Hoy se instala la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad (Maccih) en Honduras luego de la firma del convenio que le dio vida en Washington.
El presidente Juan Orlando Hernández en una entrevista con LA PRENSA asegura que la misión viene a fortalecer el proceso de consolidación de la institucionalidad del país.
El mandatario hizo sus valoraciones y recordó que este es el resultado de la iniciativa de proponer, en junio pasado, la creación de un Sistema Integral Hondureño para Combatir la Corrupción y la Impunidad.
Nuestro Gobierno se siente satisfecho y complacido de tener el apoyo de la Organización de Estados Americanos, OEA, en la lucha que mantenemos contra la corrupción y la impunidad en todas sus formas. El acompañamiento es fundamental para fortalecer nuestras instituciones. Por ello debo reafirmar que garantizamos a la Misión nuestro apoyo y la facilitación en los procesos que sirvan para marcar la ruta que emprendimos desde el inicio de nuestra administración. Tenemos un enorme compromiso en el que sentimos, hay voluntad del pueblo y de los sectores sociales que ven en la trasparencia un propósito permanente. Creemos firmemente que la Misión viene a apoyar, orientar, supervisar y colaborar activamente en el fortalecimiento de las instituciones nacionales, responsables finales de derrotar la corrupción y la impunidad.
La ciudadanía tienen razones de peso para cuestionar, por eso soy del criterio que más allá de prometer, la gente espera acciones concretas. En el Congreso estructuramos una base normativa que ha dado espacios para combatir el narcotráfico y otras formas del crimen organizado, como la evasión, el contrabando, el tráfico de influencias, de personas y delitos que han estado vinculados tanto al sector público como al privado. Las respuestas han sido claras y seguimos en esa ruta desde el Ejecutivo, aplicando aquellas leyes a las que en su momento dimos vida. Por eso, la gente tiene la confianza en que tampoco ahora vamos a defraudarles. Mi lucha por la justicia implica educación y salud para todos, empleos y oportunidades para que las familias vivan con dignidad. Como Presidente pienso que la firma del convenio representa un punto culminante de un proceso de diálogo amplio que ha generado fuertes expectativas en toda la sociedad hondureña y que, como en toda sociedad, tuvo la disidencia de algunos grupos y coincidencias de otros.
Combatir la corrupción no es un propósito que se logre nada más con buena voluntad, hay que trabajar en la construcción de una ruta clara. Ha sido fundamental identificar y atacar las manifestaciones de estos fenómenos. El Estado no estaba preparado para enfrentarlo, había un crecimiento desmesurado de las redes de corrupción pública y privada sustentado en niveles crecientes de impunidad. Se identificó que había una ocupación forzada de áreas críticas del Estado por parte de individuos y estructuras delictivas dedicadas a explotar las organizaciones públicas en beneficio propio. Estas abarcaban la malversación de recursos públicos, como el sonado caso del IHSS y los escandalosos desvíos en la compra y distribución de medicamentos, la evasión y desvío de recursos fiscales, en la DEI y la Aduana, el ataque abierto a la seguridad jurídica en el Instituto de la Propiedad, el tráfico de permisos y autorizaciones en materia ambiental, entre otros. Son casos que hemos venido enfrentando y atendiendo con grandes esfuerzos. Hay camino por recorrer, hacia allá vamos y si la Maccih contribuye a resolverlos, bienvenido su apoyo.
Más bien diría corrupción en diferentes ámbitos de la sociedad, no es un hecho exclusivo del sector público, siempre es un tango que lo bailan en pareja: un corruptor y un corrupto, generalmente uno de los actores viene del sector privado.
La impunidad tampoco es un hecho aislado, no surge de un día para otro. Más bien resulta del progresivo deterioro en la integración y funcionamiento de la justicia y todos sus operadores. Por ello este esfuerzo, en el que no dudamos, el acompañamiento de la Maccih servirá en la construcción de instituciones fortalecidas a largo plazo.
Finalmente, Honduras comienza a ver cómo se crean instrumentos para combatir la delincuencia, la corrupción y la impunidad; se comienzan a utilizar adecuadamente mayores recursos financieros, a limpiar, reformar y actualizar las instituciones y la administración y sobre todo producir resultados que han de cambiar la calidad de vida y la seguridad del pueblo. Hemos atacado decididamente el crimen. El territorio hondureño ya no es tierra fértil para los delincuentes. La Maccih es una ventana que oxigena nuestra lucha.
Bueno, no podemos desconocer que hay actores que más que apostarle al combate de la corrupción e impunidad, le apuestan a los réditos políticos. Esto hasta cierto punto es natural, pero no es natural que un político comprometido con el servicio a su pueblo anteponga los intereses de la ciudadanía al logro de frutos en su beneficio. Yo llamo a estos sectores a unirse a la verdadera lucha contra la corrupción.
Si la Maccih no tuviera verdadera credibilidad, seguramente no hubiera naciones u organismos dispuestos a financiar este proyecto, ni el secretario Luis Almagro comprometería a la OEA en esta iniciativa, que ya es modelo, y que no dudamos servirá de guía a otras naciones decididas como nosotros a poner un alto a la impunidad.