”, expresó el alcalde.
Perdomo es consciente de que el problema “es viejo, de hace varias décadas”, y la crisis detonó este año porque “solo se ha venido parchando”.
La escasez, por ahora, golpea a los hogares y aún no ha afectado al sector productivo, pues algunas empresas ha hecho inversiones en sus propios pozos.
El centro de Villanueva, adonde se gesta la mayor actividad comercial, es abastecido por un tanque (ubicado en la colonia Martín Fajardo) con capacidad de 300,000 galones que es alimentado por dos pozos que han perdido capacidad de producción.
Este tanque se llenaba en unas cuatro horas, ahora se tarda 12 horas. Antes el fluido era de 1,200 hasta 1,500 galones por minuto, actualmente es inferior a los 700 galones.
Walter Perdomo, alcalde de Villanueva, cree que en Honduras la guerra por el agua ya comenzó y no es “tema de una película del futuro”.
La escasez de agua en Villanueva afecta en este momento a más de 60,000 personas directamente de una población de 150,000 habitantes distribuidos entre el casco urbano y la zona rural.
Los efectos del calentamiento global son vividos en carne propia por los habitantes de este municipio que en el último año perdió 1,200 hectáreas de bosque que arrasó el gorgojo descortezador (Dendroctonus frontalis).
Agricultores, tanto grandes como pequeños, han quemado y talado decenas de hectáreas de bosque que son parte vital de las cuencas hídricas.
Para librar la guerra, según Perdomo, “el Gobierno debe militarizar o patrullar las zonas que están siendo deforestadas en todo el país”.
“Tenemos problemas en las áreas de recarga primaria de los acuíferos. El sector de Dos Caminos está altamente deforestado por las malas prácticas de la agricultura, nos han usurpado tierras que están dentro de zonas de reserva, nos están talando el bosque para cultivar”, dijo Perdomo.
En medio de la escasez, la Municipalidad aspira a recuperar el bosque con la plantación de árboles de hoja ancha combinados con pinos de variedades que no son atacados por el gorgojo descortezador.
Los pozos producen menos agua y los tanques que abastecen a los consumidores tardan más en llenarse.
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El sistema de agua es administrado desde hace tres años por la empresa desconcentrada Aguas del Valle que tiene facultades para tomar decisiones; pero el desarrollo de la infraestructura depende de las inversiones que ejecuta la Municipalidad.
Esta nueva empresa, que está capacitando técnicamente a su equipo de trabajo, pretende reestructurar el sistema con el ánimo de garantizar en los años próximos el suministro.
“La Municipalidad está buscando los recursos para hacer nuevas inversiones. Nosotros dependemos en un 90% del agua subterránea y debemos estar preparados para enfrentar en el futuro al cambio climático”, dijo Pedro Velásquez, gerente de Aguas del Valle.
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No obstante, de inmediato, la Municipalidad invertirá L15 millones para atenuar la escasez y cerca de L50 millones en nuevas obras en menos de cinco años.
“Esa inversión nos serviría para traer agua desde la ribera del río Ulúa mientras caminamos para tener una planta de tratamiento que costaría unos L250 millones. Eso es a largo plazo”, expresó el alcalde.
Perdomo es consciente de que el problema “es viejo, de hace varias décadas”, y la crisis detonó este año porque “solo se ha venido parchando”.
La escasez, por ahora, golpea a los hogares y aún no ha afectado al sector productivo, pues algunas empresas ha hecho inversiones en sus propios pozos.
El centro de Villanueva, adonde se gesta la mayor actividad comercial, es abastecido por un tanque (ubicado en la colonia Martín Fajardo) con capacidad de 300,000 galones que es alimentado por dos pozos que han perdido capacidad de producción.
Este tanque se llenaba en unas cuatro horas, ahora se tarda 12 horas. Antes el fluido era de 1,200 hasta 1,500 galones por minuto, actualmente es inferior a los 700 galones.