25/12/2024
12:05 AM

Oran por la dura realidad del país en el viacrucis sampedrano

San Pedro Sula, Honduras.

Grandes y profundas reflexiones sobre el sufrimiento vivido por Jesús y la dura realidad que acongoja al país hicieron los feligreses católicos durante la celebración del viacrucis.

Ayer, como todos los años, miles de católicos revivieron la Pasión de Cristo en donde se recordó su padecimiento desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz.

Desde antes que saliera el sol, los devotos sampedranos formaron parte de las procesiones de las distintas parroquias. En el caso de la parroquia San Pedro Apóstol, el recorrido inició con la primera estación “Jesús sentenciado a muerte”, en al atrio de la catedral.

Foto: La Prensa

La procesión de la parroquia San Pedro Apóstol recorrió parte de la primera calle, la avenida Júnior y toda la siete calle de Guamilito.
El recorrido subió la primera calle sureste, en la 2 y 4 avenidas donde estaban la segunda y tercera estación. Allí pidieron por los hondureños que han caído en el oscuro mundo de las drogas; por los motoristas y ayudantes de buses, rapiditos y taxis que son extorsionados; por el arrepentimiento de las personas que trafican con armas dentro del centro penal y por los sicarios y sus jefes.

Continuaron el recorrido doloroso por la avenida Júnior. En la 3 calle, 4 avenida de Barandillas se encontraba la cuarta estación, en donde la feligresía pidió fortaleza para las familias que han perdido un ser querido; por las madres que han perdido un hijo que se ha ido emigrando de forma ilegal del país y por los estudiantes que son reprimidos por pedir una mejor educación.

Foto: La Prensa

Los jóvenes dramatizaron acontecimientos históricos del sufrimiento de Jesús, pero también hechos actuales como la delincuencia, los vicios, la falta de medicinas en los hospitales y la indigencia.
La quinta estación se encontraba en la 5 calle, 4 avenida. Las súplicas fueron para las personas que cuidan a los ancianos en los asilos; para los que no quieren ayudar a los desamparados; para los médicos que dejan morir a los pacientes por estar en huelgas y por la Corte Suprema de Justicia para que prepare a sus miembros y que estos ayuden a los reos que aún no tienen condena. La procesión continuó por la 7 calle del barrio Guamilito, en donde fueron ubicadas las sexta y séptima estación.

Las plegarias fueron dirigidas para que los musulmanes salgan del fanatismo; por el rescate de Honduras, que está sumergido en la violencia y el desempleo. Además, por los alcaldes que han sido acusados por corrupción; porque se haga justicia en el saqueo del Seguro Social y por los políticos que en elecciones pasadas prometieron seguridad y empleo.

La octava estación, en la 7 calle, 5 avenida noroeste de Guamilito fue dedicada al cese a la violencia familiar; a los jóvenes migrantes y a las mujeres que están en las cárceles. Por los violadores de niños y por los sacerdotes en el mundo que han abusado de menores se pidió en la novena estación, en la 7 calle, 10 avenida de Guamilito.

Foto: La Prensa

El párroco José Canales y monseñor Ángel Garachana lideraron el viacrucis.
El recorrido siguió a la décima estación en la 6 calle, 11 avenida del barrio Los Andes, luego dobló por la 3 calle, 12 avenida exactamente en el Instituto María Auxiliadora donde se encontraba la undécima estación. Los devotos bajaron la primera calle, en la 11 avenida para llegar a la duodécima estación. En la 8 avenida suroeste estaba la decimotercera estación. Hasta culminar la peregrinación de tres horas con la decimocuarta estación “El cadáver de Jesús puesto en el sepulcro”, en la 1 calle, entre 5 y 6 avenida.

Un padrenuestro y un avemaría se rezaron en cada una de las estaciones. En muchas de ellas, jóvenes dramatizaron acontecimientos históricos del viacrucis de Cristo y en una segunda escena hechos actuales como el alto número de muertes y las deficiencias del sistema judicial del país, hicieron reflexionar a los feligreses. Niños, jóvenes, adultos y ancianos entonaron cánticos demostrando la devoción y agradecimiento hacia Jesús por su amor incondicional.

A las 9:00 am, los participantes retornaron a la catedral, donde se realizó la decimoquinta estación.

Foto: La Prensa

La catedral fue abarrotada por fieles que escucharon el mensaje de Viernes Santo.
Mensaje

Monseñor Ángel Garachana, obispo de la diócesis de San Pedro Sula, dirigió un mensaje de Viernes Santo en donde se refirió al viacrucis que viven los hondureños por flagelos como la injusticia, la violencia y la corrupción.

“Estos días de Semana Santa nos invitan a no cerrar los ojos a la realidad del pecado, personal, social hasta institucional. No podemos negarlo, la explotación, los miles de muertos, la pobreza, la indigencia, la falta de educación y de medicinas, no lo podemos negar”.

Recordó que el papa Francisco ha hecho hincapié en que este es el año de la misericordia, un valor que se refleja en el rostro de Jesús.

“El papa Francisco en esa carta para el año jubilar de la misericordia se dirige a los criminales, extorsionadores, asesinos y al crimen organizado, se dirige a ellos y les dice: Dios también los llama a ustedes al arrepentimiento, Dios también los perdona”, manifestó. El obispo mandó a los fieles a evitar el egoísmo, el miedo y el desinterés que no contribuyen a la sociedad.

De rodillas esta señora demostró su devoción por Jesús.
“Que se note que nosotros hemos celebrado la Semana Santa, la semana del amor de Cristo hasta entregarse, y del amor del Padre hasta resucitarlo”.

El sacerdote finalizó pidiendo agradecimiento por el amor de Dios y arrepentimiento sincero por los pecados. “Renovemos el sincero propósito, con la ayuda de Dios de amar como él nos ha amado”, acotó.

A las 5:00 pm, la Iglesia Católica conmemoró el descendimiento de Jesús de la Cruz y el Santo Entierro, donde de nuevo los hechos acontecidos hace más de 2,000 años hicieron reflexionar en las presentes acciones y en la magnitud del amor de Cristo.