La palma aceitera que devora el Parque Nacional Jeannette Kawas golpea, con la misma intensidad, al Parque Nacional Punta Izopo, un refugio de cocodrilos, tortugas y manatíes en el Caribe hondureño.
Este parque, que se supone es un santuario de vida silvestre, está a 12 kilómetros al este de la bahía de Tela, contiguo a la comunidad garífuna Triunfo de la Cruz.
La semana anterior, periodistas de LA PRENSA constaron que en la zona núcleo del Jeannette Kawas hay plantaciones de palma nuevas en zonas donde hubo manglares.
Ayer, de igual manera, periodistas de La Prensa ingresaron a la zona de amortiguamiento y zona núcleo de Punta Izopo y confirmaron la presencia y propagación de palma aceitera en áreas prohibidas por Ley Forestal de Áreas Protegidas.
Punta Izopo es un sitio que figura en Lista Humedales de Importancia Internacional instituida por la Convenio de Ramsar (Irán) por poseer en su corazón un bosque húmedo tropical dominado por el mangle rojo (Rhyzophora mangle), mangle blanco (Laguncularia racemosa) y el sapotón (Pachira acuática).
En los últimos meses han deforestado más zonas para cultivar más palma aceitera en el parque Punta Izopo, específicamente, en las riberas del río Plátano.
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Periodistas observaron plantaciones de palma aceitera en las riberas del río Plátano, y, por medio de un drone, tomaron fotografías aéreas para confirmar con un mapa que esas fincas se encuentran en la zona núcleo del santuario.
Dentro de la zona prohibida hay plantaciones que rinden frutos, otras que están en proceso de crecimiento y para infortunio de garzas, gavilanes, águilas, zorzales, cormoranes y otras aves exóticas hay nuevas áreas deforestadas, listas para ser cultivadas de palma.
Los frutos cosechadas en las plantaciones que datan de más tiempo van a parar a más de alguna planta extractora.
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Al explorar Punta Izopo se logró conocer la dinámica del comercio del fruto de la palma que vecinos de terratenientes efectúan motivados por el precio.
Observaron que, como las plantaciones están tan cerca del río Plátano, algunos habitantes utilizan el cauce para transportar en cayucos los racimos de frutas que sustraen de fincas de productores medianos.
Un hombre, cuyo nombre no es revelado por razones de seguridad, después de atracar con su cayuco a la orilla del río colocó en tierra más de 10 racimos y recostó sobre un árbol las herramientas empleadas para realizar el corte. “Por cada quintal me dan 90 lempiras. Un quintal se puede armar con cinco racimos grandes”, dijo.
Este hombre explicó que le resulta más rentable salir a cortar racimos y luego venderlos porque logra ganar al día más de 400 lempiras por cinco quintales.
Los periodistas observaron que dentro de una propiedad, que funciona como un pequeño centro de acopio, un hombre pesaba en una báscula los racimos que tenía en su casa y los que les entregaron otras personas.
Este hombre que vive en condiciones de extrema pobreza relató que los “carros compradores” llegan varias veces a la semana “y ellos venden la fruta a otras personas”.
Finalmente, estos racimos, que son sustraídos de las plantaciones, llegan a una planta extractora que no se logró conocer. Estas plantaciones que se encuentran en el área núcleo Punta Izopo generan frutos que obligadamente tienen como destino cualquier planta extractora que la compra probablemente sin conocer su origen.
Situación
La historia de Punta Izopo es la misma de Parque Nacional Jeannette Kawas. Sus humedales se están achicando por la expansión de las plantaciones palma aceitera.
El Instituto de Conservación Forestal (ICF) y la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (Prolansate) han identificado en esta zona, entre otros animales, jaguares, manatís, tepezcuinte, garzón jabirú, iguana verde, tortuga y la baula y pez sábalo, pero estas especies están perdiendo su hábitat.
Los manglares (zonas de transición de los ecosistemas terrestre y acuático) son determinantes también para la existencia del Sistema Arrecifal Mesoamericano que cruza el Caribe hondureño, frente a la bahía de Tela.