McAllen, Texas, Estados Unidos.
El espinoso y peligroso camino para cruzar la frontera en el sur de Texas no detiene a los niños no acompañados ni a los padres que viajan con sus hijos, en vista que las cifras se han disparado con relación a las de 2015.
La Patrulla Fronteriza reportó que en los primeros cuatro meses de 2016, la cifra de menores hondureños subió en un 156%, mientras que la de padres con sus hijos 118%.
Estas cifras denotan que nuevamente se han incrementado las llegadas de compatriotas a través del río Bravo, la frontera natural que divide a Estados Unidos con México.
Son muchos los obstáculos que deben sortear. Llegar a Reynosa es la última carta que se juegan para saltar a las aguas del río Bravo, así como el muro construido en espacios cortos a la orilla de los ranchos en McAllen; o el trayecto a pie en medio de la maleza, donde la deshidratación y las temperaturas elevadas son los peligros a vencer en el área de Falfurrias, zona desértica que recorrió Diario LA PRENSA.
El panorama en 2016 se vislumbra complejo para los inmigrantes. Solo en cuatro meses las autoridades migratorias de Estados Unidos reportaron que en el sur de Texas se detuvieron a 65,500 migrantes. “Observamos que hay un incremento en el número de indocumentados ingresando por el río Bravo y por el puente internacional, donde solo ingresan unidades familiares o niños no acompañados. Esperamos que las cifras de centroamericanos aumenten en los próximos meses”, dijo un agente de la Patrulla Fronteriza.
Un calvario
Hombres, mujeres y niños, originarios de Honduras, Guatemala y El Salvador, se lanzan diariamente a la aventura para cruzar fronteras y evadir las garitas donde agentes fronterizos están al acecho.
A bordo de patrullas todoterreno, cámaras infrarrojas, detectores de movimiento y hasta helicópteros quieren contener una marea humana que busca cruzar el río Bravo. La mayoría no logra alcanzar tierra y antes que se lancen al agua son interceptados por los agentes.
“Solo la noche del miércoles 20 de abril detuvimos a más de 700 indocumentados. Vienen de Centroamérica, la mayoría son de Honduras y El Salvador. Unos vienen guiados por pateros, otros llegan solos”, dijo el oficial que pidió no se citara su nombre.
Esta zona de la frontera con México es la más complicada. Desde Reynosa Tamaulipas, al otro lado del río asoman decenas de coyotes que trafican con los ilegales, a los que les cobran entre 1,500 a 2,000 dólares solo por pasarlos al otro lado del río.
El muro
La primera barrera que se encuentran los migrantes son los 5.4 metros de altura del muro, que se ubica entre la ciudades de Reynosa y McAllen para bloquear su paso hacia EUA. El enorme muro está fragmentado y sus enormes y pesadas barras de acero dividen los campos de cultivo en una extensión de 87 kilómetros. “Nos toca esperar la señal para pasar el río y después caminar. Solo tenemos dos opciones, o saltamos el muro o nos metemos en el monte caminando hasta tres días en medio del desierto” comentó Juan Pablo Mancía, migrante hondureño que esperaba cruzar en Reynosa.
La travesía ha llevado a muchos de esos migrantes a la muerte. Las autoridades encuentran los restos de hombres y mujeres que quedan como desconocidos en las áreas inhóspitas del desierto en Falfurrias, Texas.
“De forma frecuente encontramos los cuerpos de migrantes que mueren deshidratados. Algunos son encontrados por accidente”, relató a LA PRENSA Rafael Hernández, director de Ángeles del Desierto.
El espinoso y peligroso camino para cruzar la frontera en el sur de Texas no detiene a los niños no acompañados ni a los padres que viajan con sus hijos, en vista que las cifras se han disparado con relación a las de 2015.
La Patrulla Fronteriza reportó que en los primeros cuatro meses de 2016, la cifra de menores hondureños subió en un 156%, mientras que la de padres con sus hijos 118%.
60
Kilómetros de camino
Recorren en el desierto de Falfurrias, unos logran pasar y cumplir el sueño americano, otros son capturados por los agentes de la patrulla fronteriza y otros mueren.
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Estas cifras denotan que nuevamente se han incrementado las llegadas de compatriotas a través del río Bravo, la frontera natural que divide a Estados Unidos con México.
Son muchos los obstáculos que deben sortear. Llegar a Reynosa es la última carta que se juegan para saltar a las aguas del río Bravo, así como el muro construido en espacios cortos a la orilla de los ranchos en McAllen; o el trayecto a pie en medio de la maleza, donde la deshidratación y las temperaturas elevadas son los peligros a vencer en el área de Falfurrias, zona desértica que recorrió Diario LA PRENSA.
Desde Reynosa, Tamaulipas los migrantes se juegan la última carta para cruzar hacia territorio norteamericano, buscan evadir los controles de la patrulla fronteriza que de día y de noche vigilan los puntos legales como ilegales a lo largo del Sur de Texas.
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Esperan la noche
Migrantes hondureños relataron a LA PRENSA que saltan el río Bravo con unos pocos flotadores con la esperanza de cruzar.
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Un calvario
Hombres, mujeres y niños, originarios de Honduras, Guatemala y El Salvador, se lanzan diariamente a la aventura para cruzar fronteras y evadir las garitas donde agentes fronterizos están al acecho.
A bordo de patrullas todoterreno, cámaras infrarrojas, detectores de movimiento y hasta helicópteros quieren contener una marea humana que busca cruzar el río Bravo. La mayoría no logra alcanzar tierra y antes que se lancen al agua son interceptados por los agentes.
Un niño hondureño ve la tv en un centro de detención el 8 de septiembre de 2014 en McAllen, Texas.
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Esta zona de la frontera con México es la más complicada. Desde Reynosa Tamaulipas, al otro lado del río asoman decenas de coyotes que trafican con los ilegales, a los que les cobran entre 1,500 a 2,000 dólares solo por pasarlos al otro lado del río.
Fechas claves
1. Estrategia - marzo 1994
Se lanzó la primera estrategia para frenar la emigración de latinos que llegaba a Estados Unidos.
2. Avalancha - enero 2004
Se dan los primeros grupos masivos de ilegales cruzando, lo que obliga a una nueva estrategia y se incrementa a 21 mil agentes para vigilar la zona fronteriza.
3. Tecnología - febrero 2012
El apoyo de recursos para vigilar la zona incorpora la inteligencia, movimientos rápidos de fuerzas y equipos tecnológicos.
4. Caos - junio 2014
La avalancha de familias y niños no acompañados cambió totalmente la estrategia de la patrulla fronteriza, creando centros de atención especiales para menores.
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La primera barrera que se encuentran los migrantes son los 5.4 metros de altura del muro, que se ubica entre la ciudades de Reynosa y McAllen para bloquear su paso hacia EUA. El enorme muro está fragmentado y sus enormes y pesadas barras de acero dividen los campos de cultivo en una extensión de 87 kilómetros. “Nos toca esperar la señal para pasar el río y después caminar. Solo tenemos dos opciones, o saltamos el muro o nos metemos en el monte caminando hasta tres días en medio del desierto” comentó Juan Pablo Mancía, migrante hondureño que esperaba cruzar en Reynosa.
Desde junio del 2014, el Gobierno de Honduras abrió el Consulado en McAllen, Texas, ante la avalancha de connacionales que llegaba con sus familias y menores no acompañados buscando en ese país una oportunidad para mejorar sus vidas.
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“De forma frecuente encontramos los cuerpos de migrantes que mueren deshidratados. Algunos son encontrados por accidente”, relató a LA PRENSA Rafael Hernández, director de Ángeles del Desierto.