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Trujillo cautiva con sus encantos y misterios

  • 24 marzo 2016 /

Trujillo, Colón, Honduras.

Histórico y natural, dos palabras definen a Trujillo; un lugar privilegiado y hermoso en la costa atlántica de Honduras.

Este puerto que fue la primera puerta de entrada del navegante italiano Cristóbal Colón a tierras continentales hace más de 500 años, aún conserva ese legado auténtico en medio de impresionantes paisajes naturales.

Esta ciudad, que hace dos años inició su sueño más anhelado de atraer la industria de cruceros a sus costas, cuenta con un casco histórico impecable, una envidiable bahía, imponentes cerros de espeso verdor y una comunidad garífuna anfitriona.

Su impresionante bahía es una de las bellezas que se imponen en el paisaje natural que ofrece este rincón caribeño que en el pasado fue escenario de enfrentamientos entre piratas y corsarios ingleses.

Foto: La Prensa

Con una variedad de atractivos desde la bahía, cerro Calentura, el centro histórico, la laguna de Guaimoreto, playas y ríos, Trujillo se impone en la costa Atlántica de Honduras.
El azul profundo de sus aguas la vuelve misteriosa, de ellas emergen historias de barcos hundidos llenos de tesoros. El Parque Nacional Calentura, con su majestuoso pico es otro atractivo que resalta el potencial ecológico de Trujillo, aquella villa fundada el 18 de mayo de 1525 por Juan de Medina.

La espesa montaña que se levanta en el sur de la ciudad con un manto verde para recordar que es una área protegida, se presta para las caminatas por senderos.

Las vistas únicas de Islas de la Bahía, Cayos Cochinos y el Valle Aguán desde su pico más elevado es una experiencia que vale la pena vivir.

En el recorrido hacia estos paisajes es posible apreciar loros, tucanes, monos cara blanca, guatusas, venados y otras especies en peligro de extinción.

Sus bondades naturales, ecológicas y culturales convierten a la cabecera departamental de Colón en un verdadero paraíso.
Explorar los bosques de mangle es otra propuesta que ofrece la laguna de Guaimoreto. En este refugio de vida silvestre, la variedad de flora y fauna es uno de los encantos que hacen más interesante su aventura.

El centro histórico, con monumentos que hablan por sí mismos del pasado colonial de esta ciudad, es también para Trujillo el recuerdo de la época dorada cuando las mercancías españolas, holandesas, francesas e inglesas entraban por este puerto.

La fortaleza de Santa Bárbara, la catedral San Juan Bautista y el viejo cementerio son los sitios públicos con gran valor histórico.

También se pueden admirar edificios particulares que aún conservan sus diseños originales. La arquitectura variada de estos monumentos muestran la influencia que tuvo Trujillo no solo de España, sino también de Francia y otros países europeos.

Trujillo cautiva con sus encantos y misterios

La religiosidad popular es otro de los aspectos que resaltan la tradición de Trujillo.
El viejo cementerio que conserva la tumba del filibustero estadounidense William Walker, quien fue fusilado en esta ciudad en 1860 por el estado hondureño, es uno de los sitios más visitados por turistas extranjeros, motivados por las aventuras y ambiciones de este personaje que dominó el mar de las Antillas hace más de un siglo.

Entre historias, encantos y misterios, Trujillo también es acogedor, su hospitalidad y alegría son cualidades propias de su gente; siendo la etnia garífuna la referente. Su cultura y gastronomía también sobresalen en medio de esta particularidad propia de sus pueblos ancestrales. Bailar punta, degustar una sopa marinera, de pescado o machuca a orillas de sus playas de aguas calmadas y cristalinas son posibles en el barrio Cristales, el más representativo de la alegre vida de los afrodescendientes de esta localidad.

La comunidad pech de Moradel, también es otro de los lugares con rasgos indígenas que no pueden pasar desapercibidos en este municipio multiétnico, cultural y religioso.