El expresidente hondureño Rafael Leonardo Callejas se declaró culpable este lunes ante un tribunal de Nueva York por conspiración por crimen organizado y fraude electrónico en el escándalo conocido como 'Fifagate'.
'Culpable', respondió el exmandatario al ser consultado por el magistrado de una corte federal de Brooklyn en referencia a los dos cargos presentados en su contra, siendo que cada uno de ellos contempla una pena máxima de 20 años de cárcel.
Callejas se declaró culpable únicamente por todos los delitos de fraude electrónico y del llamado Rico Act que vincula a los imputados en empresas y grupos delictivos.
Su abogado defensor Tito Hernández confirmó en Tegucigalpa el camino legal tomado por Callejas, expresidente de Honduras y de la Federación Nacional de Fútbol de Honduras (Fenafuth), quien reconoció los cargos relacionados con su participación en supuestos actos de soborno en el caso conocido como el Fifagate en acusación por parte de la justicia de Estados Unidos.
Callejas fue parte de una red de unas 42 personas de Concacaf y Conmebol a las que se les acusaba de haber aceptado unos 200 millones de dólares en presuntos sobornos para obtener derechos de transmisión y comercialización de torneos y partidos.
El exmandatario de Honduras se entregó el pasado 15 de diciembre en Miami y, un día después, se declaró inocente ante el juez Robert Levy de los ocho cargos que se le imputan por asociación delictiva, fraude y lavado de dinero.
El 17 de diciembre fue puesto en libertad bajo una fianza de 4 millones de dólares, con arresto domiciliario con monitoreo electrónico y luego de entregar su pasaporte.
El escándalo es el peor en los más de 110 años de historia de la Fifa y ha descabezado a buena parte de la cúpula del fútbol mundial.
A Callejas lo dejaron en libertad a cambio de una fianza de 4 millones de dólares, de los cuales 810,000 fueron en efectivo.
Abuso continuo
La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, fue quien anunció a principios de diciembre pasado que entre las 16 personas acusadas de corrupción en el caso Fifa, se encuentra el expresidente Callejas que gobernó el país entre 1990 y 1994.
Lynch responsabilizó a altos cargos y exdirectivos de la Fifa, máximo órgano de dirección del fútbol mundial, por 'abuso continuo' de su posición en el organismo para el enriquecimiento propio.
Callejas, uno de los acusados, ejercía como miembro de la Comisión de Mercadotecnia y Televisión del organismo futbolístico, según el escrito de acusación del Gobierno estadounidense.
'No contentos con secuestrar el deporte más popular del mundo por décadas con ganancias ilícitas, estos acusados trataron de institucionalizar su corrupción para asegurarse de que podían vivir de ella, no por el bien del juego, sino para su propio engrandecimiento personal y el aumento de su riqueza', dijo Lynch al anunciar el caso de Callejas.
Los cargos golpean especialmente a directivos de Centro y Sudamérica, entre los que figuran los presidentes de la Confederación Centroamericana de Fútbol (Concacaf), el hondureño Alfredo Hawit, y de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), Juan Ángel Napout, ambos detenidos.
También están acusados el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, quien renunció a su cargo como miembro del Comité Ejecutivo de la organización el pasado 26 de noviembre y su antecesor al frente del ente rector del fútbol brasileño, Ricardo Teixeira.
La investigación también salpica al presidente de la Asociación de Futbolistas Ecuatorianos (AFE), Luis Chiriboga, así como a los argentinos Eduardo Deluca y José Luis Meiszner, ambos ex secretarios generales de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), ente regulador del fútbol sudamericano.
El panameño Ariel Alvarado, expresidente de la Federación Panameña de Fútbol (Fepafut), también se encuentra entre los acusados a los que Estados Unidos quiere juzgar en su territorio.
'El nivel de la corrupción del que se les acusa es desmesurado', dijo en un comunicado la secretaria de Justicia de Estados Unidos, Loretta Lynch. 'Y el mensaje de este anuncio debe ser claro para todos los culpables que siguen ocultos, con la esperanza de evadir nuestra investigación: no se salvarán'.