Uno de los eventos naturales que ocurren de manera inesperada son los sismos, por lo que es fundamental el permanente monitoreo.
En Honduras se registran de cinco a 10 microsismos diarios, según autoridades de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco).
“Hay sismos que no son perceptibles a la población, pero para los sismógrafos sí; en Honduras se dan entre cinco y 10 microsismos diarios y posiblemente a la semana se dé un evento que la población lo sienta”, dijo Juan José Reyes, jefe de Alerta Temprana de Copeco.
Estos pequeños movimientos de la tierra, oscilan entre 1.9 y 2 grados en intensidad, de acuerdo a los encargados del Área de Monitoreo Sísmico de Copeco.
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Los expertos aseguran que Centroamérica es una de las zonas más vulnerables a movimientos telúricos a nivel mundial y Honduras es uno de los países de mayor fragilidad.
Se estima que a diario en el istmo ocurren entre 17 a 25 leves movimientos sísmicos que van de 1 a 3.5 grados.
La vigilancia de estos microsismos es vital porque así se puede prever un evento de mayor magnitud.
No obstante, Reyes consideró que Honduras es un país que se ha preparado para eventos hidrometeorológicos, como huracanes, derrumbes, inundaciones, entre otros pero no para el tema sísmico.
Pese a eso, Copeco está desarrollando mecanismos que permitan a la población estar preparada para este tipo de acontecimientos.
Asimismo, se está impulsando con la cooperación danesa la rehabilitación de algunas estaciones sísmicas porque no todas están en buen estado, tal es el caso del sismógrafo de La Ceiba, Roatán y Santa Fe. También, se está trabajando con la Cruz Roja para reparar la estación de Comayagua y Marcala.
Reyes dijo que buscan instalar nuevos espacios de registro sísmico en El Coyolar y en el embalse El Cajón.
Sin embargo, hace falta trabajar mucho más con los comités de emergencia municipales para que los hondureños sepan cómo actuar ante un hecho telúrico.
“Una cosa es estudiar el evento y otra cómo actuar en caso de un sismo, tenemos que trabajar en eso para que la educación antisísmica sea más amplia”, manifestó.
En Copeco hacen el monitoreo sísmico nacional, regional y mundial a través de pantallas. Foto: Andro Rodríguez
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Aunque estuvieran en funcionamiento los 12 sismógrafos que están a cargo de Copeco, para el sismólogo José Jorge Escobar, Honduras no cuenta completamente con una red sísmica.
En otros países hay al menos 100 estaciones en operación.
Se refirió a la debilidad del país ante estos eventos y determinó que cuando se utiliza el término “vulnerabilidad” se hace en función de dos cosas: en amenaza y en la forma de construcción.
“Cuando se habla de vulnerabilidad realmente se está pensando en cómo la gente construye, si sigue los estándares. La amenaza es algo que ya no se puede evitar, es decir cuántos sismos peligrosos pueden ocurrir, es un poco más complicado de manejar”, detalló.
El experto explicó que el país está sobre la placa tectónica del Caribe. Igualmente, en el océano Atlántico pasa la placa de Norteamérica y en el Pacífico, la placa de Cocos.
Cuando se habla de una placa tectónica se refiere a un fragmento de litósfera que se mueve como bloque rígido sin que ocurra deformación interna sobre la astenósfera (manto exterior o superior) de la Tierra.
De acuerdo al sismólogo, los terremotos que se dan en el país, ocurren en los primeros 30 kilómetros de profundidad de la Tierra.
Es importante mencionar que hay varios factores que influyen a un impacto fuerte en un evento telúrico.
No siempre los sismos de mayor magnitud son los que causan mayor desastre.
Algunos factores que tienen relación considerable en la cantidad de daños son: la densidad de la población en las regiones cercanas al lugar donde sucede el terremoto.
De igual forma, la profundidad del foco del sismo, el tipo de construcción en la zona afectada, entre otros aspectos contemplados en una publicación del Instituto Hondureño de Ciencias de la Tierra (IHCT) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).
Medición de los sismos
Este mismo documento explica que hay dos maneras diferentes de medir los terremotos: por su magnitud y por la intensidad.
Respecto a la primera medición, es una medida indirecta de la cantidad total de energía que se libera por medio de las ondas sísmicas, durante el evento sísmico.
La escala de magnitud más conocida es la Richter.
En cuanto a la intensidad, se usa la escala de observaciones que es la medida o estimación empírica de la vibración o sacudimiento del suelo.
Lo anterior se hace a través de cómo el hombre percibe las vibraciones sísmicas en el ambiente en el que vive.
Asimismo, se toma en cuenta el grado de daños que causan en las construcciones y los efectos que tiene sobre la naturaleza.