El entrenamiento tiene sello de élite y efectividad. El objetivo es claro: frenar el desplazamiento de embarcaciones camufladas en alta mar que ahora tienen a Punta de Piedra y Limón, en Colón, como nuevos puntos de desembarque para trasegar droga en Honduras.
Elementos de la Fuerza Naval de Honduras (FNH) en la base de Puerto Castilla, en Trujillo, Colón, se arman desde hace un mes de conocimientos y mejoran su nivel de combate contra el crimen organizado, narcotráfico y desastres naturales.
La Fuerza de Tarea Anfibia (marines) del Comando Sur de Estados Unidos se encarga de prepararlos bajo estrategias grupales y de forma simultánea.
“Este despliegue temporal de los infantes de marina forma parte de la larga relación entre nuestros dos países. Es uno de muchos ejercicios conjuntos que se han programado, incluyendo la reciente capacitación de los bomberos regionales con la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo”, explica James Nealon, embajador de Estados Unidos.
Entrenamiento con visores nocturnos, inmersión, combate de supervivencia, buceo y primeros auxilios forman parte de la capacitación que reciben 80 elementos de la Fuerza Naval de Honduras con el apoyo de los marines estadounidenses.
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Para Juan Antonio de Jesús, jefe de la Naval de Puerto Castilla, el apoyo es clave en la capacitación del personal.
Indica que el acompañamiento incluye patrullajes marítimos y cursos de piloto fluvial para adiestrar sobre las operaciones en los ríos, cómo conducirse en una embarcación y en el manejo de botes de combate para la lucha frontal ante una amenaza, como las bandas del crimen organizado que se desplazan en alta mar.
Los entrenamientos incluyen una unidad de buceo móvil y de salvamento, cuyos integrantes son los responsables de capacitar a los buzos de combate.
El adiestramiento consiste en lanzarse sin temor a las aguas para detectar las embarcaciones camufladas utilizadas por los narcotraficantes.
“Pirañas”
El curso Pirañas es otro entrenamiento que recibieron los cadetes de la FNH de sus homólogos estadounidenses, quienes les muestran nuevas técnicas de combate contra el narcotráfico y la protección de los recursos marinos.
El curso permitió además realizar operaciones de corto alcance en unidades de alta velocidad.
Estas fueron desarrolladas en la base naval de Amapala, donde dejaron en evidencia sus destrezas en la supervivencia en tierra y agua, trato de rehenes y prisioneros, manejo de armas de bajo y alto calibre, operaciones ribereñas, motores fuera de borda, maniobras de buques y patrullajes en el mar.
Las estrategias se enfocan en las tareas que los navales hondureños implementan en el Atlántico y en el Pacífico en la lucha frontal contra el crimen organizado.
“Los operativos no cesan. El cierre de espacios es una de las misiones que tenemos y lo hacemos desde el paralelo 15 en La Mosquitia hasta Colón.
Hay un trabajo amplio de coordinación en toda la franja marítima y un intercambio de información con Colombia y EUA para dar seguimiento a las embarcaciones”, explica el comandante de Puerto Castilla.
En este punto, el trabajo de inteligencia es clave para identificar las trazas de los barcos sospechosos de transportar droga y compartir la información para las tareas de interdicción de las embarcaciones que son detectadas como cargueros de droga.
La férrea vigilancia ha generado incluso cambios de rutas y de modus operandi de los grupos.
Por eso tienen a Punta de Piedra y Limón, en Colón, como los nuevos destinos.
Esto los orilla a readecuar rutas de vigilancia y establecer hasta las horas del paso de la droga, lo que les ha permitido interceptar embarcaciones en los últimos días.
Prueba de ello es que el pasado 25 de agosto en una tenaz persecución decomisaron 45 kilos de cocaína que eran transportados en una lancha. En la acción se detuvo a Loran Arrechavala, originario de La Mosquitia.
Durante años, Limón e Iriona han sido utilizados como ruta para tráfico de estupefacientes. Sus costas y sus carreteras han sido manejadas por los carteles para la navegación de lanchas y aterrizaje de avionetas cargadas de cocaína provenientes de Sudamérica.
Más enfoques
El ejercicio tiene también el tinte de proyección social porque contempla una rama aérea y una unidad de logística que trabaja en la remodelación de la base naval de Puerto Castilla, escuelas, centros de salud y otras instituciones públicas de varias comunidades de Colón.
Estas acciones son emprendidas por el equipo de Ingeniería de Combate de la Marina estadounidense.
“La labor de los marines no se limita únicamente a las labores de entrenamiento, se enfocan en un trabajo comunitario social que beneficia a varias comunidades de Colón con la construcción y remodelación de edificios públicos”, explicó Héctor Orlando Caballero, comandante de la FNH.
Nuevo plan de estudios
La capacitación está dirigida a oficiales y suboficiales que fueron seleccionados de las diferentes bases navales en el país.
Ellos se preparan también en defensa personal, primeros auxilios, tiro, manejo de equipos y buceo.
“Como parte de los acuerdos de cooperación entre Estados Unidos y Honduras, los marines llegaron para capacitar al personal y también rediseñan el nuevo plan de estudios del infante de marina en el país.
Es un nuevo currículo estándar con el estadounidense”, informa Antonio de Jesús, comandante en Puerto Castilla.
Con el plan de estudios que está en proceso de aprobación se busca cambiar el enfoque en la formación de los instructores que capacitarán en el Centro de Entrenamiento Naval en Supervivencia en Combate, instructores en artes marciales y puntería.